El entrenador de la Tercera División de Nacional, Álvaro Recoba, recordó viejas épocas como futbolista y reveló el momento en que estuvo a punto de no escribir su historia. Al menos no como la conocemos hoy; como el jugador consagrado, que, de la mano del fútbol, desfiló por Danubio, Nacional, Italia, donde llegó a ser mejor pago del mundo, y Grecia.
Tenía apenas 17 años. Había pasado un mes entrenando con la selección uruguaya Sub 17 en el viejo Estadio Charrúa, pero Rudy Rodríguez decidió dejarlo afuera de la convocatoria para el Mundial de la categoría en 1993. Fue entonces que pensó: "No juego más".
"Le dije al entrenador de ese momento: 'Me imagino que tengo algún día libre, ¿no?'. 'Sí, sí', me dijo. Tenía tres, cuatro, días libres que fueron una semana. Pasaron 15 días, volví a entrenar y no me dejaron. Me fui a mi casa 15 o 20 días más hasta que un día Carita Vecino me dijo 'tenés que entrenar' y yo le decía 'no juego más', relató.
En diálogo con el programa Seré Curioso de VTV, el Chino dio más detalles de ese momento. Estaba en la casa de su amigo cuando allegados a Francisco "Paco" Casal se le presentaron para decirle "mirá que tenemos cerrado (el pase) con Nacional".
Entre otros temas, se refirió al vuelco de su carrera tras esa visita y revivió algunas de las vivencias que tuvo la selección uruguaya, con la que en 2002 quedó afuera del Mundial de Corea y Japón en fase de grupos.
Recoba dijo haber padecido la única Copa del Mundo que jugó y así lo contó ante las cámaras: "A ese Mundial no lo disfrutamos. Nunca estuvimos en el Mundial. Estábamos en una concentración a 100 kilómetros del aeropuerto donde aterrizaba el avión, en un complejo con cuchetas. Del aeropuerto teníamos dos o tres horas para ir a jugar el partido. (...) El día que quedamos afuera y volvimos a buscar las cosas a la concentración nos enteramos que en un lugar aparte había una mesa de ping pong y un futbolito".
Dio por descartado que en aquel plantel mundialista hubiera "dos bandos" y agregó que siempre tuvo "buena relación" con todos los compañeros. "Le podés preguntar a cualquiera si en algún momento yo me comporté mal o si me sentí agrandado. Después, si alguno esperaba algo más de mí, y bueno... yo capaz que también esperaba algo más de los demás”.
Consultado por su regreso al fútbol uruguayo y puntualmente por la tarde en que fue silbado por el Gran Parque Central vistiendo la camiseta de Danubio, el Chino reconoció que la reacción fue "merecida" y que incluso su padre lo insultó tras aquella decisión. De todas maneras, entendió que en ese momento era lo correcto.
A propósito de Nacional y su futuro como entrenador, se definió como un técnico "convencido" de que está en un equipo grande. Asimismo, expresó: "No voy a tener toda la suerte de dirigir un equipo grande, pero, para estar, tenés que tener personalidad, ir para adelante.
"Estoy feliz en donde estoy. Me siento capacitado para dirigir en cualquier lado. Después, si estás a la altura, lo dirá el trabajo o los resultados. Soy feliz en donde estoy. Tengo unos jugadores que son divinos, que tienen la misma ilusión que yo tenía", señaló.