ENTREVISTA
El crecimiento personal y la evolución como entrenador no le hacen dejar de lado su gusto por una idea clara: pensar más en el arco contrario que en el suyo propio.
El largo peregrinar por distintos países y equipos le ayudó a crecer. Aprendió. Maneja más conceptos, mejores herramientas, pero su esencia perdura. Está en su ADN. Alfredo Arias quiere dominar a los rivales con el control de la pelota. Atacar más y mejor. Hoy, cuando las vacaciones se extienden más de lo deseado, le pica el bichito de entrar a la cancha para volver a entrenar.
-¿Siguen las vacaciones?
-Sí, ahora obligadas, pero la verdad es que me vino bien. Después de todos estos años de actividad ininterrumpida, yendo de un contrato a otro, de un lugar a otro, pero ahora ya llevamos dos meses y medio de vacaciones. Estamos disfrutando de la familia y disfrutando de Uruguay, pero digo obligadas porque a mí me gusta estar entrenando.
"La verdad es que me queda la tranquilidad, la alegría y la felicidad que cuando nos llaman no se dan ciclos cortos o que se cortan abruptamente por los resultados. Eso siempre habla a favor del trabajo"
-¿Cuánto tiempo de corrido estuviste trabajando sin poder disfrutar de un tiempo de descanso como lo que te toca ahora?
-Lo último fue casi dos años en Colombia que incluyó la pandemia de coronavirus y muchos meses estuve solo allá mientras entrenábamos por Zoom. Y después las manifestaciones que se dieron justo en Cali que nos agarró en el momento de definición del campeonato y nos perjudicó bastante porque no pudimos jugar nunca de local en el mata-mata. Casi tres campeonatos estuve dirigiendo sin parar ahí en Cali. Antes estuvimos casi tres años en Emelec, dos en Chile, seis meses en Bolivia. Estuvimos por unos cuantos países de América dirigiendo, gracias a Dios, a equipos importantes. La verdad es que me queda la tranquilidad, la alegría y la felicidad que cuando nos llaman no se dan ciclos cortos o que se cortan abruptamente por los resultados. Eso siempre habla a favor del trabajo.
-¿Fue muy complicado el periodo de la soledad provocada por la pandemia?
-Estuve casi cuatro meses y medio solo, solo. No tenía contacto con nadie porque en aquel momento se ignoraba todo lo que era la pandemia y me dejaban los víveres en la puerta de mi departamento y ahí me cocinaba. También fue tiempo para aprender, pero hubo momentos que había que utilizar otras herramientas para ir creciendo desde adentro porque no tenía con quien conversar o no poder entrenar y trabajar y eso empieza a jugar en contra. Igualmente, lo que hay que decir es que somos unos privilegiados, porque tenemos una profesión que nos tratan bien, nos pagan bien y sería muy injusto de mi parte quejarme cuando la mayoría del mundo sí la sufrió. Además, en todos los lados que estuve la gente nos ha tratado muy bien, hemos tenido muchísima suerte con toda la gente que hemos trabajado y lo único que puedo tener es palabras de agradecimiento.
"En todos los lados que estuve la gente nos ha tratado muy bien, hemos tenido muchísima suerte con toda la gente que hemos trabajado y lo único que puedo tener es palabras de agradecimiento"
-De ese recorrido por diferentes países, ¿qué cosas le quedan al entrenador? ¿Qué se hace ahora que no se hacía?
-Creo que debería ser un mejor entrenador que cuando empecé y que cuando me fui, sin duda. El solo hecho de entrenar en otras culturas futbolísticas, en diferentes climas o variables climáticas que en Uruguay no existe, como altura, llano, calor, frío o entrenar y jugar cada muy pocos días de diferencia y a veces prácticamente teniendo que jugar el mismo día en dos ciudades distintas y tener que clasificarlos porque los fixture no te los cambian y si si te va bien estás en todas las competencias que hay, como es en Colombia, sin duda que tenés que aprender, estudiar. No es el mismo entrenador que arrancó en Wanderers haciendo todo subjetivamente que el de ahora utilizando todas las herramientas objetivas que te plantea el fútbol desde saber leer un GPS, saber establecer un cruzamiento con los datos que dan los analistas con las plataformas de software que te entregan los kilómetros recorridos por el jugador, la forma en la que los corrió o dónde dio los pases y con qué efectividad y si fueron en zona de definición o en primera zona. Están los análisis bioquímicos y antropométricos para saber en qué condiciones están los jugadores de un partido para el otro y hay un montón de cosas que día a día se agregan en el fútbol que te aportan datos que hay que leer constantemente y que antes yo no manejaba. No los conocía cuando tuve mis primeras armas en Uruguay.
"Creo que debería ser un mejor entrenador que cuando empecé y que cuando me fui, sin duda"
-¿Querés volver a trabajar en Uruguay? ¿Qué es lo que deseas para tu futuro?
-Lo ideal siempre es trabajar en Uruguay, tener una buena propuesta y encabezar un proyecto en Uruguay. Eso es lo ideal, pero nos ha tocado que tenemos que salir porque hay muchos buenos cuerpos técnicos que están trabajando acá, que lo están haciendo bien y hasta ahora, como te digo, lo máximo que estuvimos parados fue un mes en estos diez años entrenando en Primera división. Ahora batimos el récord y quizás, por cómo viene la mano, porque tuvimos un par de sondeos y yo en ese momento porque recién había llegado opté por esperar para ver si salía algo en Uruguay, descansar un poco y ponerme al día con los afectos y con los abrazos que te faltan cuando estás afuera, ahora pasó un poquito el tiempo y los equipos han consolidado sus equipos técnicos, ya están pensando en los refuerzos, creo que este periodo no vamos a estar aspirando a algo y habrá que estar atentos.
