Alejandro Balbi posa con tranquilidad, sobre el hormigón de un muro que bordea la fachada del edificio donde pasó la mayor parte de sus días de enero, en Punta del Este, y se muestra satisfecho del mercado de pases que logró Nacional en el amanecer del año. A su espalda, merodea un grupo de niños revoltosos, que lo observan hipnotizados desde lejos y toman coraje para pedirle una foto apenas lo reconocen. Dos de cada tres vecinos que pasan también lo saludan y aplauden sus gestiones.
Aunque el tiempo pasa, y las canas delatan su experiencia, él parece que todo lo puede. Todavía, así tenga que seguir al firme liderando el estudio Della Valle-Balbi tras el fallecimiento de su tío, Víctor, repartiendo el resto de su apretada agenda como presidente tricolor y combinando ambas tareas con los compromisos sociales, fusiona su profesión de abogado con su don de dirigente. Le basta con empaparse de noticias antes de ir a dormir para, ahí sí, dejar en reposo un celular resonante, que pide a gritos ser cargado cuando termina el día.
Desde los 16 años, Balbi, que ya tiene 61, está metido en el fútbol y denota en cada una de sus respuestas que el deporte lo sigue movilizando como en los primeros tiempos. Acérrimo defensor del club de sus amores, está convencido de que el presidente de Nacional debería cobrar, como sucede con los jugadores y el entrenador, aunque "seguramente" no será el primer recompensado en lograrlo.
Los pros y contras de ser dirigente, su relación con Luis Suárez, el reclamo de los penales clásicos al colegio arbitral, las contrataciones del 2024 y las diferencias políticas que ve con Peñarol fueron algunos de los temas que repasó, distendido, desde su casa. A continuación, un resumen de la entrevista con Ovación:
-¿Cómo fracciona su tiempo el Alejandro Balbi abogado con el que es presidente de Nacional?
-Le dedicás todo el día, es imposible segmentarlo y decir “esto se lo voy a dedicar al trabajo”, salvo en casos extremos cuando tengo audiencia. Trato de organizarme, pero no es fácil. Nacional es una fábrica enorme a la que recién ahora, como presidente, le tomé el calibre. El teléfono lo tenés que tener prendido todo el día porque puede pasar cualquier cosa. Trato de dormirme informado, con lo último. Desde que soy presidente no suena el despertador porque me despierto antes.
-¿Realmente se puede trabajar a distancia? Porque por más que usted esté sobre los temas, la dinámica de su otro trabajo hace que no pueda estar todos los días en Los Céspedes, como lo hacía José Fuentes.
-A José, como era técnico de fútbol, le gustaba mucho. Yo no voy todos los días, pero cuando me llaman Polenta o el Chino, a los 15 minutos estoy ahí. No soy un presidente que entienda que es importante ver la práctica. José lo disfrutaba... Iván Alonso un día me hizo ver que hay determinados lugares que son de los jugadores y los entrenadores.
-Un dirigente dijo alguna vez que un club de fútbol podía funcionar como una empresa. ¿Comparte?
-Es una empresa que administra pasiones. Las pasiones son intangibles y yo he visto a gente del Poder Judicial o la Fiscalía perder la cabeza en el palco del Parque Central o que me manden WhatsApps que parecen de un hincha de la popular. El fútbol le hace perder la cabeza a gente que en su vida particular es muy ecuánime. Otro viejo dirigente decía: “Al hincha la molestia de la derrota le dura hasta el domingo o lunes si es muy fanático; después se va disipando”. Al dirigente le dura toda la semana. Yo siempre reivindico la figura del dirigente porque parece que cuando ganamos, ganan los jugadores y los entrenadores, y cuando perdemos, como el año pasado, la culpa es solo nuestra.
-¿Le preocupa que no se vislumbren dirigentes en las nuevas generaciones?
