Hace 10 años Carles Puyol (46) dejó el fútbol profesional tras una espectacular carrera en el Barcelona y la selección de España, pero no se alejó del deporte que ama, sino que todo lo contrario. Siguió vinculado al club catalán un tiempo y luego, en plena pandemia, comenzó un vínculo muy especial que lo transformó, desde 2022, en Embajador de Scotiabank Fútbol Club, programa que le permitió conocer Uruguay y decir presente en un evento que reunió a 352 niños y niñas de 11 departamentos.

De la mano de Scotiabank, el campeón del mundo con España en Sudáfrica 2010 llegó a Montevideo y en entrevista exclusiva con Ovación contó cómo fue tomar la decisión del retiro y qué extraña tras su adiós al fútbol, pero también habló de Luis Suárez, de Ronald Araujo y recordó los grandes duelos que tuvo en LaLiga con Diego Forlán.

Foto: Nicolás Pereyra.

¿Extrañás algo a 10 años de tu retiro?
Sí y no. Si me pongo a pensar, echo de menos todo, porque me encantaba entrenar y me encantaba la competición, pero entiendo que eso es un tiempo pasado y ahora disfruto de otras cosas.

¿Cómo empezaste a aprovechar el tiempo libre?
Una vez retirado te cambia totalmente la vida. En mi caso justo acababa de tener una hija, entonces ahí pude gestionar mejor todas esas emociones que te llegan, porque es una carrera intensa donde tienes mucha rutina, te levantas por la mañana, vas a entrenar, luego cada uno hace sus cosas. Yo entrenaba por las tardes con entrenamientos adicionales que eran pilates o refuerzos para poder estar al 100%. Todo eso se acaba y tienes que llenar tus horas de otra manera. Y la verdad que la llegada de Manuela, mi hija mayor, me ayudó muchísimo.

¿Cómo fue tomar la decisión del retiro?
No fue fácil obviamente porque jugar a fútbol era lo que más me gustaba. Yo me sentía con ganas y quería seguir, pero la lesión de la rodilla no me permitió continuar. Hay que ser honesto y dejar paso a que lleguen otros jugadores porque al final a mí lo que me daba más rabia era el querer estar y no poder, ver que el equipo te necesita y no puedes ayudarlo. Eso era muy duro para mí. Intenté todo. Incluso tres operaciones en un año y cuando vi que no podía dar el rendimiento que yo me exigía, decidí marcharme.

¿A quién fue la primera persona que le dijiste que te ibas a retirar y cómo reaccionó?
A mi mujer. Sinceramente no recuerdo quien fue la primera persona pero seguro te diría que fue a Vanesa, porque todo lo hablaba con ella. Ella me vio sufrir y pasarla mal porque al final los que tienes cerca son los que más te conocen y más viven tú día a día. Lo entendió y le pareció bien que tomase la decisión que yo quisiera.

¿Soñabas de niño con la carrera que hiciste?
No, para nada. Soy de un pueblo muy pequeño (La Pobla de Segur) y jugaba al fútbol todos los días en la calle, pero empecé en un equipo a los 15 años. Entonces podía soñar con llegar al Barcelona, pero nunca pensé que se podía hacer realidad hasta que llegué al primer equipo y la verdad es que ni en los mejores sueños podía imaginar tener una carrera como la que tuve.

¿Es verdad que tu papá no quería que fueras futbolista?
No, no. Mi papá me apoyó y me dio libertad para escoger lo que yo quisiera. Lo que pasaba era que a él no le gustaba el fútbol. Entonces por ese lado no tuve nunca una presión extra para ser futbolista y yo creo que eso también me ayudó, porque hoy en día los padres muchas veces presionan mucho a los niños y niñas para que sean futbolistas, para que tengan las carreras que ellos hubiesen querido tener y esa presión, a veces, puede bloquear y hacer que los niños no den su mejor rendimiento.

