Después de la derrota de Danubio el sábado en Belvedere ante Liverpool, la semana fue intensa para el equipo franjeado. El mismo sábado se tomó la decisión de destituir a Esteban “Coco” Conde, y el lunes ya se había designado a Mario Saralegui como nuevo entrenador, además de anunciarse la contratación del futbolista argentino Mauro Zárate.

El DT saliente, Coco Conde, es consciente de que en el fútbol los resultados mandan y reconoce que no fueron los últimos dos partidos, sino sobre todo el mal Torneo Apertura, lo que detonó su salida. En 24 partidos jugados entre Apertura, Intermedio y Clausura, Danubio acumuló 10 derrotas, ocho empates y seis victorias. Anotó 26 goles y recibió 25. Además, en la Copa Sudamericana consiguió pasar a la fase de grupos eliminando por penales a Defensor Sporting, le ganó a Emelec y Huracán como local, empató con el equipo argentino como visitante y terminó acumulando tres derrotas: dos con Guaraní, en Montevideo y Asunción, y una con Emelec en Quito.

“Es parte del fútbol. La realidad es que solo cuando estás trabajando tenés riesgo de salir, y depende mucho de los resultados. En este caso, ocurrió muy temprano en el Torneo Clausura, en la segunda fecha. Creo que este inicio de Clausura se sumó a todo lo anterior, y dentro de eso, lo que nos afectó fue el Torneo Apertura, por la muy poca cantidad de puntos que obtuvimos”, reflexiona Conde en diálogo con Ovación.

Y agrega: “En el Apertura tuvimos la Copa Sudamericana de por medio, y el equipo por momentos se vio muy bien o al menos compitió a nivel internacional. Algunos partidos del torneo local los jugamos bien y logramos un buen funcionamiento y hasta muy buenos resultados, pero también tuvimos muchos altibajos, así como partidos en los que el rendimiento fue mejor que los resultados. Entonces, no acumulamos suficientes puntos que nos dieran margen para este tipo de situaciones, por ejemplo”.

Para Conde, el partido crucial fue la derrota ante Montevideo City Torque como local, donde a pesar de jugar un tiempo y medio con un jugador más, no lograron la victoria. “Eso afectó el ánimo de todos, incluso de nosotros. Quedamos muy afectados por ese partido, pero el equipo respondió en el siguiente encuentro, ya que contra Liverpool fue muy parejo para ambos lados. En términos numéricos, la campaña fue mala, y no hay una tabla de méritos”, subraya.

En su primera experiencia como entrenador, Conde siente que fue de menos a más, sobre todo por la frescura de estar en un nuevo rol. “Lo asumimos con soltura al principio, después cometimos errores, tratamos de aprender y corregir sobre la marcha. Mejoramos en muchos aspectos y crecimos. La experiencia en sí misma fue tremenda para nosotros”, señala.

Además, destaca la exigencia que implica estar en un club como Danubio en su situación actual: “El club no está en las mejores condiciones, con un plantel bastante limitado que también fue planificado por nosotros y la dirigencia para sobrellevar la situación económica. Realmente tuvimos que hacer malabares, aunque el club cumple con los salarios y nunca se retrasa en ese aspecto. Hacen un esfuerzo tremendo, pero las dificultades se presentan en el día a día. Mucho de la organización recaía en el cuerpo técnico debido a la ausencia de un gerente deportivo o director deportivo. Esto nos planteó muchas responsabilidades en términos de organización y gestión, aspectos necesarios para realizar un trabajo serio. Fue muy demandante”, destaca.

En cuanto a las salidas de Franco “Cepillo” González y Mateo Ponte, valora que el club tomó la decisión correcta: “Danubio necesitaba vender y aún lo necesita. No se podía perder la oportunidad a riesgo de que se cayeran anímicamente. Después de lograr algo tan importante como el Mundial Sub 20, hay un vacío y es necesario reinventarse. Cuando sos joven, no es fácil lograrlo. Creo que el club optó por algo sensato al venderlos, aunque la gente pueda cuestionar las cifras de las ventas. Pero la realidad es que no hubo más ofertas”, destaca.

