CURIOSIDAD
La terapia de ventosas fue usada por el célebre deportista olímpico Michael Phelps y ahora lo imitan otras figuras como el delantero del Real Madrid.
Aquellas noches en el Aquatic Center, de Río de Janeiro, eran muy especiales. Porque la leyenda Michael Phelps se encaminaba a su retiro, no sin antes continuar con su implacable cosecha de medallas doradas olímpicas, que llegaría a 23. Pero el público y los medios internacionales no sólo quedaban perplejos ante una nueva conquista del Tiburón de Baltimore. Llamaban la atención unos extraños “círculos rojos”, como moretones, diseminados en la espalda de uno de los mejores deportistas de la historia.
El enigma no duró mucho: Phelps se sometía a una terapia especial de ventosas, también denominada “Cupping”. Una práctica de origen milenaria que se se realizaba con un taza de vidrio y calor, y que después se colocaba sobre el cuerpo de las personas creando un vacío mientras se enfriaba. En tiempos más modernos, una bomba imita el proceso, ayudando a la recuperación de los deportistas y dejando moretones temporales.
¿Cómo funcionaba la técnica en esos Juegos Olímpicos, que no era sólo utilizada por Phelps? Para los atletas, la idea era acelerar los tiempos de recuperación. El sistema era sencillo. La ventosa se coloca sobre la piel y succiona con el fin de tirar de los músculos más tensos. El vacío levanta la piel del músculo, permitiendo que los vasos sanguíneos se expandan y que fluya más sangre a la zona en cuestión. Y el aumento del flujo sanguíneo se cree que ayuda a recuperarse más rápido. Quienes lo utilizaron comentan que el proceso lleva unos 10 minutos y que sienten como pellizcos, seguido de alivio inmediato del dolor cuando se retiran las copas. Las manchas son contusiones de las copas y pueden durar hasta tres semanas. Por eso es que, durante esa semana, la espalda de Phelps arrastraba esas marcas tan curiosas. El gran campeón de la natación no escatimaba técnicas para seguir sorprendiendo al mundo del deporte con su supremacía.
De alguna manera, Phelps hizo escuela y cinco años después es otro deportista de elite el que está abocado a la técnica de las ventosas. No es uno más, por cierto: figura entre los candidatos al Balón de Oro de la temporada y desde hace 11 años se destaca en Real Madrid, el máximo campeón de la Champions League. El francés de origen argelino Karim Benzema, uno de los mayores goleadores del mundo, suele exhibirse en su cuenta de Instagram mostrando las marcas de la terapia. No la llama “Cupping”, sino que se denomina “Hijama”. Es pariente de la instrumentada por Phelps, también proveniente de la medicina tradicional. Cuentan que Benzema, de 33 años, se ha fanatizado con el Hijama.
¿En qué consiste? En el idioma árabe, el término hijm significa “absorber”. El Hijama tradicional corresponde a un método de extracción de sangre a través de las ventosas. Es distinta a la “terapia de ventosas”, cuya historia refiere a hace unos 3000 años y concretamente a una técnica china. En el “Hijama real“ se hacen pequeñas incisiones superficiales en una parte específica del cuerpo. Se coloca una ventosa, se vacía el aire para facilitar la extracción de la sangre, con un aspecto más o menos negruzco y espeso. Esto extraería sustancias tóxicas acumuladas en el cuerpo.
Claro que también existe la técnica del Hijama con método seco. Es similar a la terapia de ventosas, que es la que practica Benzema. Ello se desprende de las imágenes que publica el futbolista, en las que no se advierten restos de sangre. “Está diseñado para hacer circular sangre en áreas específicas donde hay tensión o fatiga muscular”, le explicó en su momento Keenan Robinson, gerente de preparación física del equipo de natación de EE. UU., al diario deportivo francés L’Equipe.
Movimiento de las células debajo de la piel, eliminación del estrés, mejor circulación sanguínea y alivio de dolores musculares diarios propios de la alta competencia. Esos beneficios aportaría el Hijama. De todas maneras, no es la solución total a las secuelas de preparación, entrenamiento y competencia. Los propios centros de medicina de China elaboraron hace una década un informe sobre bondades y perjuicios de la técnica de ventosas, en el cual aconsejan una utilización medida, además de requerir estudios adicionales para comprobar la existencia de eventuales efectos colaterales. Más allá del tradicional enrojecimiento de la piel, se detectaron ampollas y equimosis (ruptura de vasos sanguíneos).
¿Benzema mejoró su rendimiento o hace más goles desde que utiliza, hace unos meses, la técnica del Hijama? Nada parece garantizarlo. En 2016, el mismo año de los Juegos Olímpicos de Río, en un informe de la BBC, Edzard Ernst, profesor emérito de la Universidad de Exeter, explicó que el método de ventosas que utilizaba Phelps hasta ahora “no había mostrado ninguna prueba de efectividad”. Ciertamente, ya era un enorme campeón sin ventosas. Es más, en declaraciones a The Independent, el biofísico del University College de Londres, David Colquhoun, fue más duro aún y estimó que la técnica “carece de sentido y que creer que mejora el rendimiento físico o elimina dolores es ridículo. Ante todo, hay un elemento psicológico”. Incluso, hasta se instaló una polémica, ya que se planteó de que el Hijama es vista como “una medicina curativa”.
Eficaz o simplemente un placebo, Benzema parece practicar el método seco, “la terapia de ventosas”, que en su momento utilizó Phelps. Por convicción y también para no tener otra clase de problemas. El “Hijama real” es considerado como una práctica ilegal de la medicina. Hasta hubo infractores sentenciados judicialmente. Formidable delantero en busca de nuevas conquistas, Karim puede ser visto como “una ventosa del gol”. ¡Y vaya si se adhiere!