Barrera y Ruglio: dos minuanos devotos de la Virgen del Verdún

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Estefania Leal

PEÑAROL

El presidente saliente y el electo nacieron en la misma ciudad y tienen cosas en común además de su amor por Peñarol.

Mañana Ignacio Ruglio asumirá como presidente de Peñarol. Y el que le traspasará el mando será Jorge Barrera, un minuano como él.  Por eso, por estos días en las calles y plazas de Minas los hinchas aurinegros comentan orgullosos: “metimos dos presidentes de Peñarol, y uno atrás del otro”.

Barrera y Ruglio pueden haber tenido muchas diferencias políticas en el club, pero tienen cosas en común y no sólo haber nacido en la misma ciudad. Ambos son devotos de la Virgen de Verdún. Y los dos han subido en más de una oportunidad el cerro a agradecer por las promesas cumplidas.

Ignacio Ruglio subió hace unos días para cumplir una promesa tras haber ganado las elecciones. Y lo mismo había hecho Barrera en diciembre de 2017 antes de asumir su presidencia.

Barrera volvió a subir junto a su hijo Juan Pablo un año más tarde, porque lo había prometido si Peñarol lograba el bicampeonato Uruguayo. El hasta hoy presidente mirasol había realizado la promesa antes del partido frente a Liverpool, cuando Peñarol estaba 10 puntos abajo en la tabla.

En esa oportunidad lo habían prometido juntos con Ruglio. Ambos habían quedado en subir juntos con los tres delegados de entonces: Gastón Tealdi, Gonzalo Moratorio y Juan Antonio Rodríguez.

Pero Barrera tuvo que adelantar el ascenso porque al otro día debía estar en Asunción para el sorteo de la Copa Libertadores. Por lo tanto el único que lo acompañó fue su hijo. Ruglio también cumplió: subió al cerro al otro día.

Familia

 La relación del presidente electo con la Virgen del Verdún es muy fuerte y viene de familia. La virgen tiene un significado muy grande para su familia. Su madre se casó con su padre a los 20 años y pasaron siete buscando tener familia. Los dos, ella minuana y él montevideano, venían de familias numerosas y tener hijos era su mayor anhelo. Realizaron diferentes tratamientos acá y en el exterior y no había caso. No podían tener hijos.

Llegó un momento en que los médicos les sugirieron que abandonaran los tratamientos, que ya no había nada que hacer y que adoptaran. Cuando ella se estaba haciendo a la idea, su marido le dijo que antes iba a subir al cerro del Verdún a pedirle a la virgen.

Se quedó embarazada y el niño, el hermano mayor del presidente electo aurinegro, nació un 19 de abril, justo el día de la virgen. Después tuvieron tres hijos más, son cuatro varones y todos producto de embarazos naturales.

“Así de importante es la virgen para mi familia. Después de lo que pasó con mi madre, subimos todos los años el cerro. Pero además, yo le hice muchísimas promesas a la virgen”, dijo Ruglio. Y recordó una de ellas.

Pasar de fase

En 2014 Peñarol jugaba la Copa Sudamericana y en la segunda fase enfrentó a Deportivo Cali. Empataron 2 a 2 en Montevideo, pero el equipo no dejó una buena imagen, y a la semana siguiente debían viajar a Colombia. Ese fin de semana, entre ambos partidos coperos, los aurinegros visitaron a El Tanque en Florida.

“Yo estaba en la tribuna con un grupo de amigos, todos de Minas. Peñarol estaba jugando horrible y la gente puteaba todo a Orteman. Entonces prometimos que si Peñarol pasaba la fase con Deportivo Cali íbamos a subir tres veces el cerro del Verdún. Fuimos a jugar con el Cali y ganamos 1 a 0 con gol de Zalayeta”, relató “Nacho”.

“Obviamente, fuimos a cumplir con la promesa. Iba una señora con bastón subiendo muy despacito. Y nos veía, subir, bajar y volver a subir. Hasta que nos preguntó: ‘muchachos, ¿cuántas veces van a subir?’. Muchas otras veces le prometí a la virgen. Y prefiero subir 26 veces el cerro que escuchar a mi madre cada tres minutos preguntándome si cumplí la promesa”, añadió.

Tradición

 “Soy de Minas y siempre fui devoto de la Virgen del Verdún. Allí tomé la comunión y aprendí las primeros ideas del catecismo”, dijo por su parte Jorge Barrera.

“Prometerle a la virgen y subir al cerro es una tradición muy minuana”, agregó y recordó a su vez un Consejo Directivo que se realizó en Minas al que ambos, él y Ruglio concurrieron.

“En estos seis años en que Nacho integró el Consejo nos hemos encontrado en varias ocasiones en Minas, de casualidad. Y cuando se hizo la reunión del Consejo Directivo en el club Minas, frente a la plaza, los dos estuvimos presentes. Fue durante la presidencia de Juan Pedro (Damiani), que hubo dos Consejos en el interior, yo estaba como delegado”, explicó Barrera.

Para los dos representa un gran orgullo ser minuano. Para Barrera también lo es traspasarle el mandato a un coterráneo, y para Ruglio recibirlo de sus manos. “Con Jorge hemos tenido muchas diferencias, pero tenemos una buena relación. Además, en estos días hemos recibido mucha colaboración de parte de las actuales autoridades”, reconoció Ruglio.

“Yo quiero recordar una hermosa canción de Santiago Chalar, ‘Minas y abril’, afirmó mientras tanto, Barrera. “La canción dice: ‘Minuano donde vayas, no te canses de decir que si Dios baja a la tierra por el altar de la sierra, baja en Minas y en abril’. Yo agregaría, parafraseando a Chalar, que si Dios baja a la tierra por el altar de la sierra, baja en Minas y en abril y se pone la aurinegra”, agregó el hombre que hoy vivirá su último día como presidente de Peñarol.

“No tengo otra cosa que decir, más que desearle a Ruglio mucho éxito, porque su éxito, será el éxito de Peñarol”, finalizó Barrera.

fiesta

Dos himnos sonaron en el casamiento de Ruglio

Cuando la madre de Ruglio se mudó para Montevideo, vivía cerca de la cancha de Danubio y se hizo hincha de los de la franja. Por eso cuando el presidente electo de Peñarol, se casó en la fiesta también sonó el himno danubiano.
“Yo tenía sólo 20 años y era otra época. Me acuerdo que vendí la moto para poder casarme. Era la época de los cassettes y el disc jockey me dijo que tenía prontos los himnos de Peñarol y Nacional, lo que se estilaba en todas las fiestas. Yo le dije que no, que iba a sonar solamente el de Peñarol. Él me insistía diciendo que iba a quedar mal. Yo le expliqué que había pocos invitados de Nacional y que se iban a quedar sin escuchar su canción. Y le dije que en lugar del de Nacional pasara el de Danubio. Pero me dijo que no lo tenía. Recuerdo que tuve que ponerme en contacto con un señor Colombo que tenía la audición partidaria de Danubio para que nos grabara la canción en un cassette. Y mi madre quedó muy contenta”, relató Ruglio.

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