Antonio Galeano: el video que vio y calcó con Lozano, su resurrección en Nacional y la "deuda" de Izquierdo

En entrevista con Ovación, el futbolista paraguayo dio detalles de su charla con Recoba para hacer un clic a principio de año y reconoció que "nunca" había vivido algo similar al clásico del domingo.

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Antonio Galeano en Nacional.
Foto: @Nacional.

Las roscas de pan casero, la “chipa” y los “cocidos” están habilitados para toda persona que visite Asunción o algún estadio de fútbol en cualquier otro rincón de Paraguay. Son hábitos casi tan típicos como el de aquel que en Uruguay vende alfajores, ofrece promo de papitas o se pasea por la tribuna con café caliente en una noche de invierno. Para Antonio Galeano (hoy en Nacional), era el mejor desayuno posible que le podía servir su abuela.

De su historia se sabe poco, o prácticamente nada. Tanto que en el navegador las búsquedas se limitan a jugadas, goles o resúmenes de partidos suyos. De su vida privada apenas saltan algunos datos puntuales, como que está casado, al scrollear con mucha atención en sus redes sociales.

Galeano es un chico de bajo perfil, que muestra ser franco y de entrada reconoce que demoró la entrevista por haberse quedado dormido, pese a tener calculados a la par de un ingeniero los tiempos de sus siestas. Duerme siempre entre “45 minutos y una hora” en la tarde para recuperar la energía gastada en los entrenamientos de la mañana y descansar con tranquilidad por la noche.

Tiene, a pesar de su larga experiencia, apenas 24 años y hoy está viviendo uno de los mejores momentos de su carrera futbolística desde que desembarcó en Uruguay, hace más de un año, como un completo desconocido. Fue entonces cuando el presidente Alejandro Balbi se animó a dar las primeras referencias sobre él: “Es bastante similar a (Alfonso) Trezza, con alguna virtud mayor para finalizar jugadas”.

Nada de eso se había visto hasta que llegó enero y en plena pretemporada hizo un clic y se destapó. Se animó a recapacitar sobre su timidez y, con el acento paraguayo característico, tuvo una charla seria con Álvaro Recoba, el entrenador de turno. Le planteó todas las inquietudes que tenía: “No soy de hablar tanto; soy un poco tímido y prefiero trabajar en silencio. Esa vez veía que jugaba con una línea de tres, con dos carrileros, y como no estaba teniendo oportunidades tenía que hablar. Tenía que decirle que también me gustaba la marca, correr la banda siempre. Con Hernán Crespo, en São Paulo, jugué casi un año de carrilero derecho. Entonces, le dije al Chino: ‘Te puedo jugar ahí y cumplirte si me necesitás’. Creo que, como yo no hablo tanto, se sorprendió y le llegó el mensaje. Me puso en los amistosos de verano y le rendí. Desde ahí pensé en que hay que hablar siempre con cada técnico”.

San Pablo vs Nacional
Antonio Galeano defendiendo la camiseta de Nacional.
Estefania Leal/Archivo El Pais

Esa cara introvertida de su personalidad también estuvo presente cuando conoció a Sofía, su señora, que casualmente estaba en la tribuna viendo a Cerro Porteño el día que debutó e hizo un gol. Como si estuviera encarando por la punta, se enteró de un comentario de ella, le escribió y metió el gol de su vida: “Mi señora era mi vecina. Vivía muy cerca de mi casa y yo la conocía desde hacía tiempo, pero no me atreví a escribirle. Después, empezamos a hablar. Me ayudó bastante y ahora está conmigo siempre. Ella hace el mejor trabajo porque, cuando tengo un partido malo, llego a casa y me recarga de energía”.

Mirando por el espejo retrovisor, Galeano reconoce que antes solo hablaba de sus problemas “con Dios” o en su defecto con ella. Pero las buenas migas con Gabriel Báez, Alexis Castro, Gastón González, entre otros, lo ayudaron a soltarse y a mostrar otra faceta en 2024, año en el que ya tiene casi a la par los goles (7) y las asistencias (6).

