ESPAÑA
"La vida y el fútbol te llevan a madurar", confiesa el lateral izquierdo que está cómodo en Cádiz donde destacan su resistencia, sueña con la selección y “extraña mucho” a Nacional.
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Tan rápido, como lo es dentro de la cancha, accedió a hacer la entrevista. Dispuesto, como lo está a dejar hasta lo último por la camiseta del Cádiz, se mostró para recibir la llamada a larga distancia que unía el mediodía de Montevideo con la tarde de España. Mientras su pareja estaba “dando unas vueltas” y su hija dormía, Alfonso Espino (29) brindó unos minutos de su descanso luego de un entrenamiento “tranqui” porque el viernes enfrentaba al Athletic Bilbao como visitante.
Cádiz, conocida como la “Tacita de Plata”, es una ciudad que lo recibió tanto al Pacha como a su familia en 2019 y que “es muy linda. No hace mucho frío en invierno. El clima es parecido a Uruguay pero con menos frío en invierno”, insiste. “Hay playa, casi todo su alrededor es playa y por eso el apodo, pero no hay un calor sofocante de otros lugares, lo único malo es que hay mucho viento, pero ya estamos acostumbrados a todo acá en la vuelta”, cuenta Espino.
La “vuelta”, sin ir más lejos, integra el campo de entrenamiento del Cádiz que según el propio Espino queda a unos 25 minutos de su casa. Campo de entrenamiento en el que el Pacha pasó gran parte del tiempo cuando llegó al fútbol español porque al arribar en la segunda parte de la temporada 2018-2019 no sumó muchos minutos. Fueron 430 repartidos en cinco encuentros cuando podría haber jugado 19. Cádiz no ingresó a los playoffs y por ende la temporada 2019-2020 le esperaba una revancha a él y a todo el equipo.
El Pacha pasó a jugar 36 partidos de los 42 posibles y como si eso fuera poco, el equipo logró un ascenso histórico ya que no estaba en Primera División desde 2006. “Por el tema de la pandemia se cortó el campeonato y después siguió y no había gente en el estadio. Si hubiéramos ascendido con gente hubiera sido mucho más lindo, pero fue lo que tocó y creo que nos hizo bien el parate porque veníamos más o menos y cuando volvimos nos mantuvimos siempre primeros o segundos”.
Llegó la temporada 2020-2021 con el ansiado regreso a Primera División, pero lo que no volvía era el público. Cádiz logró la permanencia y por eso ahora en la 2021-2022 los hinchas volvieron a las tribunas y con ellos el agradecimiento: “La verdad que la gente está muy agradecida conmigo, pero con todo el equipo en general porque nos mantuvimos en Primera y creo que la gente estaba con muchas ganas de ir a la cancha para vivirlo en Primera y no en Segunda o Segunda B”.
Y ese agradecimiento del hincha llega al Pacha de forma particular: “Dos por tres escucho el grito de u-ru-guay-yo. Mi señora dice que lo escucha casi todos los partidos, pero yo lo escuché el día del gol con Levante en la hora y después alguna más, pero uno se concentra en el partido y no se da cuenta”, sostiene Espino.
¿Qué tiene el Espino de Cádiz que no tiene el de Nacional? Fue la pregunta que lo tuvo pensando un instante. “Pah, es difícil. Creo que vas madurando y te vas haciendo grande. La vida y el fútbol te llevan a madurar y a ser otra persona y otro jugador al mismo tiempo. Hoy soy más completo de lo que era en Nacional porque me ha ayudado la evolución que hay en el fútbol de acá. Yo creo que Nacional es un club muy grande, pero obviamente que jugar en Europa te da para crecer como futbolista porque jugás con mejores y contra mejores”, afirma el lateral izquierdo.
Si de cambios hablamos, el corporal es uno de los que sorprende y mucho más lo hizo en el video que se dio a conocer el otro día en tierras españolas donde se destacaba un incansable ida y vuelta: “No sabía que estaba tan loco jugando al fútbol”, expresó entre risas.
“La gente acá es toda flaquita no ves a ninguno grande y no es que por venir a Europa crecés. Este año parece que físicamente hice un cambio y no sé por qué la verdad porque estoy haciendo más o menos lo mismo de siempre, pero si es para bien hay que aprovecharlo”, reflexiona.
