Las campañas electorales mueven cimientos -hasta en el fútbol- y sacan por un segundo de su eje a cualquier club. Están aquellas que son pacíficas, otras que con el paso del tiempo se vuelven feroces, y algunas que, de entrada, corrompen con los esquemas de convivencia básicos cuando la violencia es extrema y la puja tiene un solo objetivo: llegar al sillón presidencial, en este caso de Nacional.
El hecho de que haya una elección en diciembre le agrega un condimento especial al año deportivo del club, que ya emprendió la recta final de una carrera que, por ahora, lo tiene corriendo de atrás a Peñarol, a cinco puntos de distancia en la Tabla Anual.
Todo ese cóctel tiene varias lecturas posibles. Por un lado, da lugar a la visión de la estadística fría que dice que en ninguno de los últimos tres períodos electorales anteriores terminó saliendo campeón uruguayo. Después de la primera semana de diciembre -fecha pautada para la finalización del Clausura-, se verá si ese patrón se repite y termina (o no) impactando en el voto de confianza que los socios le puedan llegar a dar al oficialismo, que entre la primera presidencia de José Decurnex, la posterior del fallecido José Fuentes y la que está en curso de Alejandro Balbi, lleva dos períodos consecutivos al frente de la conducción.
Por otra parte, la coyuntura de la campaña electoral obliga a los directivos que están en funciones a involucrarse, en simultánteo, en la defensa de su gestión ante los dardos que, con total naturalidad, les caen desde filas opositoras. A juzgar por la visión de Balbi, mientras algunas agrupaciones “se juntan, comen asados y hacen política” para “cambiar el mundo”, ellos siguen preocupados por gobernar. “Lo urgente en el fútbol le quita lugar a lo importante”.
En un plano aparte, entra la contextualización que hace el economista Eduardo Ache sobre la situación política de Nacional -en la que no recuerda “niveles de enfrentamiento” como los actuales-, algo que dista bastante de lo que piensa Ricardo Alarcón, quien a Ovación le transmitió otra postura: “Yo no recuerdo una oposición tan feroz como la de mi presidencia”.
En lo que va del año, el club ya despidió a un entrenador y antes de que eso pasara Leandro Lozano había dicho: “Se le cae al Chino (Álvaro Recoba) por que no encontramos una línea de juego, pero nosotros somos conscientes de que somos responsables”.
Los jugadores tendrán la última palabra en la cancha y solo dependerá de ellos no ser salpicados por los roces políticos.
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