Respecto a la situación con Jonathan Álvez, quien fue separado del plantel y rescindió su contrato, explica que “no logró despegar por diversas razones” y no pudieron obtener el rendimiento deportivo que esperaban de él.

Consultado sobre las razones de esta salida, indica: “Fue una combinación de factores. En su momento, tanto el club como nosotros decidimos barrer para adentro. Creo que es sensato hacerlo de esa manera para no perjudicar a nadie. Todos somos humanos y estamos para apoyarnos mutuamente”.

La hinchada de Danubio no es conocida por ser la más sencilla, y el entrenador lo sabía perfectamente. “El hecho de que no sea fácil es todo un desafío y, en mi opinión, es algo bueno. De hecho, es una de las cosas que uno considera al comenzar una carrera en un lugar tan complejo como Danubio y su situación actual”, sostuvo, añadiendo que esto es parte del fútbol.

Foto: Juan Manuel Ramos

“Sobre la bandera, ¿cómo no iba a verla cuando estaba atrás mío? La verdad es que la vi en una foto que me enviaron. Esto generó más de lo mismo que pasó cuando comenzaron los rumores sobre el ‘club de amigos’ que supuestamente tenía dentro del plantel. La verdad es que eso no es cierto y por eso no me preocupa. Si alguien de dentro o que conoce la dinámica diaria nos lo dijera, entonces sí me preocuparía y lo aclararía”, asevera.

“Como cuerpo técnico, nos apoyamos mucho en los líderes del plantel para manejar el vestuario, como consultores en algunos casos y para gestionar situaciones de manera efectiva. Somos nuevos en esto, pero eso no significa que coloquemos a mis amigos en posiciones. Hay que preguntarle a Ribaír si está contento conmigo por no haberlo puesto. Además, él hizo un gran esfuerzo y está en buen estado en este momento. Ese es un claro ejemplo de que eso no es verdad. La gente puede pensar y decir lo que quiera, tiene esa libertad”, afirma.

“Sobre lo que decía la bandera, lo vi con algo de humor. Capaz que si nos hacemos amigos y luego lo contrato para el próximo club al que vaya”, bromeó.

En cuanto a la llegada de Mauro Zárate al equipo de la Curva, el exarquero comenta: “Hablé con Mauro, y su fichaje estaba en nuestros planes. Tuvimos una conversación muy positiva antes de nuestra salida. Ahora, se volvió a considerar su fichaje y lo trajeron. Por supuesto, me hubiera gustado porque es un jugador de calibre mundial. Sabemos que venía de una lesión y él me había informado que ya estaba jugando al fútbol nuevamente, por lo que no estaba muy atrás en ese sentido”. Y añade: “Claro que hubiera sido agradable tener la oportunidad de dirigir a un jugador con tanta experiencia a nivel mundial y con sus cualidades. Esto hubiera agregado un plus. Habíamos aprobado su fichaje, el club estaba avanzando en ello, pero luego se frenó”.

Conde reconoce que muchos de los fichajes a los que el equipo aspiraba no se dieron por razones de dinero: “Danubio no era una competencia a nivel financiero para casi ningún equipo de Primera en Uruguay, por eso perdimos algunos nombres”.

Respecto a la designación de Mario Saralegui como su sucesor, Conde señala: “Desconozco lo que buscaba el club. Habría que preguntarle a los dirigentes qué quieren con Mario. Él tiene un perfil específico que es ampliamente conocido en todo el fútbol uruguayo. Por alguna razón, lo eligieron. Además, es un técnico con mucho recorrido y de repente en ese volantazo que dieron justamente es por buscar algo contrario al del principio. Se quiere cambiar algo y, en este caso, sí cambian los perfiles”.

“Realmente no sé cómo estará Mario, él disfruta un poco de la polémica, pero quizás ahora esté más tranquilo. En última instancia, es alguien que sabe cómo manejar a los planteles. Seguramente aprovechará al máximo al equipo y espero que disfrute de los refuerzos que nosotros deseábamos disfrutar, pero debido a nuestra abrupta salida durante el Clausura, no lo logramos”, concluye con cierto sentimiento de tristeza.