De lo que sí es consciente es de cómo se preparó desde lo físico. “El año pasado había terminado un poco mal con lesiones, dolores, golpes y traté en pretemporada, porque tuvimos como un mes y pico de vacaciones, descansar y despejar un poco la cabeza y para eso me tomé una semana o 10 días, pero después intenté hacer ejercicios o ir al gimnasio para no llegar mal al arranque. El año pasado me fue bien y entonces yo pensé que este me tiene que ir igual o mejor y físicamente me estoy sintiendo muy bien y es como que di un paso adelante y el cuerpo técnico confía en mí y estoy aprovechando la oportunidad”.
“Eso fue medio porque tocó", expresa Espino en relación al día que fue capitán. "Acá los capitanes son por antigüedad en el club y justo los que llevan más tiempo no jugaron por lesión o suspensión y me tocó a mí justo contra Barcelona y fue lindo”, repasa el uruguayo que, por un momento, se olvidó de que tenía esa responsabilidad: “Cuando nos sacamos la foto y terminamos, yo me iba a parar a mi lugar, para el lateral izquierdo y el arquero me dice: ‘Pacha mirá que sos capitán, andá al sorteo’. Yo ya me había olvidado, a ese punto de que no me había dado ni cuenta”, sostiene entre risas.
Y menos mal que fue porque ese sorteo le dejó una anécdota que lo sorprendió: “Yo cuento ahora que Busquets me dijo ‘Pacha’ como si me conociera, como si me hubiese visto jugar. Viste que nosotros nos acostumbramos a verlos por la tele y cuando voy ahí me dice “Pacha, cómo estás” y me saluda como si me conociera pensé 'pah, mirá donde estoy’”. “Me sorprende que todos se conozcan entre todos. Obviamente que en Uruguay también nos conocíamos entre todos los jugadores, pero no sé por qué pensás que acá es diferente, la verdad que acá miran todos los partidos”, sostiene.
También con Barcelona, pero en la pasada temporada le tocó vivir una situación muy especial, pero con Messi: “Me pasó que me hablara sin yo hablarle. Cuando empezó el partido le hablé y le pedí la camiseta, pero justo en el segundo tiempo hay un tiro libre a favor nuestro y estoy parado con él porque quedaba arriba y me dice: ‘mirá el golero nuestro siempre se va para atrás de la barrera’ y yo le digo ‘pero qué vivo, no todos le pegamos como vos, y ahí justo me dijo: ‘dejá, hace un montón que no hago un gol de tiro libre’. Ese momento fue el que más me sorprendió”.
De todas maneras, a Espino le quedó una cuenta pendiente: llevarse la camiseta. “Nosotros le ganamos y me imaginé que estaría caliente y no le quise romper los huevos porque yo termino muy caliente cuando pierdo y supongo que la gente se debe calentar también y no quería molestar”, confiesa quien suele cambiar camisetas con los uruguayos y por eso cuenta con la de Luis Suárez, Josema Giménez, Fede Valverde, Christian Stuani, Darwin Núñez y Facundo Pellistri, entre otros.
En él futuro hay una meta que a Espino, como a todo jugador, le gustaría alcanzar: la selección. “Me gustaría jugar, es un sueño y hay que seguir luchando para eso, obviamente, pero con Mati (Viña) tenemos lateral para rato. Con él compartí plantel en Nacional y tengo una amistad muy linda porque íbamos juntos a entrenar. Lo veo muy bien y ahora adaptándose al fútbol europeo”.
Ese futuro también tiene a Nacional por delante y sin dudarlo afirma: “Sí, me gustaría volver porque se extraña mucho. Tal vez ahora no porque me está yendo bien, pero cada vez que hay clásico o Copa Libertadores te pica el bichito. Eso sí, me gustaría retirarme ahí, pero retirarme bien, con ganas de correr”.
A Nacional lo sigue desde España y por eso está al tanto de todo y el hecho de que hoy Ligüera sea el entrenador no le sorprendió. “Martín es muy crack. Lo mejor que tiene es que como persona es un 10. Él ya decía cómo le gustaba jugar, que los equipos sean intensos e inteligentes y que en los partidos hay momentos y hay que aprovecharlos como para salvarse de las más difíciles”, sostiene sobre quien fue su compañero.