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El vínculo del maestro llegó a su fin mucho antes de que se oficializara la determinación del Ejecutivo de la AUF; los siete neutrales dieron su voto.
En la tarde noche del pasado miércoles, después de recabar mayor información sobre la forma en la que repercutió la nueva derrota en el espíritu del plantel de la Selección uruguaya de fútbol, el cuerpo de neutrales de la AUF tomó la determinación de actuar con firmeza y provocar un cambio en la conducción del equipo. El comunicado dado a conocer en la pasada jornada, no hizo otra cosa que ratificar el fin de una era. Óscar Tabárez dejó de ser el técnico de la Selección uruguaya.
A diferencia de lo que había sucedido un mes antes, cuando dos integrantes del Ejecutivo de la AUF entregaron su apoyo a la continuidad de Óscar Tabárez, en esta ocasión todos concluyeron que urgía provocar un revulsivo más fuerte que aquel que se quiso dar cuando se incorporaron al cuerpo técnico a Carlos Nicola para entrenar a los arqueros, un profesor y un fisioterapeuta más.
Seis neutrales dejaron ver que bajo las actuales condiciones del liderazgo de Tabárez el riesgo de perderse de estar presentes en la Copa del Mundo de Catar 2022 era infinitamente superior al que podía experimentarse con la llegada de un nuevo entrenador. Un único miembro del Ejecutivo hizo un repaso histórico de hechos ya vividos, en el que Uruguay no lograba la clasificación al Mundial después de cambiar al técnico en el camino de las Eliminatorias, pero dejó en claro que iba a acompañar la determinación de la mayoría.
En definitiva, esa noche ya quedó claro que la Selección uruguaya iba a tener otro entrenador para los últimos cuatro partidos de la fase de clasificación, pero se optó por no comunicar de manera inmediata esa resolución en virtud del acontecimiento que se iba a vivir en la jornada del jueves, cuando se iban a inaugurar las obras de remodelación del Estadio Centenario con la presencia del Presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y del titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
En Brasil germinó un adiós
En octubre pasado, después de la debacle deportiva sufrida en Manaos, los integrantes del cuerpo de neutrales sostuvieron entre ellos diferentes contactos, cuyo resultado final fue el del consenso para poner fin al vínculo con el técnico de la Selección uruguaya. En aquella ocasión, la determinación de dar un golpe de timón en el combinado nació del propio presidente de la AUF, Ignacio Alonso, quien en Brasil habló del tema con los integrantes del Ejecutivo que habían viajado junto con la delegación uruguaya. Las reuniones sostenidas luego en Montevideo dejaron en evidencia que cinco de los siete miembros del Ejecutivo coincidían que era necesario recorrer un camino de empuje fuerte al plantel y que eso podía pasar a través de la llegada de otro cuerpo técnico. Finalmente, horas antes de encontrarse con Óscar Tabárez y sus compañeros de trabajo, Alonso hizo ver que había que darle al técnico una nueva oportunidad.
Se entendió que la oficialización de la determinación no debía demorarse, pero tampoco provocar el impacto que opacara uno de los acontecimientos más importantes para el fútbol uruguayo de la última década. Es que entre otras cosas se logró un fabuloso respaldo de Conmebol para modernizar el Monumental Mundial al Fútbol, lo que permitirá incluso estar en condiciones de ser considerado como sede para el Mundial de 2030.
Aunque en algunos casos se pudo sospechar que la postergación obedecía a un estudio mayor del panorama, Ovación está en condiciones de afirmar que nunca hubo tanto convencimiento para dar un paso de esta envergadura.
Es que en noviembre se produjeron hechos más contundentes que influyeron en gran medida para que hubiese una postura más lapidaria que en octubre pasado.
Por ejemplo, se constató que el plantel había dado la última bocanada de respuesta anímica en el partido ante Argentina y que no nacía desde el cuerpo técnico el imprescindible empuje que sacara del pozo a los jugadores.
La imagen que entregaron los futbolistas en el vestuario e incluso en el viaje de retorno desde La Pazcolaboró en gran medida para entender que el barco se estaba yendo a pique.
La pérdida de conexión entre futbolistas y el cuerpo técnico, según explicaron a Ovación fuentes de la AUF, fue muy notoria. La ausencia de una comunicación más directa, de mensajes de respaldo para los jugadores más golpeados, los que sí encontraron el aliento de sus compañeros, entregó también la sensación de que se estaba en una situación límite.
El desgaste generado a través de los años de contacto, la confirmación de que ya no había el mejor estímulo hacia los futbolistas para realizar tareas preparatorias de partidos, en gran medida por la repetición de ejercicios que incluso no ejecutan en sus equipos, la abultada diferencia de edad que existe entre el entrenador y los jugadores jóvenes son conceptos que también se sumaron para optar por llevar adelante el cese de Tabárez como entrenador de Uruguay.
A todo ello se le sumó también el poco acierto que se tuvo en las declaraciones públicas. Ya había provocado alguna grieta -con futbolistas- alguna opinión del entrenador en cuanto a la descripción de alguna situación de juego en particular, así como tampoco cayó muy bien en el seno de la AUF la forma en la que se hizo ver de que eran los integrantes de este cuerpo técnico los idóneos para llevar a Uruguay al Mundial. Mucho menos la última conferencia de prensa de Tabárez, en la que hizo saber que nadie estaba en condiciones de pedirle dar un paso al costado.
Como fue dicho, el adiós se oficializó en la tarde del viernes, pero estaba definido en la noche del miércoles.