LOS HECHOS DE 2O21
Todo lo que podía salir mal, salió mal... y Uruguay está séptimo en las eliminatorias
Si hay varias maneras de hacer una tarea, y uno de estos caminos conduce al desastre, entonces alguien utilizará ese camino“, dijo una vez el ingeniero espacial estadounidense Edward Aloysius Murphy. Y su advertencia pasó a ser conocida como Ley de Murphy, que puede resumirse en la frase “Si algo puede salir mal, va a salir mal”.
Durante 2021, Mister Murphy parece haber jugado en la Selección uruguaya, pues casi siempre los resultados fueron adversos más allá de esperanzas o procedimientos.
Uruguay tuvo una mediocre campaña tanto en la Copa América de Brasil como en las eliminatorias para Catar. Y cuando todo parecía encarrilarse con un tercer puesto en la tabla rumbo al Mundial, producto de un empate como visitante y dos triunfos como local en la primera triple fecha de año, todo lo que podía salir mal salió mal… De esa forma, el equipo celeste quedó séptimo en la tabla, fuera de la zona de clasificación e incluso del repechaje; el cuerpo técnico encabezado por Óscar Tabárez fue cesado luego de 15 años en que fue modelo internacional de organización y la designación de su reemplazante demoró casi un mes.
Ya en el inicio de 2022 esperan cuatro partidos decisivos para revertir esa situación, bajo la dirección de un nuevo técnico, Diego Alonso, encargado de tomar ese hierro caliente y llevarlo hacia Catar.
HASTA EL VAR... La pandemia alteró y comprimió el calendario de las eliminatorias. En 2020 se disputaron apenas cuatro fechas. La competencia se reanudó el 3 de junio de 2021. Ese día, ante Paraguay, la Celeste tropezó por primera vez contra un problema desconocido en tiempos recientes: la falta de gol. También chocó contra un grave error del VAR, que anuló mal un gol de Jonathan Rodríguez. El resultado fue un empate sin goles. Cinco días más tarde, un equipo uruguayo todavía más desteñido tampoco pudo convertir ante una Venezuela plagada de ausencias. Ya se advertía una crisis de juego: Murphy pedía para ingresar al equipo.
La Copa América de Brasil, en duda hasta último momento por la situación sanitaria en el país anfitrión, podía sin embargo ser el tiempo que Tabárez necesitaba para cerrar filas y reorganizarlas.
Allí se empezó mal, perdiendo ante una Argentina utilitaria con un gol inicial de Guido Rodríguez y sin mostrar mucha capacidad de reacción. Se mejoró un poco ante Chile, aunque terminó empatado. Frente a Bolivia se logró el dominio completo del encuentro, aunque costó horrores traducirlo en goles. Fue solo 2-0 lo que un par de años antes hubiera terminado en goleada. Y se cerró la serie con otro triunfo que dejaba cierto espacio a la esperanza, 1-0 sobre Paraguay.
Por los cuartos de final el rival fue Colombia. No se pudo definir en los 90 minutos, por lo cual hubo que ir a los penales. Y lo que podía salir mal en esa instancia salió mal: ganaron los colombianos.
En septiembre se reanudaron las eliminatorias con una triple fecha. Pese a Murphy y las lesiones de varios jugadores importantes, Uruguay logró el empate en su visita a Lima y le ganó a Bolivia y Ecuador (en la hora, con la emoción que eso encierra) en Montevideo, con lo cual alcanzó el tercer puesto.
EN BAJADA. Sin embargo, la siguiente triple fecha amenazaba con la plena aplicación de la ley de Murphy: en octubre, luego de Colombia, había que visitar a Argentina y Brasil. Y para noviembre, Argentina venía a Montevideo y había que subir a La Paz. El reajuste del fixture por la Conmebol determinó que los compromisos difíciles se presentaran en fila, sin tiempo para un respiro.
Se jugó muy bien el primer tiempo contra los colombianos y no se pudo convertir. Lo demás, como se sabe, fueron cuatro pesadas derrotas, que enviaron a la Celeste al séptimo escalón y arruinaron la diferencia de gol en la tabla. De pronto, todo lo que podía salir mal... Algunos de los referentes en la cancha mostraron una declinación atlética y futbolística preocupante, pero hasta los más jóvenes decepcionaron. El equipo siguió sin gol ni capacidad de reacción. Incluso se cedieron goles por graves errores propios. Ante eso, Tabárez pareció quedarse sin respuestas.
Después de pensarlo y no decidirse en octubre, las autoridades de la AUF terminaron cesando a Tabárez al regreso de La Paz. Fueron entonces por la contratación de Marcelo Gallardo, a quien consideraban el hombre justo para este momento. Pero como lo diría Murphy, la gestión podía salir mal, teniendo en cuenta que el Muñeco estaba a gusto en River, donde además ganaba una fortuna, y la AUF solo le podía prometer un riesgoso desafío. Después de una espera de 20 días, Gallardo anunció que seguía en su club.
Entonces, en pocas horas y luego de evaluar a otros candidatos, se designó a Diego Alonso. Aunque a la distancia, el Tornado comenzó a trabajar de inmediato.
Cuando este 2021 sea un recuerdo aún fresco, llegarán los partidos que decidirán la clasificación. Los problemas con los futbolistas no han cesado (Muslera, Godín, Cáceres, Cavani...) e incluso Alonso se contagió de coronavirus, lo cual demoró su llegada al país, pero hay margen para la recuperación. El tema es no dejarle más espacio a ese tal Murphy.