Fue como si lo hubiesen desenchufado. Se había quedado dormido, hacía solo cinco minutos que había subido la escalera hacia su cuarto mientras esperaba la entrevista. Tiene esa habilidad desde chico, comentaron mientras lo despertaban tras una puerta que llevaba un cartel “Anderson Duarte” y que había estado en su casillero de la selección mayor a la que había sido citado tras ser campeón del mundo Sub 20. Así también se había dormido el día de la caravana en Tacuarembóy tras los festejos en Argentina, con la diferencia de que ese día no recuerda cómo llegó a la cama. Sí recuerda que en Montevideo su primera comida fue arroz del día anterior y panchos fritos.
Lo rodean más de 30 pares de zapatos. "Antes no tenía ninguno", dice. Su madre no podía comprárselos. Tampoco podría haber ido a la final del Mundo, pero, sin saberlo, Anderson (19) la divisó en la tribuna del Estadio Único Diego Armando Maradona. Luego, le regaló una de las camisetas de la final y ahora está más cerca de cumplir el sueño de comprarle una casa. Mientras tanto él vive con Victoria, Aina y Juan Gragnulatti (el representante que lo captó en Rincón de Carrasco en su último año de baby) que lo acogieron cuando la pandemia casi lo obliga a poner en pausa su carrera y regresar a su ciudad natal. Este día del padre el saludo de Anderson fue para Juan.
A continuación, un resumen de la charla con Ovación:
-¿Cómo son los primeros días al tomar consciencia de ser campeón del mundo?
-Estoy muy feliz de poder lograr lo que nos propusimos con la banda. Pasaron unas semanas, estoy un poco más tranquilo, cambié la cabeza. Estoy en Defensor y trato de no preocuparme tanto por lo que logré, sino por estar enfocado ahí. Todavía no lo puedo creer, me genera mucho orgullo, porque jugar un Mundial y ganarlo es lo máximo, es algo que uno sueña de chiquito, mirando a sus grandes ídolos.
-¿Lo imaginabas así?
-La verdad, no. Sí fuimos con mucha ilusión, sabíamos que podíamos llegar lejos, porque nos habíamos planteado los objetivos y por suerte pudimos conseguirlo.
-¿Cómo fueron los festejos a la vuelta?
-Con mucha alegría, emoción y orgullo, porque no imaginamos lograr algo tan histórico para nosotros y nuestro país. En el hotel hicimos mucho relajo. No sé hasta qué hora festejamos, ni quién me acostó. Estaba vestido, pero no tenía ni billetera ni celular, tampoco zapatos.
-¿Hiciste alguna promesa?
-Antes del Mundial me estaba yendo mal en las prácticas, no estaba pasando por un buen momento, y le dije a Rodrigo, que trabaja en GBG (la empresa que lo representa), que me iba a meter en esa lista, que iba a dar lo mejor para ser protagonista en el Mundial. Por suerte se cumplió.
-¿Y tu familia?
-Solo agradecerles, siempre estuvieron, me acompañaron todo el viaje. A mi madre que apareció en la final, que jamás me lo imaginé. Verla me llenó el alma. Me puse a llorar con ella.
-¿Fue una sorpresa?
-Sí, yo no sabía nada. Estábamos dando la vuelta olímpica, fui para atrás del arco donde Luciano (Rodríguez) hizo el gol, miré para la tribuna y vi. Fue tremendo.
-Llevaste la bandera de Tacuarembó, donde te criaste
-La llevé porque es de donde vengo y siempre digo que no hay que olvidarse de las raíces. También lo hice porque mucha gente de ahí me conoce, sabe por todo lo que pasé, me quiere y me ha apoyado. Eso es lo que puedo hacer para devolverles todo el cariño.
-¿El Mundial fue una especie de revancha tras lesionarte en el Sudamericano? ¿Tenías incertidumbre de estar en la lista?
-En principio sí, como en el Sudamericano me tocó pasar por una mala jugada… Pero depende de uno, hay que estar fuerte de cabeza, prepararse el doble porque era un campeonato más exigente. Por suerte tuve la capacidad mental para afrontar eso, que fue muy difícil. Se dio todo como lo planeé y ahora disfruto.
-¿Con alguno de tus compañeros fuiste más compinche?
-Con el que siempre me juntaba, hablábamos de la familia, de nuestras vidas, de cómo veníamos, fue con Luciano Rodríguez. Tengo un trato muy especial con él y siempre charlábamos antes de los partidos o tomábamos mates al levantarnos a la mañana.
-Me quedó grabada la imagen en la que no podías parar de llorar cuando estaban por pasar a la final. ¿En ese momento en qué pensabas?
-Por mi cabeza pasaron muchas cosas. Principalmente mi madre, que cuando era chico me llevaba a las prácticas, lloviendo, con calor o frío, salía del trabajo para hacerlo. También pensé en mi abuelo que no está y que siempre me dijo que quería verme en televisión. Pensé en todo lo que pasé en el Sudamericano, la lesión. Fue una acumulación de emociones, no podía aguantarme de largar ese llanto.
-En la final te sacaste una foto con un cuadro, ese era tu abuelo ¿querías que esté presente? ¿Hasta cuando estuvo en tu vida?
