Bryan Bentaberry tuvo que esperar a sus 26 años para salir por primera vez al fútbol del exterior, pero la espera, de alguna manera, valió la pena. “Esta oportunidad la venía buscando, tenía ganas de mostrarme en otros lados y salió de un día para el otro porque estaba a punto de firmar en Liverpool, y cuando salió lo del Bolívar no dudé porque quería tener otras experiencias”, le contó a Ovación.

¿Por qué valió la pena la espera? Porque en su primera experiencia fuera de fronteras está en los cuartos de final de la Copa Libertadores con Bolívar y esta noche (19:00 - ESPN y Star+) enfrentará en el partido de ida al Inter de Porto Alegre. “Justo el otro día hablaba con mi representante que era una cosa de locos lo que había conseguido en seis meses”, indicó.

Es que el equipo del altiplano logró luego de nueve años meterse en esta instancia del certamen y lo hizo tras dar el batacazo y eliminar a Athletico Paranaense por penales, en Brasil. “Es un equipo que el año pasado llegó a la final, pero estuvimos a la altura y quedamos contentos con ese gran paso que dimos”, sostuvo tras eliminar a un equipo que, por ejemplo, tiene a Arturo Vidal, Fernandinho y Agustín Canobbio en su plantel.

Foto: Bolívar.

La gran diferencia la hicieron en la ida, donde ganaron 3-1, pero sobre todo por el hecho de que ese partido se jugó en la altura de La Paz. “Si para nosotros vale mucho la altura me lo pregunta mucha gente y no sé si lo es todo porque también jugamos, pero sí mucho porque la altura afecta y bastante. A mi me costó como 20 días acostumbrarme y que vengan dos días antes y entren a jugar le cuesta a los rivales y lo sentís mucho. Sentís el ahogo, yo salía a caminar y no podía creer lo que me decían hasta que te pasa”, sostiene.

De hecho, no solo vinculado por la altura, pero Bentaberry tiene una experiencia que llamó la atención y que estuvo en varios portales por lo que significó y por el susto que provocó en propios y extraños.

En esta Copa Libertadores, jugando ante Cerro Porteño en La Paz, se desmayó en su propia área cuando se jugaban 60 minutos de partido. Rápidamente fue asistido y a pesar de las múltiples hipótesis que se sacaron, los médicos del club le dijeron qué pasó: “Tomé demasiada cafeína y se ve que con la altura y toda la tensión, me bajó la presión y se me apagaron las luces. Yo no quería salir, pero los médicos no me dejaron seguir. Empezamos a analizar qué podría haber sido y descubrimos que fue eso”.

Precisamente en La Paz es que Bolívar buscará sacar ventaja, para luego buscar la clasificación en Brasil, pero sin resignar su estilo. Beñat San José, su entrenador, es español y tiene una larga experiencia en el fútbol y para Bentaberry eso se nota: “Como muchos entrenadores españoles le gusta tener la pelota, tocar, jugar, le gusta que los presionemos, más acá en La Paz y es muy buen técnico al igual que todos sus asistentes”.

A pesar de ser un zaguero que va muy bien al ataque, Bentaberry no tiene goles en los 27 juegos que disputó hasta el momento con la camiseta del Bolívar, aunque sus características se dejaron ver rápido entre sus compañeros, al punto que le pusieron un apodo muy particular: Sicario.

Foto: Bolívar.

“Cuando llegué, los primeros días un compañero me puso Sicario y de ahí quedó. Ya estoy acostumbrado y como no lo ven por el lado negativo, ya lo adopté”, indicó sobre el sobrenombre que le puso Luis Haquín, quien fuera su compañero de zaga antes de que el futbolista boliviano emigre al Deportivo Cali de Colombia, en el que se encuentra actualmente.

Bentaberry juega, se ilusiona y esta noche quiere seguir haciendo historia.