 ¿Qué consejo le darías a un padre de un niño que está jugando al fútbol desde pequeño y que por ahí no sabe si va a ser profesional?
Ser futbolista profesional es dificilísimo y el porcentaje es muy bajo, pero yo creo que es muy bueno que los niños y niñas hagan deporte porque es una forma de educar. Los padres tienen que apoyar al niño y a la niña para que no sientan que en casa tienen un juez sino un apoyo incondicional, que ya hay unos profesionales, entrenadores y mentores que son los que les van a enseñar a jugar a fútbol y que él o ella, o el padre o la madre, lo que tienen que hacer es apoyarles.

Foto: Nicolás Pereyra.

¿Por qué solo jugaste en el Barcelona?
Porque se dieron las cosas así. Primero, el Barcelona es el equipo de mi corazón. Yo luché para llegar al primer equipo y luego se fueron dando las cosas, aunque tuve ofertas de muchos equipos. ¿Dónde iba a estar mejor que en casa, si en casa te quieren y te valoran? Entonces como se dio así, no pensé nunca en marcharme.

¿Y eras consciente de eso?
Sí. Me sentía bien, me sentía valorado y respetado por los compañeros. Sentía que podía aportar y cuando sentí que ya no estaba al nivel que yo me exigía, decidí marcharme. Como sentía que no podía tener el rendimiento que Barcelona necesitaba, tampoco tuve la intención de irme a una liga menor porque yo sentía que si no podía dar el 100%, era mejor marcharme.

¿Y hubo algún club que te fue a buscar?
Sí, tuve muchas propuestas, tanto de equipos españoles como de equipos extranjeros pero como te he dicho, yo me sentía valorado deportiva y económicamente. Aunque las ofertas fuesen mucho mejores desde lo económico, para mí el dinero no era lo importante, porque el poder ganar títulos con el equipo de tu corazón no se puede pagar con dinero.

¿Cómo fue ser parte de ese Barcelona que ganó todo y cómo se construyó ese plantel?
Fue algo mágico. Yo creo que fue uno de los mejores equipos de la historia y con mucha gente de la casa. Tenemos la suerte que en la cantera del Barcelona se trabaja muy bien. Se les dio oportunidad a jugadores de la casa y formamos un grupo increíble. No una generación, porque hay diferentes generaciones, pero formamos un equipo increíble.

¿Qué tiene Guardiola y cuánto influyó en ese éxito?
Yo creo que se juntan muchas cosas. Un equipo con hambre de ganar, porque venía de dos años que teniendo un equipazo no conseguimos los resultados deseados y un entrenador impresionante, para mí el mejor del mundo, con el que revolucionamos el fútbol. La forma que tiene de entender este deporte, cómo transmite, cómo trabaja. Éramos un equipo grande, pero trabajamos como un equipo pequeño y yo creo que eso fue lo que hizo que el Barcelona marcara la diferencia.

Foto: Nicolás Pereyra.

¿Hay un paralelismo entre Barcelona y la selección española rumbo al éxito?
Sí, los inicios tanto en el Barcelona como en la selección no fueron fáciles. No conseguíamos los objetivos y poco a poco fuimos creando un equipo, un grupo unido donde Luis Aragonés fue, sobre todo en la selección, clave. Nos hizo creer que podíamos ser campeones, porque España siempre ha tenido grandes jugadores, pero yo creo que le faltaba ser un equipo de verdad y trabajar todos juntos para lograr el objetivo y Luis Aragonés consiguió esa unión en el grupo.

¿Qué significa ser campeón de la Copa del Mundo?
Pues un sueño hecho realidad. Al final es lo máximo que se puede ganar a todo nivel, pero yo le doy mucha importancia también a la Eurocopa del 2008 porque ahí es donde se empezó a ganar la Copa del Mundo. Ahí se empezó a formar un grupo que luego, con cambio de entrenador, con Vicente del Bosque, que hizo un grandísimo trabajo y también agarró todo lo que se había trabajado, no quiso cambiar grandes cosas sino aportar lo que él podía aportar y la verdad es que fueron unos años maravillosos.

