MARACANÁ 70 AÑOS
El autor del gol que valió el Maracanazo fue el último sobreviviente del plantel campeón del mundo y su entrada al túnel de la eternidad fue a los 88 años.
Ghiggia fue dueño de más gloria que de dinero. Nunca le faltó nada, pero tampoco le sobró. Vivía el día a día en Las Piedras, donde era todo un símbolo de la ciudad canaria.
Poco a poco vio cómo todos sus compañeros campeones del mundo de 1950 fueron entrando en el túnel de la eternidad. Cada vez fueron menos para formar el equipo hasta que quedó él como último sobreviviente.
Estuvo en el centro del campo del Estadio Centenario luego del cuarto puesto de Uruguay en Sudáfrica 2010 el día que Diego Forlán compartió con todo el pueblo el Balón de Oro logrado como mejor futbolista del certamen.
La FIFA lo homenajeó al llevarlo para sacar bolillas en el sorteo para la Copa del Mundo de Brasil 2014, porque en definitiva él era más rey que muchos locales en esa tierra en la que era tan respetado como en la suya.
Alcides, como le decían sus amigos, se pasó la vida contando de su hazaña ante el requerimiento de periodistas y de gente común, que se le acercaba para hablar con él solo por tener la recompensa de haber conversado con el tipo que hizo el gol más épico en la historia del fútbol mundial. Eso era (y sigue siendo para muchos que lo hicieron) un motivo de orgullo.
Ghiggia fue un crack como futbolista. Su velocidad, regate, picardía e improvisación -esa que fue clave para batir a Barbosa en Maracaná, pues amagó el centro atrás y puso la pelota contra el palo- lo caracterizaron dentro del campo. Sin embargo, él nunca hizo gala de su leyenda por más que sabía que lo era. Pero fue tan crack Alcides que supo cómo alimentarla incluso en su último día sobre la Tierra.
El 16 de julio de 2015, hace cinco años, se despertaba a los 88 años para celebrar un año más de su conquista, pero entonces ese día eligió volver a gritarlo con sus inmortales compañeros de hazaña. Un infarto lo hizo entrar al túnel de la eternidad. El cuadro quedó completo una vez más.