TORNEO APERTURA
Tras once años en el negriazul y gran un susto que casi lo deja sin jugar al fútbol, el volante tiene sus objetivos claros y asegura que su equipo está para ganar el torneo.
Liverpool es uno de los equipos que están prendidos a la pelea por el Apertura y que espera, cual gacela, que el líder, Deportivo Maldonado, tropiece en cualquier momento. Lo corre a seis unidades, al igual que Wanderers, casual rival negriazul de este sábado en el Viera.
En las previas a los entrenamientos los vestuarios de Belvedere entonan una palabra: "confianza", explica Alan Medina, y añade que aunque van “partido a partido”, están seguros de poder ser competitivos y ganar el torneo.
Silencioso, pero efectivo, Alan es una de las individualidades que le dan fuerza al elenco de Jorge Bava. Sus primeros pasos los dio en el baby fútbol de Potencia. Luego se sumó a la Séptima de la Cuchilla como lateral, pero en el transcurso de las formativas se convirtió en volante, tutelado por Julio Lousteau. Allí es donde se siente más cómodo hoy, pero no se cierra. “Si me decís: ‘Alan ¿te animás a jugar de lateral?’, lo hago con gusto. Ya la hice, pero mi lugar es arriba, en el ataque”, comenta.
En los últimos duelos del Apertura ha logrado un rendimiento destacado y demostrado que se merece la titularidad. “Me ha dado mucha confianza jugar de titular, siempre es lindo y agarrás rodaje y confianza, que venga del técnico es mucho mejor”, explica Alan, que aunque sueña con dar el salto a la Premier League o la liga mexicana, tiene la cabeza puesta en romper una racha.
Más que solo fútbol
Llegó a los 12 años. Ahora tiene 24 y pese a que ya hace tres años de su debut con la primera categoría -gracias al ojo de Paulo Pezzolano- en ese momento su continuidad fue interrumpida por un accidente. Tras sufrir convulsiones fue diagnosticado con una malformación venosa congénita en la cabeza. Esto hizo que, por el lugar que ocupa el fútbol en su vida, el mundo dejara de girar por un momento. “El fútbol es fundamental, te saca de los momentos en los que estás mal. Cuando tuve recaídas porque no jugaba iba a entrenar y se me pasaba todo. Tuve miedo, pero lo tomé con tranquilidad, porque si me volvía loco iba a ser peor. No quería recibir la noticia de que tenía que dejar el fútbol”, recuerda Alan, que tenía la condición de un regreso gradual si quería seguir jugando. La cumplió al pie de la letra, porque no se imaginaba, ahora tampoco, dedicándose a otra cosa.
Cuando llega a casa tampoco suelta el fútbol, porque juega al Play o charla con su novia, también jugadora, sobre los partidos de ambos.
Julieta es futbolista de River Plate y profesora de Educación Física del club Tacurú, donde entrena al femenino, hace ocho años que están juntos y dos que conviven. Mientras cenan se dan consejos sin escatimar en críticas y cuando Alan no está cansado la ayuda en otro de sus trabajos donde reparte muebles.
Las espinas que miran con optimismo
Alan expresa que el sábado no sirve el empate si Liverpool quiere mantenerse en la pelea. “Va a ser un partido pesado. Necesitamos ganar. Hace mucho que no se le gana a Wanderers en el Viera. Eso nos llena de confianza porque tenemos una nueva oportunidad. Vamos a romper con eso”, aseguró el volante, y añadió: “Deportivo siempre juega después así que tenemos que ganar siempre para meterles presión y esperar su tropiezo”.
Pero Alan es positivo y ambicioso, así que atrás de ellos hay un objetivo más grande. “Me quedó una espinita del partido con Rentistas en la final que perdimos por penales(2021) y creo que nos merecemos, por lo menos, pelear la final del Campeonato Uruguayo”, sostuvo el futbolista, que suma 12 gritos de gol y ocho asistencias en 81 duelos con el primer equipo, ganador del Torneo Intermedio 2019 y la Supercopa 2020.