Christian Almeida: fue verdulero, se hizo su propia casa como peón y se volvió íntimo de Suárez en Nacional

El Keke, pese a ser suplente con 33 años, está feliz de la vida porque no sabe "hasta cuándo" se quedará en el club. Es el más "jodón" del vestuario, el que motiva a Cándido y al que recuerdan por el festejo con la careta en honor al Pistolero.

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Christian Almeida con Nacional.
Christian Almeida con Nacional.
Foto: Leonardo Mainé.

-¿Cómo fue pasar de pelear el puesto de lateral izquierdo a perder la pulseada con Camilo Cándido?

-El año pasado estuve muy jodido del pubis; nunca dije nada, nunca paré. Me empezó a doler de a poco y no daba bola, pero me fue llevando hasta que en un momento no me podía ni vestir; tenía que sentarme para hacerlo. Camilo hizo terrible campeonato el año pasado y uno sin dudas que quiere jugar, pero trata de sumar desde donde le toque.

- Ustedes se conocen desde Liverpool y ahora compiten todos los días. ¿Cómo es esa relación?

- Muy buena. Él me invitó al cumpleaños de su hija y yo lo invité al de la mía. Siempre me llevo re bien con los compañeros que están en mi puesto. Sin dudas que está la competencia natural, pero siempre le doy para adelante.

- ¿Quién de Nacional sabía de su dolor físico?

- Los compañeros sabían, pero yo nunca quise parar ni dejar de entrenar. Después pensás y decís “tendría que haber parado”. Y me arrepiento porque el dolor me llevó como siete meses.

- Y lo afectó en la cancha.

-Sin dudas. No podía ni pegarle a la pelota.

- ¿Qué opinión piensa que tiene el hincha de Nacional sobre usted?

-La gente no sabe esto (por la pubalgia) porque ni a la sanidad iba a decirle todo. Creo que me tienen mucho cariño y eso se nota en cada partido cuando jugamos. Que la gente me grite me deja muy contento.

Keke Almeida y su festejo del gol con la careta antes de que Suárez llegara a Nacional. FOTO: Nacional.

- Más allá de ser suplente, le ha tocado estar en partidos complejos. Pienso en dos clásicos contra Peñarol y en el último partido por Copa Libertadores con Inter. ¿Considera que estuvo a la altura o que podría haber rendido mejor?

- El clásico que salimos 0-0, que jugamos con Martín (Ligüera), creo que anduve bien y que fui la figura del partido. Después, en el que perdimos 1-0 con gol de penal (de Pablo Ceppelini), pude haber dado un poco más. Me tocó ahora jugar por Copa, donde hacía mucho tiempo que no jugaba 90 minutos, y creo que cumplí. El Guti (por Álvaro Gutiérrez) me dio la confianza y tenía que estar preparado. Si me tocaba entrar ahora y no rendía capaz que me hacían la cruz.

- Cuando dice que Gutiérrez le dio confianza, ¿a qué se refiere? ¿Tuvo una charla previa con él?

-Hablé con Mario (Picún), su ayudante, y me dijo que estuviera tranquilo. Guti me puso un día antes y quedé contento de que iba a jugar. Creo que cumplí.

- ¿Alguna vez sufrió por las críticas duras?

-Soy de darle muy poco lugar a las críticas. Hasta a mi señora le digo que esté tranquila, que no pasa nada. Siempre va a haber gente que te insulta y otra que te va a dar para adelante. Trato de disfrutar el día a día porque nunca sé hasta cuándo voy a estar en Nacional.

Deportivo Maldonado vs Nacional
Christian Almeida.
Estefania Leal/Archivo El Pais

- ¿En este tiempo también se ganó adeptos, varios que le tomaron un cariño especial después de su festejo con la careta de Luis Suárez. ¿Siente que fue positivo para acercarlo a la gente?

-Sí, me ayudó. Eso salió del vestuario: me dijeron que no me “daba”... ¡Qué no me iba a dar! Me puse la careta y salí a calentar. Yo veía que la gente se mataba de la risa. Después, dio la casualidad de que entré, hice un gol y uno me tiró la careta. Me dio justito para festejar.

- ¿Qué le dijo a Suárez después de eso?

- “Cómo te traje, eh. Ni gracias me dijiste”... Se mataba de la risa Luis.

- ¿Qué recuerda de la primera vez que lo vio y cómo fueron esos primeros intercambios cara a cara?

- Lo vi por primera vez en el Parque. Estábamos en el vestuario esperándolo y cuando lo vi, no podía creer. Me costó cuatro o cinco concentraciones pedirle una foto, imaginate... Y eso que jugábamos al truco y tomábamos mate... Pero no me animaba. Hasta que un día le dije “¡Luis, una selfie!”, y me dijo “sí, claro”. Hicimos una linda amistad y con mi familia hemos ido a la casa.

- ¿Se hablan hasta hoy? ¿Está enterado usted de lo que se habla en Brasil acerca del posible retiro?

- Sí, hasta hoy tenemos un grupito en WhatsApp y hablamos. Pasamos jodiendo en el grupo, pero de ese tema no hablamos. La otra vez fuimos a tomar un mate y de ese tema no sabíamos nada.

Luis Suárez junto al Torito Rodríguez, Didi Zabala, Emmanuel Gigliotti y Christian Almeida.
Luis Suárez junto al Torito Rodríguez, Didi Zabala, Emmanuel Gigliotti y Christian Almeida.
Foto: @luissuarez9

- ¿Y cuál es el mejor recuerdo que le quedó de él?