-Me preocupa. Lo hablo con muchos colegas con los que tenemos una concepción del dirigente hereditario y hay una razón que es fundamental: hoy la gente joven no concibe trabajar gratis. Hace poco fui invitado al Mundial de Clubes en Arabia Saudita y te puedo asegurar que de los que estaban ahí el único que no cobraba era yo. Ese es el fútbol de hoy. Ahora, ¿sabés una cosa? No voy a ser yo seguramente, pero el presidente de Nacional tiene que cobrar. Y el presidente de Peñarol también. Estoy convencido de eso porque tenés que prepararte, antes ser dirigente y después trabajar todo el día.
-Usted que está en esto desde los 16 años, que visitó los mejores estadios y conoció a grandes jugadores, sabe que también le trae sus beneficios.
-Sí, accedés a cosas que la persona común no accede y esa es la parte linda. Es decir, ver un partido al lado de Beckham y Kaká, como me pasó en el Mundial, no le pasa a cualquiera. Pero son beneficios intangibles. Hoy existen cargos rentados en FIFA y me parece que está bien porque es una industria. Acá en Uruguay se dice “no, a tu equipo no le podés cobrar” y un equipo grande, como Nacional o Peñarol, pierde a grandes hombres por eso. A veces te miran con mala cara por el tema de los viajes, pero vos, como presidente de Nacional, no podés ir a un hotel de dos estrellas cuando el empresario o el jugador van a uno de cinco. Lo decía siempre Paco Casal: “Vas a vender más barato”.
-¿Cómo quedó su relación con Luis Suárez? ¿Volvieron a hablar de la defensa que le hicieron en el Mundial de Brasil 2014?
-Con Suárez nunca más hablamos del tema. Todos sabemos lo que pasó. En su momento se nos juzgó a Jorge (Barrera) y a mí porque habíamos adoptado una actitud en la defensa en la que nosotros éramos las caras visibles, pero había siete u ocho delegados atrás. Es un tema anecdótico que ya pasó. Obviamente que si hubiéramos dicho lo que pasó, que todo el mundo lo vio, le hubieran dado la misma sanción que le dieron. Ahí el objetivo era llegar al partido con Colombia y fue una estrategia jurídica que la gente común no tiene por qué entender.
-Más allá de eso anecdótico, la relación con Luis...
-Es normal. Él vino y no tuvimos la cercanía que teníamos antes. En la vida uno va cambiando, pero en 2022 cuando vino al club compartimos todo el año con normalidad, como se vio.
Acá se cesaron entrenadores por perder los clásicos de verano e ídolos de los equipos grandes. Te marcan el comienzo de temporada y hay que ganarlos.
-En los últimos días, ha tomado fuerza la estadística negativa que arrastra Nacional sobre los penales clásicos, pero en el balance también hay varias polémicas que reclama Peñarol: mano de Erramuspe (Clausura 2018), plancha de Cotugno a Canobbio (Clausura 2019), un supuesto penal de Laborda a Estoyanoff (final de 2019) y otro de Lozano a Arezo en el Apertura 2023. ¿El reclamo al arbitraje es algo repetido en el tiempo o lo marcan ahora para prevenir ser perjudicados en el año?
-Permitime discrepar: esas jugadas que vos nombrás no tienen punto de comparación. No es normal que pasen ocho años y no te cobren un penal. Pero no solo no es normal que no te lo cobren, sino que no hayan habido penales. Hubo, y es una cosa repetitiva que se da en los clásicos. Con los años que tengo en el fútbol, no es normal que todas las polémicas del clásico sean para un lado solo. Arrancamos con el foul de Nacho Sosa a Lucas Sanabria, que fue polémico; los dos penales del primer tiempo, una posible expulsión de Byron Castillo por una plancha y todavía, para completar, termina echando a Mauricio Pereyra y al lado no cobra un claro codazo de Maxi Olivera a Bentancourt. Es muy raro lograr unanimidad en el periodismo deportivo y en esto se logró. Lo dijo Carlitos Bueno, un ídolo de Peñarol.
