Álvaro "Bombón" Meneses: su temprano retiro, el Grupo Casal, la depresión y su presente como DT

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Álvaro Meneses con un cuadro que tiene en su casa con todas las medallas que ganó en su carrera como profesional. FOTO: Marcelo Bonjour.
MARCELO BONJOUR

HISTORIAS

El exjugador fue tricampeón uruguayo con Nacional, jugó mundiales juveniles y fue distinguido como Balón de Bronce, pero se retiró a los 27 y pasó momentos complejos.

"Algunos dicen que fracasé... No sé si fracasé. Yo me crié en un barrio muy humilde del interior, ahora vivo en Montevideo, en mi apartamento, conozco el mundo gracias a la pelota. Tengo un millón de gente conocida que gracias a Dios ninguno me ha dado vuelta la cara cada vez que me ve y a la que conozco del fútbol nos damos un beso y un abrazo. Gente que se acuerda de mí dice que era buen jugador, y buena persona, con eso ya estoy” dice Álvaro “Bombón” Meneses mientras barre el living de su apartamento en el barrio La Blanqueada después de haber ensuciado con el barro de unas pelotas que se usaron para las fotos junto al equipo de Ovación.

El exjugador de fútbol es hoy entrenador de la Quinta División de Progreso. Llegó a ser Balón de Bronce de un Mundial juvenil defendiendo a la Selección de Uruguay y es tricampeón con Nacional, el equipo que lo formó y con el que debutó con 17 años.

“Hubo un montón de circunstancias que me llevaron a retirarme con tan solo 27 años, pero el tema más grande fue la separación con el Grupo Casal y también que ya había como un desgaste del tiempo que había transcurrido en el fútbol y la frustración por no haber podido salir en tiempo y forma. Fue una decisión personal, mi esposa estaba terminando la carrera y creímos que esa decisión era la mejor. Llevaba 10 temporadas en Primera División y ese desgaste influyó. Cerro Largo, en 2009, fue mi último equipo profesional”, recuerda Meneses en su casa, a los 39 años, y con un estado físico bastante parecido al de su época de jugador, aunque con un poco menos de pelo.

Meneses debutó en Nacional con 17 años y fue tricampeón del Uruguayo. FOTO: Archivo El País.
Meneses debutó en Nacional con 17 años y fue tricampeón del Uruguayo. FOTO: Archivo El País.

“Mi separación del Grupo Casal fue de común acuerdo. Agarramos una época tormentosa a nivel interna del Grupo, donde Paco Casal delegó algunas decisiones y, bueno, quedamos ahí en la nebulosa unos cuántos jugadores de generaciones similares como Christian Callejas o Federico Raríz. Fue una época difícil; siento que quedamos un poco relegados. Yo confiaba, los consideraba parte de mi carrera; cuando me tocó salir de Nacional empecé a sentir distancia. Me queda la espina de no haber salido, porque salís y tu carrera cambia. Ojo, hay responsabilidad de ellos pero también mía, porque en aquel momento no tomé las mejores decisiones, empezando por el cuidado personal. Yo le di la razón a algún entrenador que no me quería poner, uno de más joven se pone rebelde y no entrenaba como correspondía para revertir la situación. Yo asumo mi parte, no tengo nada que reprocharle al Grupo”, agrega Meneses.

LA JUVENTUD. Meneses se formó en Nacional y realizó el proceso de juveniles en Uruguay con Víctor Púa. En 1999 jugó el Sudamericano Sub 17 y el Mundial de Nueva Zelanda, donde fue elegido el Balón de Bronce por sus buenos rendimientos en el certamen, donde la Celeste quedó eliminada en los cuartos de final. “Cuando vuelvo del Mundial a fin de año me llaman para hacer la pretemporada en Nacional. Fue todo muy rápido. Hicimos la pretemporada del 2000 con Hugo De León, el profe Gesto; se armó un equipazo, yo era el más chiquito de ahí, subimos cinco juveniles y quedé yo solo, y eso que en ese entonces no se estilaba que suban juveniles, y menos tan chicos en edad. Cuando uno es tan chico tampoco se da cuenta de lo que le está pasando. Seguí en la selección Sub 20, había mucho mareo y tenía inexperiencia”, señala mientras se ceba un mate.

Meneses hizo todo el proceso de juveniles en la selección. FOTO: Archivo El País.
Meneses hizo todo el proceso de juveniles en la selección. FOTO: Archivo El País.

“El grupo me arropó y los que formaban parte fueron los que me enseñaron como persona, cómo comportarme. Había jugadores de peso y trayectoria con Rubén Sosa, el ‘Manteca’ Martínez, el ‘Polilla’ Da Silva, otros más jóvenes como Richard Morales, Carlos Camejo, Mario Regueiro, Marco Vanzini, Alejandro Lembo, Damián Rodríguez y Martín Del Campo, entre otros. Un equipo que logró un tricampeonato”, se explaya el actual DT con una sonrisa en su rostro y sumamente entusiasmado por repasar esos momentos.

Meneses era un jugador de personalidad y desde el principio alternó en el equipo titular. En general los titulares eran Lembo y Jorjão y los que alternaban en la defensa central eran él y Damián Rodríguez.

“Casal vendió a Meneses al Inter de Milán por cuatro millones de dólares”, fue la noticias que se dio por confirmada en algunos medios en el verano del 2001. Pero no era tan así... “Nacional hace un paquete y se lo compra el Grupo. Cinco jugadores entre los cuales también estaban Guigou, Coelho, Del Campo y Varela. Me voy al Sudamericano Sub 20 en 2001 y estando en el Sudamericano veo ‘Meneses al Inter de Milán’, je, bueno bárbaro, divino. Habían firmado un precontrato en teoría. Termina el Sudamericano de Ecuador, no nos fue tan bien como esperábamos. Siempre esperando, supuestamente hubo un partido en el que me vinieron a ver representantes de Inter que yo nunca me enteré. Bueno, ahí quedé, esperando hasta el día de hoy, je”, recuerda entre risas.

