Fue una de las primeras veces en el año -sino la única- en que los hinchas de Nacionalse retiraron muy molestos por lo que vieron de su equipo en el Gran Parque Central el sábado por la noche frente a Fénix.
Motivos tenían. Respondían principalmente a que los jugadores dejaron más sombras que luces contra un rival que en los papeles y en la previa era más que accesible. Y quizás algunos ya precipitaban lo que sucedería un día después (ayer), cuandoPeñarol le ganó a Boston River en el Estadio Campeón del Siglo y lesacó ventaja de cuatro puntos en la Tabla Anual.
Más de una interrogante pasa por el cómo. Cómo de la noche a la mañana a Nacional se le fue a la basura un invicto de más de un año y cinco meses en su estadio.Cómo puede ser que Álvaro Gutiérrez, el bombero-entrenador que consiguió apagar los incendios de un plantel abatido, se rindiera en conferencia de prensa reconociendo que era el “peor momento” desde su llegada. “¿Cómo puede ser que seamos tan desastrosos en el juego teniendo el triple de presupuesto?”, se preguntó una socia veterana a la salida del estadio.
Todas esas interrogantes son las que se encendieron el último fin de semana y hasta hoy rodean a un cuerpo técnico, que, si bien tiene crédito para afrontar momentos de tensión, retrocedió varios casilleros en su escala de confiabilidad y se ha expuesto con algunas contradicciones.
En el análisis invisible, a ningún periodista le llamó la atención que Franco Fagúndez pasara de no estar entre las cuatro opciones de cambio (en el partido ante Racing) a ser titular por encima de Manuel Monzeglio (frente a Fénix). Aparentemente, tampoco sorprendió que Santiago Cartagena, que entró para dar una mano en defensa contra Liverpool, quedara resignado de plano y dejara de entrar con aire fresco a los dos siguientes partidos. Al menos nadie se lo preguntó.
Lo que sí quedó de manifiesto, por lo que se vio en cancha y por lo que declaró el propio DT después, es que el castillo deportivo que construyó en el inicio de su tercer ciclo al mando de Nacional se le desmoronó en un santiamén de dos semanas, primero con la salida repentina de Sergio Rochet a Internacional, luego con la partida de Camilo Cándido a Bahía, y en el medio con dos lesiones y dos suspensiones.
Ante el vacío de figuras, se vio obligado a rearmarse a las corridas para cumplir con el calendario y lo pagó entrando en una crisis deportiva.
Racha de caídas: los tricolores no levantan cabeza desde hace nueve partidos
El Nacional de Gutiérrez perdió más de la mitad de los puntos en los últimos nueve partidos que protagonizó entre el campeonato local y la Copa Libertadores. Los números dicen que apenas sumó 12 unidades de 27 posibles (44,4% de efectividad), con una racha particularmente mala al jugar como visitante. Allí la efectividad le baja a 16,6%, con dos puntos de 12 en las últimas cuatro presentaciones.
Una luz de esperanza: se confirmó la llegada de Gonzalo Carneiro
Gutiérrez dejó en claro que en su pizarra siempre prefiere que haya un solo número 9 entre los titulares. Por eso, cuando muchos se preguntaban el otro día por qué no dejó en cancha a Juan Ignacio Ramírez para compartir la delantera con Bruno Damiani perdiendo 0-1, se sinceró y dijo que prefería tener una única referencia ofensiva.
Pero de tener “pocas herramientas”, como dijo, ahora pasará a sumar nuevas variantes. El ataque, por ejemplo, lo tendrá superpoblado porque además de Ramírez, Damiani y Emmanuel Gigliotti, ayerNacional confirmó de manera oficial que para el segundo semestre contará con el delantero de 27 años Gonzalo Carneiro,quien viajará en las próximas horas a Montevideo para firmar contrato con el club, y a él se sumará Franco Romero (28) para dar una mano en defensa.
Más allá del visto bueno, queda por saber si el entrenador mantendrá (o no) su habitual esquema de 4-2-3-1. Tendrá que definir si utilizará a Carneiro por detrás del centrodelantero que conforme su 11, si lo parará como un segundo punta libre o le pedirá que dé una mano volcado sobre uno de los extremos. Romero, en tanto, es claro que será suplente.
Los futuros ajustes no le hacen correr peligro a Diego Zabala, quien ha sido el futbolista más regular del plantel en la temporada y es uno de los que cada vez que se ausenta hace que el equipo lo sienta.
El tiempo lo pone contra las cuerdas a Álvaro Gutiérrez, que deberá ponerse manos a la obra cuanto antes para que el año no se le haga cuesta arriba.
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