Carlos Canobbio: "A Tabaré Vázquez habría que hacerle un monumento de oro"

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Carlos Canobbio, DT de Progreso. Foto: Juan Manuel Ramos.

ENTREVISTA

El exfutbolista regresó a Progreso como DT, destacó el trabajo del expresidente de la República en el club y contó que su esposa y la de su hermano son gemelas.

Una tostada, un huevo revuelto o mermelada y una dócil taza de café le bastan para arrancar la mañana temprano y con energía a Carlos Canobbio, que hace poco más de tres meses volvió a Progreso, club donde comenzó su historia.

Antes como jugador y ahora en el rol de director técnico, inició carrera contagiado por el fanatismo de sus abuelos, que le ganaron la pulseada a sus padres y le inyectaron “sangre roja y amarilla” para siempre.

“A mi padre no le gustaba el fútbol -era jugador de bochas- y mi madre era costurera. Lo que nos exigieron, tanto a mí como a mis hermanos, siempre fue el estudio. Cuando yo era muy joven ellos se separaron y decidí vivir un tiempo con mi padre, otro con mi madre y otro con mis abuelos, que confiaron y me anotaron en baby fútbol a los seis años. Ahí fue cuando arrancó todo”, recordó a Ovación.

En el barrio, a fines de los 80, era común ver picados en la calle. Canobbio era fijo que jugaba con Fabián, su hermano dos años mayor, porque del otro lado estaba repleto de niños con camisetas de Nacional o Peñarol. “Mamamos Progreso. Él fue un ejemplo en todo sentido. Tuve la suerte de poder jugar con él. Nos criamos juntos y toda la vida a la par. Mi mujer y la suya son gemelas. Como persona, como padre, como jugador, lo disfruto todo el tiempo”.

Fabián y Carlos Canobbio. Foto: Archivo El País.
Fabián y Carlos Canobbio. Foto: Archivo El País.

Aunque ahora vive en Solymar, sus raíces siguen aferradas a La Teja. Porque allí -valora hasta hoy- vio a Progreso salir campeón uruguayo en 1989 cuando el expresidente de la República Tabaré Vázquez era el mandatario del club. “De política no me gusta hablar mucho, pero creo que a Tabaré Vázquez y a Pistola Marsicano habría que hacerles un monumento de oro. Lo que ha hecho Tabaré Vázquez en lo político y Pistola Marsicano en la parte futbolística de la institución fueron marcas que quedaron clavadas para toda la vida”.

Una entrevista a Tabaré Vázquez, cuando dividía su actividad entre la medicina y el club Progreso. Foto: Archivo El País
Una entrevista a Tabaré Vázquez, cuando dividía su actividad entre la medicina y el club Progreso. Foto: Archivo El País

Inicios como DT

Canobbio se retiró del fútbol profesional a mediados de 2021, pero al poco tiempo ya estaba de nuevo cerca de las canchas. Fue como ayudante de Jorge Bava, quien en ese momento asumió como entrenador de Liverpool y lo invitó a formar parte de su cuerpo técnico.

Trabajaron juntos seis meses hasta que decidió dar un paso al costado y lanzar su propia carrera en la dirección técnica. Así fue que, casi un año después de aquella aventura, le llegó una oportunidad en Basáñez, donde asumió un desafío fugaz de solo un mes y medio: “Fue una experiencia divina: armamos una relación bárbara con los jugadores. No se logró el objetivo de poder meternos en los playoffs, pero sí de agarrar una experiencia nueva. Fue una experiencia hermosa. Me encontré con realidades de jugadores que nunca había vivido. Jugadores que trabajan 10, 12 horas y al otro día entrenan de mañana como unos señoritos. A jugadores que trabajaban toda la noche yo les decía ‘te voy a sacar del espacio reducido, así descansás’ y me decían ‘no, no me saques’. Era gente que ni dormía, unos apasionados del fútbol”.

Defensor Sporting-Progreso. Foto: Juan Manuel Ramos.
Defensor Sporting-Progreso por Copa AUF Uruguay. Foto: Juan Manuel Ramos.

Dejó el equipo seducido por una llamada de Progreso, que le propuso volver luego de haberse retirado allí con 39 años. “Fue como tocar el cielo con las manos, después de haber jugado toda mi vida en Progreso. Dentro mío llevo sangre roja y amarilla”.

Por delante tiene la meta de ascender y su aspiración es llegar a un grande o, en el mejor de los casos, escalar a Europa.

Carrera en Progreso y Europa

Estuvo en tres (2001, 2011/12 y 2017/18) de los seis ascensos que consiguió Progreso -que ahora juega en la Segunda División Profesional- a lo largo de su historia.

Como jugador, también pasó por Deportivo Colonia, Rentistas, Danubio, y además jugó en España y Grecia. “Concentrar en un hotel cinco estrellas allá era como comerte un pancho acá. Tienen cuatro o cinco canchas: una por si nevaba, otra sintética y al natural, y eran equipos de segundo orden”. Ahora es DT, pero ya sabe lo que le espera: “Tenés que ser profesional, pero también tener esa cuota de suerte. Ya no depende tanto de mí, como cuando jugaba, sino que dependo de convencer a 30 jugadores”.

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