Hace 40 años, Nacional se consagraba campeón del mundo en Japón

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Gol de Victorino

ANIVERSARIO

Memorable triunfo sobre Nottingham Forest con un gol de Waldemar Victorino

Encender el televisor de madrugada, sentarse en el sofá con un mate y la bandera: el ritual de las trasnoches siguiendo a los clubes uruguayos en la Copa Intercontinental desde Japón comenzó hace ahora 40 años, con el partido Nacional-Nottingham Forest, que marcó el segundo título mundial tricolor aquel 11 de febrero de 1981.

Nacional era el campeón de América y buscaba concretar el desafío frente al campeón europeo, como venía ocurriendo desde 1960. Pero en los años anteriores los europeos se habían desinteresado de la Intercontinental, que estaba en peligro. Largas negociaciones de los dirigentes de Nacional y la Conmebol, coronadas con la aparición de un patrocinador, la marca Toyota, significaron el relanzamiento de la competencia, a partido único y en Tokio.

El tricolor había conquistado la Copa Libertadores con una campaña impactante, bajo la conducción del técnico Juan Martín Mugica y el preparador físico Esteban Gesto. La suma del trabajo de ambos profesionales dio como resultado un sistema de marca hombre a hombre, poco habitual por esta parte del mundo, apoyado en un perfecto estado físico, que se completaba con un ataque veloz y punzante. Y el respaldo en la cancha de tres veteranos del Nacional 71: Víctor Espárrago, Juan Carlos Blanco y Julio César Morales.

Frente a Nottingham, que había ganado la Copa de Europa en 1979 y 1980, estuvo el mismo equipo de la final de la Libertadores ante Inter de Porto Alegre, salvo dos cambios: Rodolfo Rodríguez; el líbero Blanco; José Moreira, Daniel Enríquez (en lugar de Hugo de León, transferido a Gremio) y Washington González; Denis Milar (por Eduardo de la Peña, lesionado), Espárrago y Arcenio Luzardo; Alberto Bica, Waldemar Victorino y Morales.

Nacional se impuso con un gol de Victorino a los 10 minutos, bien defendido luego (Rodolfo Rodríguez tuvo extraordinarias atajadas). Y completó así una memorable campaña, que incluyó además el Campeonato Uruguayo 1980.

El 9 de Nacional definió el partido de Tokio con su gol, como antes lo hizo con la Libertadores y la Copa de Oro. Victorino recibió un Toyota Celica del patrocinador como mejor jugador del partido. Otra tradición de la copa que nació en 1981.

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