DERROTAS
La primera es económica, pero hay otros temas que vuelven cada vez más difícil la competencia
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Es cierto: Nacionaltodavía puede avanzar en la Libertadoresy con suerte Peñarol podría ir a la Sudamericana, sin olvidar el resonante triunfo de Wanderers sobre Lanús. Pero en general los clubes uruguayos desde hace años reciben revolcones cuando compiten en las copas internacionales.
¿Por qué a los equipos uruguayos les va tan mal ante rivales de fuera de fronteras? La respuesta más habitual es el tema económico, y por supuesto resulta acertada, en un deporte donde los dólares (o los euros) pesan cada vez más. Por algo la Champions europea es cuestión de las superpotencias inglesas, españolas o alemanas y ya no llegan a las instancias finales formaciones de Escocia, Serbia o Rumania, que en el pasado tuvieron sus campeones continentales.
En una actividad súper profesional, el dinero representa casi todo. Y su falta no solo implica la necesidad de transferir a los cracks propios y la imposibilidad de contratar a los ajenos: toda la actividad se ve resentida. Baja el nivel de la actividad doméstica, los jugadores que quedan carecen de experiencia internacional e incluso se resiente el trabajo en la semana. Los técnicos arman planteles que se desarman periódicamente mientras que los jugadores no se ven estimulados a progresar en sus clubes y su pensamiento en general se dirige apenas a lograr un pase al exterior.
El círculo vicioso parece no tener escapatoria para los equipos uruguayos. Estas son cinco razones para esta situación:
1) lA ECONOMÍA. La primera y la más importante. En el fútbol cada día pesan más los presupuestos, un terreno en el cual los clubes uruguayos están en amplia desventaja. No solo ante brasileños y argentinos. Marcelo Palau, que juega en Paraguay, declaró hace algunos días en Ovación que los clubes de ese país no necesitan transferir tan seguido a sus cracks como los uruguayos. Aquí, los futbolistas emigran cada vez más rápido y en mayor número. A veces vienen extranjeros o cracks compatriotas de retorno, pero por lo general ya son veteranos.
2) EL CORTO PLAZO. Los planteles uruguayos se arman y desarman cada año, a veces incluso cada semestre. De esa forma, pensar en un proyecto a largo plazo es una quimera. Nacional se mostró impaciente con sus entrenadores en las últimas temporadas y algunos de ellos (por ejemplo, Munúa y Medina) se destacaron luego en el exterior. Larriera logró mantener la base de su plantel en Peñarol casi un año y con eso pudo hacer una buena campaña en la Sudamericana, pero en pocos meses se lo desmantelaron.
3) ESCASO ROCE INTERNACIONAL. Cuando Peñarol y Nacional ganaban la Libertadores solían realizar giras que daban a sus jugadores una importante experiencia internacional, jugando por todo el mundo y ante rivales importantes. Además, estos hombres defendían a la selección uruguaya. Hoy, salvo algunas excepciones, los futbolistas de los grandes solo salen de lo doméstico para sus campañas en la Libertadores o la Sudamericana, que tampoco son largas. Con suerte, algunos de ellos jugaron con la Celeste sudamericanos o mundiales juveniles.
4) RITMO Y CONCENTRACIÓN. Como consecuencia de lo anterior, los futbolistas de los clubes locales están acostumbrados al ritmo y las exigencias de los torneos domésticos, mucho menores que los de las competencias de la Conmebol. Muchos partidos tienen ritmo de siesta, porque no se necesita más. Cuando salen de fronteras se encuentran con que todo es mucho más rápido. Además, los errores que aquí el rival perdona, en lo internacional se pagan muy caro. Los uruguayos, en cambio, suelen desperdiciar esas chances por falta de concentración.
5) TRABAJO. Es un punto delicado, pues la labor semanal en los equipos puede variar. Y es difícil de seguir para los ajenos, porque se suele entrenar a puertas cerradas. Es probable que muchos trabajen mucho y bien, pero no deben desdeñarse las recientes declaraciones de Ruben Sosa: hay jugadores que piensan que por llegar a primera ya lograron todo y por eso no entrenan lo suficiente. En Uruguay siguen saliendo futbolistas que tienen promisorias condiciones pero también defectos que no terminan de corregir. Y a nivel internacional se notan más.