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“Sinceramente, podría armar un equipo titular y otro suplente con el plantel de Nacional de 1998. Podría armar cuatro equipos con jugadores uruguayos que fueron mis compañeros o rivales y que demostraron tener un nivel espectacular. Y armando todo eso seguiría siendo injusto porque es muy difícil dejar afuera a gente que fue tan talentosa o ganadora. Pero hay que armar un equipo ideal y después de pensarlo prefiero hacerlo con lo más imponente que vi, incluso algunos jugadores actuales. Mi equipo, además, lo armo pensando mucho en el arco de enfrente y que se preocupen los rivales. Me gusta darle trabajo a los defensas... Entran en mi once ideal dos uruguayos: el señor Hugo De León y Luis Suárez”, expresó Damián Rodríguez.

“El rival más duro que me tocó marcar fue Ronaldinho Gaúcho en Gremio y por la Copa Libertadores de 1998. Tenía 17 años y ya era un fenómeno. Jugué contra varios cracks, como Adriano en Flamengo, Edmundo, Romario, pero Ronaldinho era diferente. No se precisaba verlo mucho para dejarte en claro hasta dónde podía llegar. Hacía lo que quería”.

”El gol que recuerdo con mayor emoción fue el que le hice a River Plate en 1998. Destrabó el partido y nos dio los tres puntos. No faltaba nada para que terminara y lo hice de chilena. El hincha de Nacional siempre me lo recuerda y por encima de cualquier otro que haya anotado, ese tuvo una importancia significativa porque era un año muy especial”.

“Con el diario del lunes digo que fue aceptar jugar un partido cuando ya estaba transferido. Fue el clásico en el que me fracturé la tibia. Obviamente que jugué convencido de que tenía que estar en ese partido, pero esa lesión cambió mi destino en el fútbol. Tenía un acuerdo para irme a un club de España y al final me terminé yendo a Ucrania al Shakhtar Donetsk”.

“Yo nací en Porto Alegre y si bien de chico me fui a vivir a Rivera no puedo negar que me gusta mucho el clima tropical. En la medida de lo posible trato de huirle al frío, por eso elegiría Río de Janeiro. Me gustaría mucho vivir en Brasil, fundamentalmente por el clima y porque es un país de una gran belleza. Obviamente que lo conozco y por eso me quedo con Río”.

“Me quedó con el plantel de Nacional de 1998. Cortamos un racha negativa y para que las nuevas generaciones pudieran disfrutar de jugar en Nacional sin ninguna presión. Fue un momento de mucha presión, de locura y la verdad que se armó un gran plantel, desde lo humano y lo futbolístico. Ese pl