En el clásico del domingo, sin embargo, le tocó ser suplente de Jeremía Recoba y esperar por su chance desde el banco. Una serie de hinchas lo venían cuestionando por haber bajado el nivel y en algunos casos hasta lo relacionaron con su reciente renovación de contrato (hasta fines de 2025). Pero ninguna voz externa le hizo ruido: “En la semana estaba tranquilo. Faltando tres días para el partido Martín (Lasarte) me había dicho (que no iba a jugar) y no hubo ningún problema. Siempre hay que estar atento por si pasa algo o tengo que entrar. Todos los compañeros son así. Tenemos un grupo fuerte mentalmente. Todos nos ayudamos. En el banco lo viví como un hincha más de Nacional. En el clásico se te va la cabeza y por eso le pasó lo que le pasó a Mateo (Antoni). Cualquier hincha hubiese ido de frente a decir de todo sin pensar. Cuando me llamó Martín, ya estaba a 1.000 por hora. No es fácil entrar al mismo ritmo que todos en un partido así”.

Boston River y Nacional
Antonio Galeano controlando una pelota por el aire.
ESTEFANIA LEAL/Archivo El Pais

Las vueltas de la vida quisieron que de un centro defectuoso suyo -que no pudo despejar Leonardo Sequeira- llegara la jugada del segundo gol de Nacional. Casi que a continuación, las bengalas, las bombas de estruendo tiradas a la cancha y cuatro tribunas enteras que subieron el volumen de sus cánticos cambiaron la tónica de la escena.

Todo lo vivido esa tarde lo resume en dos expresiones opuestas: “mágico” y “preocupación”. “Era algo mágico: no podías escuchar lo que decía Martín, era impresionante cómo cantaban, cómo no se callaban en ningún momento. Yo nunca lo había vivido y eso te da más motivación todavía para sacarle una sonrisa a la gente y que salga en la calle diciendo ‘soy de Nacional’, ‘este es mi Nacional’. Pero lo que más me preocupaba eran las bombas que entraban a la cancha y explotaban al lado tuyo. Estábamos haciendo un gran partido, ganando, y el árbitro podía llegar a suspenderlo y sacarnos los puntos”, dice.

Estadio Gran Parque Central, Nacional Vs Peñarol.
La hinchada de Nacional en el clásico.
Foto: Estefanía Leal.

La muletilla “tipo” y “¿entendés?” acompañan todo el discurso de Galeano, que también guarda una referencia especial para Leandro Lozano, quien tuvo que salir de urgencia del clásico por un golpe en la cabeza. Es, hasta ahora, el mejor socio que ha tenido. Y no es para menos: entiende de memoria cómo y cuándo asociarse con él para tirar paredes y pasar por la banda haciendo el dos-uno, como le gusta.

Una buena noche de Copa Libertadores hasta replicaron una jugada que habían visto por Instagram días antes. “Se la mandé por redes sociales y la hicimos en un lateral, contra Táchira. Fue cerca del córner, entonces yo me acerqué con la pelota y se la di en la mano. Salí caminando normal, de espaldas a Charly, y de repente boom: cambié de ritmo y él me la tiró por encima del defensor. Yo le mandé el video y le dije ‘hagamos eso’. Después, es viveza de cada uno porque el rival no sabe qué vas a hacer”.

Así como sorprendió esa vez, también ha dado de qué hablar con otros movimientos. Por fuera de la capa de futbolista, Tonio tiene la faceta de hábil bailarín y cada tanto la pone en práctica. La otra es la de la sensibilidad, que sus familiares más cercanos mejor le conocen.

Juan Izquierdo y Antonio Galeano defendiendo la camiseta de Nacional.
Juan Izquierdo y Antonio Galeano defendiendo la camiseta de Nacional.
Foto: Estefanía Leal.

Solo él y sus compañeros saben lo que vivió el plantel de Nacional el día que le dijeron adiós a Juan Izquierdo, quien le quedó debiendo una parrilla. “Juan, para nosotros, era un hermano. Lloramos todos porque perdimos a un ser querido. Siempre me decía que lucháramos por los sueños que teníamos, que si no te salía algo, siguieras trabajando. Dejó muchas cosas positivas, muchas cosas buenas que siempre voy a tener en el corazón. Soy muy creyente. Llegó el momento de él, entonces no pudimos hacer nada. Fue algo muy fuerte para nosotros, pero que nos dejó muchísimas enseñanzas. Se quedó debiéndome una parrillita. Yo siempre hablaba con él, le contaba algunas cosas y le dije que me iba a mudar de departamento. Le dije que tenía una estufa muy buena para hacer una entraña y me dijo ‘yo te regalo la parrilla cuando te mudes’.

Sobre Lasarte

"Trata a todos los jugadores por igual. Te habla, te da confianza, motivación. Me dijo que tengo muchas condiciones, que va a necesitar de mí, y que no me preocupara tanto por la marca —por más de que me gusta hacer el ida y vuelta— y tratara de llegar más al área para hacer goles".

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