¿Ves lejana otra Copa del Mundo para España?
Creo que todo está muy igualado. Pero acabamos de ser campeones de Europa. Creo que el equipo está muy unido, hay talento, gente joven con muchas ganas y con mucho descaro porque hay jugadores muy, muy jóvenes, pero que ya marcan diferencias ¿y por qué no? Pueden ser campeones del mundo otra vez perfectamente.

Foto: Nicolás Pereyra.

¿Cómo fue compartir plantel con Martín Cáceres y qué recordás de esa época?
(Risas) Recuerdo la época perfectamente porque fue un año maravilloso y el inicio de un gran equipo. Él llegó muy joven pero recuerdo a un jugador muy profesional, con muchísimas ganas. Quizás no tuvo la continuidad que él hubiese deseado, pero tengo muy buen recuerdo de él.

¿Tuviste contacto con Luis Suárez y Ronald Araújo cuando llegaron al Barcelona?
No mucho porque con Luis justo nos cruzamos porque yo estuve unos meses en la dirección deportiva, pero luego decidí marcharme. No tuve mucha conexión con el vestuario porque una vez que salí del primer equipo no quise volver al vestuario porque yo creo y entiendo que es un lugar de los jugadores. Yo siempre respeté muchísimo eso cuando era jugador profesional y una vez retirado sigo con la misma idea porque el vestuario es de los jugadores. Obviamente cuando estuve en el club con otro rol me invitaron a entrar pero no estoy mucho por allí. El vestuario es sagrado, con normas que ya están y la gente lo entiende.

¿Qué te dejó el pasaje de Luis Suárez por el Barcelona?
Nos dejó muchos títulos. Es un grandísimo jugador que tuvo una conexión con jugadores increíbles y lo que más mal me sabe es no haberlo podido disfrutar como compañero, porque seguro que nos hubiésemos llevado muy bien. Me identifico mucho con su forma de entender este deporte y la verdad es que lo felicito por la carrera que ha tenido. Y todavía sigue ganando títulos.

A Ronald Araujo cuando llegó al Barcelona lo compararon contigo. ¿Lo veías así?
Para mí es un jugador muy bueno. Es uno de los mejores defensas del mundo. Creo que cada uno tiene que hacer su carrera, pero sí que podemos tener similitudes en cuanto al juego.

¿Cómo se ve desde Europa a un fútbol sudamericano que es exportador de talentos?
Aquí (en Sudamérica) se captan muchísimos jugadores, jugadores que marcan diferencias. Yo creo que salen jugadores muy, muy buenos. No conozco tanto las ligas locales, pero sí a las selecciones y cuando me ha tocado jugar ya sabía que era un partido muy complicado porque son competitivos, trabajan muy bien, son muy pasionales y ya saber que había que enfrentar a un equipo sudamericano nos hacía tener que pelear más fuerte porque iba a ser complicado.

¿Adentro del vestuario se hablaba de tomar precauciones?
Estaba clarísimo porque sabemos que son competitivos, que van a luchar, que trabajan muy bien y que tienen jugadores que marcan diferencias. Hay mucho talento y la verdad es que en la base se trabaja muy bien.

¿Hubo algún delantero sudamericano al que te costó defender?
Hay muchísimos jugadores que son difíciles de marcar como por ejemplo Forlán, con el que siempre hemos tenido grandes batallas a nivel de clubes y no tanto en la selección, porque el último partido mío con España fue contra Uruguay en Qatar si no recuerdo mal y era un amistoso. La verdad es que era un jugador muy difícil de marcar.

Foto: Nicolás Pereyra.