-No perdamos de vista que esté run-run se está haciendo por un partido amistoso. En esa adversidad, ¿cómo hizo Nacional para ganar tres Campeonatos Uruguayos en los últimos cinco años?
-¿Sabés qué pasa? Para vos es un amistoso, pero los dirigentes, jugadores -y hasta involucro a Peñarol que no me corresponde- no lo toman como tal. Acá se cesaron entrenadores por perder los clásicos de verano e ídolos de los equipos grandes. Te marcan el comienzo de temporada y hay que ganarlos. Esa es la realidad.
-O sea que el reclamo se aboca puntualmente a los clásicos y no a los Campeonatos Uruguayos.
-Ha habido polémicas siempre, pero creo que, salvo el campeonato del 2018, en el que sí hubo una polémica que incide en el resultado final, desde entonces los equipos salieron justamente campeones. Yo hablo de los clásicos y digo que llama la atención porque de repente salvás un semestre si lo ganás. Son campeonatos aparte.
-Después de que el Colegio analice su reclamo, ¿lo ideal sería que Javier Feres no arbitre más a Nacional?
-Yo no digo eso; sí que nos olvidamos rápidamente de todo lo que nos costó conseguir el VAR en todos los sentidos, no solo el económico. Entonces, ¿tenemos el VAR y no lo usamos o lo usamos mal? No hablo para nada de las personas, que son gente de bien, pero se equivocaron como cualquier ser humano. Sí me llamó la atención que el que debía tomarse su tiempo para revisar las jugadas estaba tan apurado para que el juego prosiguiera que no esperó para revisar.
Si fueron a buscar a nuestros jugadores del año pasado, se ve que tan malos no eran, ¿no? Ja
-Nacional se reforzó en este mercado de pases con 10 altas y cerró también el regreso de Mateo Antoni. ¿Qué fue lo más difícil de las gestiones?
-En los mercados de pases siempre lo más difícil para un dirigente es hacer coincidir los tiempos. De repente, yo quiero a un jugador, como nos pasó con Mauricio Pereyra el año pasado, y no coinciden los tiempos. Este año sí coincidimos, pero no es que Nacional se reforzó porque está Recoba o porque es año electoral; yo hubiera querido traer a esta cantidad de jugadores el año pasado, pero no se pudo porque estaban con contrato o las circunstancias familiares lo impedían.
-¿Reforzarse bien garantiza éxito? Está el caso de Peñarol en 2023...
-Nunca. No te asegura ser campeón. De hecho, Peñarol gastó una fortuna el año pasado y salió campeón Liverpool y le ganó claramente las dos finales. Muchos presuponen que se gastó muchísimo dinero y Nacional no se apartó prácticamente del presupuesto que tiene. Y en cuanto a las altas y las bajas, estamos en números iguales.
-¿Los salarios de los jugadores siguen topeados o hubo un pequeño ajuste?
-Siguen topeados.
-¿Qué opinión le merece que Peñarol haya ido a la carga por varios exjugadores de Nacional? Caso Federico Martínez, Daniel Bocanegra, entre otros...
-Si fueron a buscar a nuestros jugadores del año pasado, se ve que tan malos no eran, ¿no? Ja.
-¿Por qué en Nacional no se replica la guerra política que tuvo Peñarol el último año de elecciones?
-Porque creo que, como dijo hace unos días el dirigente Fernando Errico, nosotros ya hace un tiempo aprendimos que cuando nos peleamos nos fue mal. Acá llegó a haber un presidente que denunció penalmente a un dirigente. Pero fijate lo que pasó en la última elección: nosotros, con José (Decurnex), le pedimos a Fuentes, que era de la oposición, que nos acompañara. Y si bien ahora, en la directiva, hay dos dirigentes que no eran de nuestra lista, y a veces tenemos nuestras diferencias, tenemos la mejor relación con todos.
-¿Es apresurado jugarse unas fichas a que usted pueda estar en la disputa de las elecciones del club este año?
-Más que las personas, lo importante es el club. Y el que empiece a hablar de política antes de setiembre es porque no quiere a Nacional.
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