-¿Actualmente hay sondeos del exterior?
-Equipos ninguno, siempre hay sondeos de empresarios o intermediarios que hacen preguntas, para ver si irías a tal país, si un tipo de proyecto te satisface. Eso es frecuente, aunque en la última semana hubo menos consultas. Yo digo que es una nueva experiencia la que vamos a vivir con mis compañeros, porque hablamos de que hay que disfrutar a nuestra familia y al mismo tiempo seguir viendo fútbol de todos lados para tratar de aprender, de mejorar, porque en esto si no aprendés das un paso atrás.
-Si volvieras a dirigir en Uruguay, ¿a qué tipo de entrenador veríamos?
-La esencia es la misma que vieron cuando estuvimos en Wanderers que por suerte pudimos ganar el Torneo Clausura, ganamos la Tabla Anual y perdimos la final por penales con Danubio. Esa es la esencia, después le vas agregando distintos conceptos que te hacen cambiar situaciones o momentos de partidos. La esencia es la misma porque todos los técnicos tenemos un gusto y siempre volvemos a ese gusto.
-¿Y Arias le gusta?
-Que mi equipo tenga la pelota más que el rival, si puedo no dejártela tener lo haré, si te la puedo sacar apenas la pierdo trataré de sacártela, si puedo atacar bastante más veces que el rival lo intentaré. Todo eso redunda en un gusto que es el de mirar más el arco contrario que el mío propio, pero sabiendo que tenés que ser muy cuidadoso en defender bien cuando te toca, porque como arriesgás mucho, tenés que saber defender muy bien. Yo creo que en eso hemos ido mejorando también.
-¿Crees que está prosperando un cambio en Uruguay? ¿Ahora hay más equipos que juegan a cuidar la pelota?
-Cuando yo jugaba algún técnico te decía vamos a salir por abajo, pero a la primera o segunda de cambio porque cometías un error o porque las canchas no eran tan buenas enseguida venía la orden de 'pegarle para allá y vamos a buscar la segunda pelota'. El fútbol de América durante muchísimos años se caracterizó por el saque largo del arquero y todos iban allá a pelear la pelota. A mí lo que me entusiasmó y dije 'pah, como me gusta eso' fue el Barcelona de Pep Guardiola. Antes lo había visto en el Holanda del 74 o en el Brasil del 70, que eran equipos que jugaban, que intentaban someter a los rivales con la pelota y los dominaban porque tenían los mejores jugadores para eso. Nosotros en Wanderers tuvimos números muy buenos y en aquellos tiempos recuerdo que algunos periodistas me catalogaban de 'muy lírico'. El primer año costó muchísimo, porque fuimos ascendiendo en la tabla de posiciones hasta que le ganamos el Clausura a Peñarol. Los jugadores que dirigimos, en un equipo muy joven de Wanderers, saben que nosotros priorizábamos el salir jugando y no tiene nada que ver con querer arriesgar para que alguien diga 'que lindo que juegan', es una herramienta que se crea para que vos puedas tener superioridad numérica y posicional desde que tu arquero cuenta como uno más. Y se hace para poder sacar a los rivales, por lo menos en aquellos tiempos, de la zona de la mitad de la cancha en la que todos se agolpaban cuando sacaban los arqueros. Se hacía muy difícil hacer una asociación de pases así, porque primero hay que bajarla, controlarla. Optamos por salir jugando y obligamos a nuestros arqueros, tuvimos a Martín Rodríguez, Federico Cristóforo y Leonardo Burián a tener que crear nuestra superioridad ahí y obligar a los rivales a salir de esas posiciones defensivas y que dejaran espacios en las líneas. Hoy día prácticamente todo el mundo está jugando a eso.
-¿Y qué viene después?
-Uno de los primeros que ya lo hace y que está contrarrestando eso es Jürgen Klopp porque a cada pase le da un destino hacia adelante y con un vértigo e intensidad impresionante. El otro es Marcelo Gallardo. Sus equipos se caracterizan por tener intensidad y profundidad, los pases pocas veces son hacia atrás y si hay uno hacia atrás el siguiente siempre es hacia adelante.
-¿Por qué crees que nunca tuviste la chance de dirigir a un equipo grande de Uruguay?
-No lo sé, no lo tengo muy claro. Quizás no somos del gusto para quienes toman las decisiones en los equipos grandes de acá. En el exterior me ha tocado dirigir equipos grandes, pero acá no. Hubo algún tiempo, cuando salimos campeones del Clausura con Wanderers, que todo el mundo me decía que era candidato en Nacional, pero nunca nos llamaron. Y ahora tampoco. No tuvimos ningún acercamiento. Obviamente que no depende de nosotros y tengo bien claro que las cosas van a llegar o no llegarán. Yo he dirigido a un equipo del que soy hincha, que es Wanderers, y no soy hincha por nacimiento pero sí por convicción, desde que yo llegué a jugar a Wanderers no tuve otra que hacerme hincha por lo bien que me trataron, por la clase de gente que conocí y porque cada vez que necesité de Wanderers el club estuvo. Fijate que yo me recibo de técnico a los 52 años y quién me iba a dar un equipo si ya no se acordaban quién era Alfredo Arias, pero Wanderers me dio la Sub 16. Y después un año y medio después me dan el primer equipo. Tengo la dicha y el orgullo de haber dirigido al equipo del que soy hincha, claro que después está el desafío y uno siempre quiere dirigir a un equipo grande, pero estará para más adelante o no estará.