¿Cómo se gestó este compromiso que tenés con Scotiabank y cuál es tu rol?
La verdad es que estoy muy feliz de estar aquí gracias a Scotiabank. Todo empezó en la pandemia, cuando me llamaron para hacer un programa, “El Entretiempo”, y sinceramente yo no conocía nada de Scotiabank. Entonces empecé a buscar, pedí información del trabajo que estaban haciendo, me pasaron casos de niños y niñas a los que estaban ayudando y la verdad me pareció muy interesante. Acepté la propuesta. Entonces poco a poco, se fue desarrollando el programa e iba conociendo más. Y una vez terminado, después de conocer ya la implicación que tienen en el tema social, le dije a mi agente que yo quería seguir trabajando con ellos, siempre y cuando no fuese online que por la pandemia tenía que ser así, pero que quería conocer los lugares, ver a los niños y niñas, y conocer el campeonato de fútbol. Nos pusimos de acuerdo y la verdad es que estoy muy feliz. Ya son creo que tres o cuatro años juntos y es un honor. Estoy muy feliz de poder ver de primera mano el trabajo que hacen y de poder ayudar a tantos niños y niñas en diferentes regiones.

¿Qué cosas te sorprendieron y también qué has aprendido?
Al final es ver cómo puedes a través del fútbol contar con una herramienta de transformación social. Muchas veces te llegan propuestas de muchas organizaciones y te dicen que están haciendo cosas, pero no te lo acabas de creer y aquí sé que es real este proyecto liderado por Danilo de la Pava, que lo siente y que cuando hablas con él te transmite esa pasión y todo lo que están construyendo para luego al vivirlo de primera mano y ver tantos niños y niñas que tienen muchas dificultades, pero con la ilusión que afrontan estos campeonatos para darles la oportunidad de vivir algo muy similar a lo que me tocó vivir como jugador aunque a menor escala. Creo que son momentos que nunca van a olvidar y que van a aprender muchísimas cosas que les van a servir para su día a día.

Además del campeonato de fútbol tienen un programa de educación financiera a través de un juego. ¿Qué tan importante creés que es eso?
Yo creo que eso es importantísimo para los que llegan y para los que no llegan. Tener unos conocimientos básicos de cómo funciona la vida, tener una educación financiera y saber qué es lo que puedes gestionar y los gastos que vas a tener recurrentemente es importante. Yo creo que el juego es una iniciativa muy buena. Llevamos más de un año ya poniéndolo en marcha y está muy bien para que ellos empiecen a tener nociones de esta educación financiera que van a necesitar seguro, lleguen a ser profesionales o luego cuando tengan los trabajos que tengan.

¿Qué opinás de los programas de educación que se realizan a través del deporte?
Yo creo firmemente en la educación a través del deporte porque te da unos valores que van mucho más allá de si llegás a ser profesional o no, que los vas a necesitar. Vas a aprender a gestionar emociones que luego un día en el trabajo, cuando ya seas más mayor, seguro también te van a aparecer y el deporte te hace madurar más rápido y vivir situaciones que te ponen muchas veces con muchísima tensión y tienes que aprender a gestionar eso. Y luego en el día a día te sirve segurísimo.

¿Qué significa para vos ser el embajador de Scotiabank Fútbol Club?
Para mí es un orgullo y estoy muy feliz, porque al final yo he sido muy afortunado de poder hacer lo que más me gusta y una vez retirado también te planteas cómo le puedes devolver a la sociedad todo lo que te ha dado. Yo estaba buscando un partner que lo sienta de verdad y con Scotiabank he encontrado el partner perfecto. Estoy muy feliz de poder formar parte de esta familia.

¿Qué mensaje le das a esos niños uruguayos que sueñan con ser un Carles Puyol en el futuro?
Lo que les diría es que luchen por sus sueños y que hagan deporte, porque más allá de poder llegar a ser profesional o no, durante la etapa donde estén practicando deporte van a aprender unos valores que seguro les van a acompañar toda la vida y van a aprender muchísimas cosas. Y si tienen la suerte de poder llegar a ser profesionales, que disfruten y que trabajen, porque con trabajo y resiliencia se pueden conseguir los sueños.

¿Qué te pareció la carne uruguaya?
Muy buena. Me habían hablado muy bien y me habían puesto las expectativas muy altas. En España también tenemos carne muy buena, pero la verdad es que comí muy bien. La gente me trató fenomenal aquí y pude conocer cosas que no conocía.

Foto: Gentileza.