Supo ganar por jornal de feriante y también llegar a un entrenamiento manejando un Mercedes-Benz con 19 años. Hoy Facundo Batista es el “9” de Peñarol y analiza el momento deportivo del club, que está a punto de coronarse en la Tabla Anual, pero también reflexiona sobre el mundo futbolero después del pitazo final. Reveló qué herramientas elige para no dejarse marear y el mensaje que le traslada a los más jóvenes.

“El mundo Peñarol es extraordinario, es otra cosa. La gente te lo hace saber, yo salgo al supermercado y me saludan, me dicen: ‘Vamo’ arriba Peñarol” y todas esas cosas con las que te das cuenta que la gente está enferma por Peñarol y es muy lindo eso. Uno desde chico soñó con estar acá, y que te lo hagan saber de esa manera es muy importante”, le dijo el delantero a Ovación.

Su familia lo vive con la misma pasión. “Mis padres están chochos de la vida y no se sacan la camiseta. Mi madre nunca fue de ir tanto a la cancha y ahora no se pierde un partido. Mis abuelos están como locos. Hasta a veces yo les desvío las charlas porque todas se refieren a Peñarol y me dicen: ‘Estamos ahí’ y cuando llego al hogar trato de no hablar de fútbol, que es lo que hago habitualmente, porque si no estás todo el día pensando en eso y a veces tenés que distraerte”, reflexionó.

Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

Para abstraerse por un rato de la atmósfera futbolera y gestionar con eficacia la exposición, Batista suele recurrir a un psicólogo. “Sin duda que hay otra vida después de que termina el partido. Tengo a mi hija que es una bebé y claro que lleva su tiempo, también me ayuda mi psicólogo, con quien tengo una gran relación y trato de desviar el foco de lo que es Peñarol y lo que es el fútbol para estar tranquilo porque si no todo esto te sobrepasa, ¿verdad?”, afirmó.

Y si se trata de gestionar el efecto de la fama, el 9 debió hacerlo desde muy chico. Alguna vez recibió una sugerencia de Francisco Palladino, su técnico en Deportivo Maldonado. “Yo tenía un gran auto y él me dijo: ‘Mirá, estamos en Deportivo Maldonado y queda mal que a tu corta edad vengas a entrenar en ese auto tan lujoso’”.

En este sentido, admitió: “Hoy en día estoy más grande, lo veo desde otro lado y tiene toda la razón, no puede ser que con 19 años, siendo como quien dice un juvenil, fuera en un Mercedes-Benz a entrenar; creo que no daba”.

Desde su experiencia, hoy suele dialogar al respecto con los más jóvenes del plantel: “Se lo hablo a varios chicos que suben y me dan su espacio. Hay algunos que son cerrados y hay que entenderlo. Lo hablo mucho también con mi hermano que juega en Cerrito y le digo que en ese tiempo yo cometí ese error, o es un aprendizaje porque hoy me doy cuenta, y trato de transmitirlo. Si están por comprarse algo, que lo piensen dos veces, que pueden guardar la plata o comprarse otra cosa. Y no demostrar tanto a esa corta edad”.

Los cambios drásticos en materia económica fueron parte de la trayectoria de Batista, que cuenta de qué manera los gestionó después de pasar de ir los domingos a la feria por un jornal de $4000 a poder vivir de su pasión. “La verdad que es difícil gestionarlo y la familia juega un rol fundamental porque uno con 17 o 18 años agarra un caudal de dinero que a veces no sabe manejarlo y se piensa que va a ser toda la vida así, pero no. El jugador de fútbol tiene fecha de vencimiento y hay que tratar de administrarse en los años de carrera para el futuro”.

Sobre la importancia de elegir bien el entorno y las prioridades a la hora de invertir, reflexionó: “Uno sabe de las personas que se rodea para saber dónde invertir, que también es importante. Pero el negocio más importante hoy en día es cuidar el cuerpo propio porque es como nuestro auto, hay que protegerlo muy bien porque te va a permitir jugar más años de carrera. Uno no puede estar gastando energía en otras inversiones porque perdés el foco, te empezás a descuidar y el fútbol demanda estar enfocado a más del cien por ciento para lograr cosas importantes”.

Foto: Leonardo Mainé/Archivo El País.

Batista había tenido la oportunidad de llegar a Peñarol cuando representaba a Deportivo Maldonado, pero aún no se sentía preparado y por ese motivo optó por una escala previa en México. En julio de este año arribó al Mirasol y tuvo una adaptación fugaz. Lleva disputados 21 partidos en los que anotó ocho goles y repartió dos asistencias, pero la estadística cobra más sentido si se hace zoom en el desempeño por minutos: el delantero convierte cada 90‘ y lo hizo en dos momentos claves: en la ida de octavos de Libertadores frente a The Strongest y en la semifinal de vuelta ante Botafogo.

Consultado sobre su promedio goleador, Batista le dijo a Ovación: “Me llena mucho porque es para lo que trabajo: ayudar al equipo a hacer goles. No me está tocando ser titular habitualmente, pero gracias a Diego estoy teniendo minutos siempre en los partidos. Yo sé mi rol y creo que me está saliendo bien”.

También le quitó presión a su dorsal: “No he sentido ese peso en la cancha. Me gusta mucho el número, lo usé siempre en donde jugué, justo tuve la posibilidad cuando se fue el Cepillo González, se la pedí a los capitanes y me dijeron que sí, que la agarrara y la defendiera a morir. Gracias a Dios la estoy defendiendo bien”.

Estefanía Leal/Archivo El País.

Con cinco puntos de ventaja en la tabla acumulada a falta de seis por disputar, en la interna de Peñarol saben que están a solo un paso de concretar un objetivo importante que les daría ventaja en una posible definición del Uruguayo. “Estamos muy cerca de la Anual para cerrar un gran año. Cada uno es consciente de lo que nos estamos jugando porque todo el plantel está enfocado en eso y sin duda que hay que coronarlo. Todos estamos concentraditos en lograr el objetivo”, expresó Batista en tono motivador.

A la hora de elegir entre jugar una final frente a Nacional buscando ganarle un clásico por primera vez en el 2024 o salir campeón de manera directa, el atacante no tiene dudas: “Lo primero es salir campeón, creo que Peñarol nunca salió campeón sin jugar finales y va a ser la primera vez si Dios quiere. Y si toca una final, hay que jugarla y ganarla sea como sea. Sabemos que se puede dar y daremos pelea hasta el final. Si ocurre, creo que va a ser un gran partido y una gran final que todo el mundo del fútbol la va a estar mirando porque esperan una definición entre Peñarol y Nacional, así que lo que suceda va a ser bienvenido para nosotros”, declaró. Y no tardó en recordar su anhelo: “Ser campeón uruguayo con Peñarol es el sueño de todo futbolista. Lo voy a marcar bien en mi corazón y no sé, haré una réplica de la copa y guardaré la camiseta, ja, es a lo que vine”.

Foto: Nicolás Pereyra.

Al ser consultado acerca de si le ha pedido a Leo Fernández que se quede en Peñarol para la temporada 2025, Batista respondió: "Estaría lindo, a quién no le gustaría tener al mejor jugador del fútbol uruguayo con nosotros, pero bueno, cada uno sabe sus negociaciones, su futuro y yo no soy nadie para opinar sobre el futuro de los demás. A mí y a todo Peñarol nos encantaría que Leo se quede, pero lo que él elija va a ser lo mejor para él".

En relación a si está dispuesto a participar de la colecta para intentar la continuidad de Leo Fernández, ni lo dudó: “Claro, cómo no voy a colaborar en la colecta, ja”.