El exjugador con el pesado trofeo por haber sido Balón de Bronce en el Mundial Sub 17 de Nueva Zelanda. FOTO: M. Bonjour.
El exjugador con el pesado trofeo por haber sido Balón de Bronce en el Mundial Sub 17 de Nueva Zelanda. FOTO: M. Bonjour.

El Bombón nunca llegó a emigrar. Después de jugar en los tricolores estuvo en Fénix, River Plate, Cerro, Tacuarembó hasta llegar a Cerro Largo, donde colgó los zapatos. “Ahí está el tema de las decisiones personales que uno toma, el pensar que ya está. Viéndolo a la distancia, y como entrenador hoy, el fútbol te exige permanentemente: te exige resultados, profesionalismo, que en aquel momento no era tan así, pero que me causaron muchas lesiones musculares, te exige el cuidado personal, una buena alimentación. Y eso me fue costando... Cuando estaba para jugar sufría alguna lesión, eso te va generando como una aureola rara. Cuando abrí los ojos ya había pasado mi cuarto de hora y después es difícil revertirlo. Pero siempre digo, estoy muy contento con la carrera, con el tiempo que estuve, con lo que logré. No me parece poco para nada: tricampeón, jugué Libertadores con presencias, jugué Mundiales juveniles, gané el Balón de Bronce en uno de ellos. No me arrepiento de nada, son todas experiencias vividas que hoy las intento aprovechar a mi favor”.

LA AMBULANCIA. “Estuve deprimido. A todos nos toca en algún momento en mayor o menor medida. Me aferré a la familia, a los amigos verdaderos; es lo que te saca adelante. Después de un tiempo, donde me llevó dos o tres años encontrarme, entre que me retiré, el pozo depresivo, que nos costó desde el punto de vista familiar, encontré mi lugar, que es el fútbol, pero desde otro lugar que es la docencia por ahora; empecé a prepararme, hice terapia, fui a psicólogo y es fundamental para el deportista encontrar el lugar y el apoyo, la contención. Sin contención es muy difícil poder salir adelante”, cuenta.

“Sentí a los 27 años que no tenía nada más para dar, que lo mejor era alejarme. Es la decisión que tomé y no me arrepiento. Necesitaba alejarme. Después me di cuenta que no necesitaba eso, je, pero en ese momento era lo que precisaba”, dice y profundiza: “La realidad en todo sentido cambia, a nivel emocional, en lo económico, todo. Dejé el fútbol y me fui a trabajar como chófer contratado para la Intendencia. Después manejé una ambulancia un tiempo, que ahí fue uno de los momentos más difíciles de mi vida. Estaba acostumbrado a todo lo saludable y ahí tenía que entrar a los hospitales, trabajar con enfermos, la vestimenta era distinta. Cuando te vas alejando cada vez más de lo que fuiste, empezás a extrañar un poco y se complica. Un día, me acuerdo clarito, me miré en un espejo y estaba llevando a un paciente en sillas de ruedas y yo me preguntaba, esa persona que está ahí, ¿quién es? De camisa, pantalón de vestir, en un hospital. Ahí se enredó el tema pero es cuando te digo que el apoyo de la familia es clave y después de un tiempo, cuando pudimos estabilizarnos un poco más, ‘ta, esto no va más’. Me llama un amigo para ser parte de Basáñez, juego en la C, comienzo a dirigir las juveniles de ahí al mismo tiempo, había empezado terapia, y la cosa se fue encausando. Decido arrancar el curso de técnico y me fui encontrando conmigo mismo”.

Amable, simpático, atento y respetuoso. Meneses cuenta su historia y no se arrepiente de nada, porque cada hecho que le pasó en su vida le dejó un aprendizaje. Y cuenta su vivencia al lado de su esposa, quien fue sostén importante de igual forma que lo es hoy.

Hoy el Bombón Meneses es el técnico de la Quinta División de Progreso. FOTO: Marcelo Bonjour.
Hoy el Bombón Meneses es el técnico de la Quinta División de Progreso. FOTO: Marcelo Bonjour.
A DOS TOQUES

El nivel de vida y la foto con Sara

“Me pasaba en los trabajos que estuve que me reconocieran y es duro. ‘Pero vos tenías todo’, ‘ah, ¡Meneses! Vos andabas volando, ¿Qué te pasó? Esas eran algunas de las cosas que me decían. Y era duro, eh. Después uno lo asume. Hay que darse cuenta del momento en el que estás, darse cuenta que el nivel de vida que tenías como jugador ya no está es lo más difícil. Y cuando no hay gente que te rodea que la tenga clara... Es cuando la pasás realmente mal”. 

Álvaro y Cecilia tienen una hija de nueve años: Sara. Por ende, ella no era nacida cuando se desarrolló la corta carrera futbolística de su padre. Pero al Bombón siempre le quedó en el debe entrar a una cancha y sacarse una foto con su hija. Y lo pudo lograr cuando en 2014 volvió a jugar en Basáñez, en la Segunda División Amateur. En la foto, que tiene un lugar privilegiado en el living de la casa, también está un sobrino en brazos y su suegro. “Con esa foto se pudo sacar una espina. Yo creo que solo por eso volvió a jugar” cuenta Cecilia con una sonrisa.

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