-Exactamente. No me acuerdo muy bien la fecha, pero fue en pandemia. En 2020 nos tocó quedarnos con unos compañeros en la casita de Defensor por el covid. Uno de esos días mi mamá me llamó y me dijo que mi abuelo tenía 12 horas (de vida). Me pegó muy fuerte, estábamos pasando por un buen momento y no pude despedirme. Creo que él está en un lugar más tranquilo y orgulloso de mí.
-¿Crees que si no tuviesen acogido en este hogar hubieses logrado ser campeón y el presente que tenés?
-Vicky y Juan (uno de sus representantes y su pareja) fueron fundamentales. Cuando la casita de Defensor cerró me tenía que ir a Tacuarembó, no tenía otro lugar y ellos me aceptaron acá. Dijeron que se iban a hacer cargo y tomaron una responsabilidad que no era fácil, era adaptarse a tener un hijo más. Creo que no hubiese sido el mismo si me volvía. En Tacuarembó hay mucha droga, gente mala.
-¿Cómo viviste la caravana en Tacuarembó?
-Fue tremenda porque jamás imaginé que iría tanta gente. Me hizo muy feliz ver a mis compañeros que también juegan al fútbol ahí y me saludaban. Al cuarto día que volvimos me llamó el intendente, (Wilson) Ezquerra, y me preguntó si tenía algún día libre, que estaban planeando un reconocimiento para mí y una caravana.
-Visitaste el Policial, equipo donde empezaste, los niños estaban como locos.
-Fue tremendo, como cuando yo era chico e iba Aldo Díaz (exdelantero uruguayo) al estadio Goyenola, saltaba de alegría. Mucha gente me dice que soy un ejemplo para ellos y trato de transmitirles mi cariño porque estuve de ese lado. En la visita les dije que luchen por sus sueños, que siempre hay que mantener la humildad y recordar de dónde se viene.
-Uno de tus sueños era poder darle una mejor vida a tu mamá y comprarle una casa. ¿Sentís que estás más cerca?
-Sí, cada vez se hace más corto ese sueño, pero tampoco hay que salirse del foco de lo que estoy haciendo. Ya llegará, mientras tanto seguiré trabajando y cuando llegue el momento decirle: ‘Ma, esto es tuyo’. Ese día seré muy feliz.
-¿Qué te dijo cuando pudiste hablar con ella?
-Que estaba muy contenta y que nunca imaginó que ese niño tan travieso que era de chico iba a lograr tantas cosas e iba a generar tanto en un pueblo tan chico. Se merece todo, lo que hago y es por y para ellos (hermanos).
-Volviste y tuviste la oportunidad de estar con Bielsa y la mayor de Uruguay, ¿qué tal la experiencia?
-Fue única, nunca imaginé estar de ese lado y pude compartir ese momento con ellos. Fue tremendo. Grandes personas dentro del vestuario, con el técnico bien, aunque nos habló poco. Ese día lo guardaré para siempre.
¿Bielsa te dijo algo en particular?
-Él no salía mucho a los entrenamientos, sino que se encargaban los los ayudantes, se presentaba cuando hacíamos fútbol, pero no hablaba mucho, solamente hacía correcciones.
-Seguro recibiste muchos mensajes, pero te quiero preguntar por Luis Suárez. Sé que suele darte consejos, ¿te escribió?
-Sí, me mandó varios mensajes. Durante el Mundial también. Le dije que gracias por estar. Nunca imaginé que un ídolo te fuera a hablar y a aconsejar tanto como lo hace él. Eso también habla de la humildad, de su personalidad. Lo que siempre me dice es que nunca me conforme, que vaya por más, que siempre busque un poco más, porque siempre hay algo para mejorar día a día.
Volviste el otro día a la titularidad y al gol ¿ crees que ser campeón del mundo te da otro tipo de confianza a la hora de jugar?
Venir de un Mundial y hacerlo bien te da un poco más de confianza para soltarte un poco, creo que yendo a poco y agarrando confianza de vuelta en Defensor nos va a ir muy bien.
¿Se les consultó a ustedes para formar el plantel que fue la Copa Libertadores o fue una decisión del entrenador y del club que no fueran los campeones del mundo?,
Yo no sabía nada, nunca me preguntaron. Creo que eso lo decide el club y el técnico de esa generación. Me hubiese gustado poder jugar una Libertadores con la Sub 20, pero eso no lo decidimos nosotros y toca estar acá, tratando de mantenernos arriba con la Primera
-Flamengo se interesó por vos. ¿Te ilusiona esa posibilidad o te gustaría dar el salto a Europa?
-Si te digo te miento, mis representantes me comentaron que había ofertas, pero no sé nada. Sigo trabajando día a día y mi cabeza sigue en Defensor. Cuando llegue el momento será y me iré.
-Hoy que sos campeón del mundo y estás pasando por este buen momento, qué le dirías a aquel Anderson que lloraba por las noches llamando a su mamá
-Que siga luchando y trabajando con humildad. Cumpliendo su objetivo porque creo que no hay que conformarse con solo esto. Sí, es lindo, pero siempre hay que seguir por más. Y nada, estoy feliz.
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