- El día del clásico, que hizo el gol, lo tuve haciéndome de mozo. Les ganamos al truco y un compañero lo grabó y yo le gritaba “ponele salmón, ponele ensalada”. Justo al otro día ganamos, hizo el gol y le dije “bueno, ahora todos los fines de semana va a ser la cábala”.

- Alguna cosa sobre Lionel Messi también hablaron...

- Sí. Messi le mandó un video a mi hija por el cumpleaños. Yo no me animé nunca a pedirle un video y mi hija le dijo una vez (a Suárez) que le consiga el saludo. ¿Y podrás creer que a los dos meses Messi se lo mandó? Cuando lo vi, hasta a mí se me caían las lágrimas.

- En su momento, cuando se dio la llegada de Leonardo Coelho a Peñarol, usted dijo que por plata no “traicionaría” a Nacional. ¿Sigue pensando lo mismo?

- Es que yo no lo haría. Él como extranjero capaz lo ve diferente. Va en cada uno. Ha pasado con otros jugadores que se han ido de un club a otro. Yo no lo juzgo; sé que es trabajo, pero al menos en lo personal no lo haría.

Leo Coelho.

Cuando fui a Liverpool (18 años), estaba trabajando en un puesto de verduras, en un supermercado del barrio. Yo era el verdulero

- Fue uno de los pocos que se animó a hablar del caso. De hecho, en el club dicen que usted normalmente es de los que más habla y hace bromas dentro del plantel. ¿Coincide?

-Cuando hay que entrenar, entrenamos. Pero después, se jode bastante, sí. Es para reírnos un rato. Ya si a alguno lo veo medio tímido lo agarro, le tiro alguna (broma) para que entre en confianza. Hay gurises que han subido y de a poco es bueno irlos integrando.

- ¿Se encarga de la música también?

-El año pasado sí. Ahora le cedí la posta a Franco (Fagúndez) y anda (Marcos) Montiel también. Entre los dos ponen reggaetón y plena.

- ¿Y qué pasa si a alguien no le gusta?

-Al que no le guste la plena se va a tener que adaptar o ponerse auriculares porque acá se escucha eso (risas). Pero ninguno se ha quejado, eh. Vamos mejorando.

- Hablando de mejorar, el año pasado dio un salto educativo al terminar Ciclo Básico. ¿Por qué se le dio por retomar el liceo?

- Fue por la Mutual. Yo tenía 1° y 2° aprobado, debía dos materias de 3° y cinco de 4°, además de todo 5° y 6°. Salió un plan en el que había que conectarse por Zoom un par de veces, me anoté y ya pude hacer la prueba. Si no, tenía que dar exámenes libres y no salvaba nunca más. Me acuerdo que estaba concentrado, me dejaron salir y fui a darla. Me lo pedían como mínimo para arrancar el curso de técnico. De tercero debía Matemática e Inglés y yo en Matemática andaba bien, pero no sé por qué me la llevé (risas).

Christian Almeida.
Almeida cursando el programa Acredita CB.

Nunca tuve la posibilidad de comprarme una casa

- ¿Había dejado los estudios por trabajo?

- Sí, dejé de estudiar por trabajar. Llegué a hacer 4° del nocturno. Estábamos con (Diego) Zabala en Lezica y quedé debiendo cinco de las 11 materias.

- ¿De qué trabajó?

-Cuando fui a Liverpool (18 años), estaba trabajando en un puesto de verduras, en un supermercado del barrio. Yo era el verdulero. Me vino a buscar un amigo para ir a Liverpool y yo le dije “laburo acá de 14:30 a 22”. Y él me dijo: “Pero son de mañana las prácticas; te quedás en casa hoy y vamos mañana que nos lleva mi viejo”. Quedé y laburé todo ese año mientras jugaba. A fin de año no aguanté más porque el físico no me daba.

- ¿Su familia era de clase media-baja? ¿Cómo está compuesta?

- Sí, claro. Tengo dos hermanos, mi abuela laburó toda la vida hasta que se jubiló y mi madre no puede trabajar porque tiene que estar pendiente todo el día de uno de mis hermanos, que tiene discapacidad. Somos nosotros nada más.

- ¿Cómo fue crecer con ese caso tan especial?

- Al principio, cuando mi hermano nació, yo estaba en la UTU y no lo aceptaba, no me daba cuenta. Veía que llegaba el año y no caminaba. Y año y pico y nada… Hoy en día tiene 20, lo veo día por medio y lo adoro.

- Además de ser jugador de Nacional, y por tanto una figura pública, usted es padre. ¿Qué tan presente está con sus hijas?

- Mi señora tiene una nena de 14, y yo estoy con ella desde antes de que cumpla un año. También tengo una de nueve. Siempre dejo a una en la escuela, a otra en el liceo, y sigo para la práctica. Trato de estar pendiente de ellas: hacen gimnasia artística, karate y, cada vez que puedo, trato de estar. No me escondo ni mucho menos; al contrario. El otro día una tuvo el evento de una competición y justo suspendieron la fecha y pude ir. Yo estaba como loco porque me gusta acompañar, pero sé que a veces no se puede.

- A pesar de la repercusión mediática, usted vive la vida de forma tranquila, sin grandes lujos...

- Sí. Nunca tuve la posibilidad de comprarme una casa. Cuando la tuve, mi señora había quedado embarazada de mi nena y salimos sorteados por la cooperativa Ayuda Mutua. Estando en Liverpool, estuve laburando con ella: yo entrenaba y después iba a la cooperativa. Así por tres años. Recién en diciembre (2017) me entregaron la llave y en enero (2018) me fui para Defensa y Justicia. No quería dejarla sola con las nenas porque teníamos que hacer 21 horas obligadas por semana como peones. Preferí quedarme y cuando terminé me fui para Argentina.

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