Los jugadores de Racing y River Plate armaron un pasillo en la antesala de su partido por la última fecha del Torneo Clausura. Una práctica común para que un equipo homenajee a su rival al lograr un título. Aunque en el Parque Roberto fueron los dos clubes los que hicieron el pasillo por el retiro de Christian Ferreyra como árbitro de campo tras 14 temporadas en Primera División. “Fue increíble”, le confesó a Ovación el juez que para 2025 solo será VAR y apuntó que su adiós fue en el lugar donde comenzó: “Mi primer partido como árbitro de Primera fue en el Roberto”.

La emoción fue muy grande y le costó meterse en el partido. Estaba su esposa y sus amigos en la cancha. Además, ese domingo a la mañana llovió y Ferreyra lo tomó como una señal. “Eran mis padres que me miraban desde el cielo”, indicó.

Ingresó a la cancha junto a su hijo, Mateo, que estaba vestido de árbitro gracias a que el asistente de VAR, Andrés Nievas, le cedió la camiseta. Fue la segunda vez que Mateo entró con su padre a un campo de juego: la primera se dio el 1° de setiembre de 2019 en el clásico entre Nacional y Peñarol por el Torneo Intermedio. “Ese año fue especial; a Mateo lo operaron y como premio le dije que si me tocaba el clásico entraba conmigo al Estadio Centenario”, relató con emoción.

No fue el primero ni el último clásico de Ferreyra. Su carrera la arrancó en 2011 y en 2013 pasó a ser árbitro internacional. Dirigió en todos los países de Sudamérica por Copa Libertadores, Copa Sudamericana, Eliminatorias y también trabajó en Arabia Saudita. En muchas oportunidades, cuando dirigió alguno de esos encuentros internacionales, hizo un ejercicio. “Cerraba los ojos y recordaba mis inicios en 2003 cuando dirigía en la Asociación Uruguaya de Fútbol Infantil (AUFI), los abría y estaba en un estadio de 60 o 80.000 personas donde, muchas veces, no escuchaba mi silbato”, dijo.

Le tocó arbitrar partidos en los que tuvo a futbolistas como Álvaro Recoba, Antonio Pacheco, Luis Suárez, Lionel Messi, entre otros. Sobre la Pulga, dejó en claro que fue “bravo”, pero no por su carácter, sino por su dominio de pelota. “Estaba parado con su cuerpo hacia un lado y de repente jugaba el balón filtrado para otro y uno con el riesgo de estar muy cerca de la jugada”, dijo con una sonrisa.

Reconoció que la vida del árbitro no es fácil. “Hay que ser profesional, porque la carrera te lo exige, pero tenés que tener ese temple o personalidad para mantenerte sereno y tranquilo durante el juego, porque pueden pasar situaciones en el campo, que tomando decisiones podés marcar el futuro de un club, de un partido y de un jugador”, contó.

Ferreyra afirmó que nunca pudo vivir 100% de esta profesión. “Siempre tuve otro trabajo. Cuando ascendí a la categoría internacional, fueron muy difíciles los primeros porque la empresa en la que trabajaba cumplía un horario; luego abrí una unipersonal para trabajar por mi cuenta”, marcó.

Señaló que lo más difícil que transitó en su carrera fue el “mantenerse”. “No es fácil y menos en el fútbol uruguayo”, aseveró Ferreyra.

El árbitro está expuesto a la crítica y, muchas veces, a la descalificación. En esa línea, la preocupación de Ferreyra estuvo entorno a la familia.

“Sabía en el mundo que me metía, pero la familia es la que más sufre. Pero con el paso del tiempo fuimos armándonos un caparazón para que eso no afecte”, dijo.

El 8 de julio de 2023, Peñarol cayó 1-0 ante Danubio por el Intermedio. Ese partido fue arbitrado por Ferreyra y hubo dos situaciones polémicas que terminaron en dos goles de Abel Hernández. Sin embargo, Ferreyra las revisó en el VAR y no las cobró.

Eso generó enojo en el mundo mirasol. Lo peor: amenazaron a Ferreyra. “Se filtró mi número de teléfono y empezaron a llegar mensajes; no fue lindo”, instó.

Tras esa situación, hizo la denuncia y las amenazas se “cortaron enseguida”. Salió a la prensa y explicó los pormenores de sus resoluciones para no convalidar ninguno de los dos tantos.

“Tal vez escuchamos que mataron a un niño de un año y solo se habló un día, pero si un árbitro no le cobró un penal a un equipo grande se habla meses; vende más eso que otras realidades que son muchos más importantes”, reflexionó.

Christian Ferreyra dio ese paso que en 2023 quiso dar: colgar el silbato. Ahora, en 2025, estará un poco más alejado del ruido mediático, pero seguirá ligado al fútbol y al arbitraje desde el VAR.

Foto: Francisco Flores.

En el último tiempo el presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, fue crítico con el arbitraje y arremetió muchas veces contra Ferreyra. La Asociación Uruguaya de Árbitros de Fútbol (Audaf) envió una carta al presidente del Colegio de Árbitros, Jorge Vázquez, por eso. “El Sr. Ruglio expresa que nuestro asociado, el Sr. Christian Ferreyra, actúa siempre de manera intencional en contra de su club, y continúa relatando situaciones del arbitraje en las cuales cree tener razón y tener en claro que se perjudica constantemente a su club de manera deliberada”, dice el texto.

“De los últimos cinco clásicos oficiales me designaron en cuatro, si hubiese sido tan malo no creo que me eligieran para dirigir un clásico porque es uno de los mayores premios que se le puede dar a un árbitro”, contestó Ferreyra. “El último clásico que Peñarol ganó fue en el Torneo Apertura del año pasado y el árbitro fui yo”, dijo.

“En total, dirigí siete clásicos en mi carrera: cuatro ganó Peñarol, dos Nacional y el otro fue un empate”, afirmó.

Foto: Leonardo Mainé

Cada fin de semana se repiten las críticas de los hinchas por el VAR. Incluso, algunos protagonistas marcaron que no confían en esa herramienta. “El VAR no me cierra. Prefiero el error humano”, expresó el director técnico del Peñarol campeón uruguayo, Diego Aguirre, en diálogo con el programa #Minuto1 (Carve Deportiva). “La estadística marca que el VAR generó mucha más justicia en el fútbol”, dijo Christian Ferreyra. “Es una herramienta que ha ayudado muchísimo; no digo que no nos equivocamos los árbitros porque hay jugadas que son de interpretación y se pudo haber interpretado mal, o se intervino cuando no se debía”, añadió.

Además, agregó: “Alguien que mencione que no le gusta el VAR es como que diga: ‘No quiero que hayan cámaras de seguridad en un supermercado’. Me da la sensación como que no prefieren que haya VAR si un jugador simula y el árbitro compró, o si un futbolista está adelantado medio metro, convirtió el gol y el asistente quedó mal ubicado no quiere que tiren líneas para chequearlo”, recalcó Ferreyra.