En 2019 le diagnosticaron un cáncer terminal a Nelly, la madre de Damián Frascarelli. Ese día, corrió al aeropuerto y compró el “primer vuelo que fuera a Uruguay” para estar con ella. “Fue una despedida porque cuando me volví a Ecuador, mi madre se murió”, recordó. Tras ese momento, Frascarelli se juró una cosa: iba a volver a Uruguay para estar cerca de “los suyos”. Tal es así que arregló su llegada a Albion de cara a la temporada 2024 tras siete años en Ecuador.
Hubo otro hecho que pesó para decidir pegar la vuelta y fue que terminó de construir su casa en El Pinar gracias a su larga carrera en el fútbol. Jugó los últimos cuatro años en el Aucas de Ecuador donde ganó la LigaPro en 2022 en lo que fue el primer gran título del club en sus 78 años de vida.
“Fue muy difícil porque tenés clubes muy grandes como Liga de Quito y Barcelona. Además, estuvimos 22 partidos sin perder”, rememoró el golero de 38 años.
Ecuador no fue el único país en el que jugó el experimentado guardameta, debido a que en 2011 emigró a un destino muy poco frecuente como es Chipre. Es una isla de 9.251 km² de superficie y el idioma oficial es el griego. Al principio a Frascarelli le costó y mucho adaptarse y, sobre todo, poder comunicarse.
“Me dieron una casa y lo primero que hice fue ir al supermercado. Ahí me acordé de mi madre que me decía: ‘estudiá, estudiá’. No sabía cómo decirle que quería 200 gramos de jamón”, contó con una sonrisa. ¿Cómo lo solucionó? “Le hacía señas con las manos, al mejor estilo indio. Ante la necesidad me pude revolver”, puntualizó el futbolista.
“Luego aprendí inglés y griego”, explicó después de pasar por el APOP Kinyras Peyias y el Omonia Nicosia. En este último cumplió uno de sus grandes sueños: disputar un torneo internacional europeo, y fue la Europa League. “Cuando te toca una experiencia como esa, te sentís que sos un jugador profesional”, relató.
“Había jugado la Copa Libertadores con Cerro y me di cuenta que estábamos muy lejos. En la Europa League la ropa era de marca, los traslados eran de primera. Ahí te sentís que sos un buen futbolista”, precisó con mucha alegría.
El Omonia Nicosia de Frascarelli disputó dos fases clasificatorias en la Europa League: la primera ante ADO Den Haag de Países Bajos y la última contra el Salzburgo de Austria, que lo eliminó.
Frascarelli se hizo muy amigo de un futbolista chipriota, pero ello se debió a que la madre del jugador era argentina. Ni bien se enteró de eso, su reacción fue inmediata: “¡Quiero conocerla!”
A partir de ese momento, cambió la rutina de Frascarelli en Chipre: entrenaba y a la tarde se iba a la casa de la madre de su amigo a tomar mate y a hablar en castellano con ella. “Me hacía sentir que estaba un poco más cerca de mi casa en Uruguay”, ahondó.
Sus dos etapas en Peñarol
Frascarelli iba en su auto con su sobrino y a la altura de la Ruta 102 entre Camino Mangangá y Camino Siete Cerros, abrió la ventana y gritó: “¡Qué la cuenten como quieran! Pero yo inauguré ese estadio”. Señalando al Campeón del Siglo.
La historia de Frascarelli y Peñarol tiene dos capítulos y no terminaron de la mejor forma.
Luego de un gran año en Miramar Misiones, Frascarelli recibió el llamado de su representante, quien le comentó sobre la posibilidad de fichar en Peñarol en 2008.
El arquero tenía 21 años y estaba muy emocionado porque estaba cerca de cumplir un sueño: “Jugar en el equipo que soy hincha”.
El arranque fue bueno. Disputó dos partidos amistosos y uno de ellos fue un clásico. A los pocos días, Peñarol viajó a China. Luego de 36 horas de viaje el plantel hizo un trabajo físico y Frascarelli se sintió.
El joven arquero se sentó en la cama de su cuarto a la espera de alguna novedad. Tocaron la puerta. Entró el médico y le dijo lo peor: se rompió los ligamentos de la rodilla. Frascarelli quedó tendido en la cama. “Sentí que el techo se me vino encima y fue uno de los peores momentos de mi carrera”, indicó con precisión.
No tuvo partidos oficiales y a fin de año se fue ya que Peñarol no podía renovar el préstamo y “las pretensiones de Miramar Misiones eran muy altas”, recordó.
Le quedó la espina de haberse ido de esa forma del club que es hincha. Pero tuvo su revancha, aunque con un escenario diferente.
“Mi representante me dijo que estaba la chance de ir a Peñarol, pero querían darle prioridad a un arquero del club, que era Gastón Guruceaga, y buscaban un golero de experiencia por las dudas”, contó. No lo dudó y a mediados de 2015 Frascarelli obtuvo esa tan deseada segunda oportunidad en el Mirasol.
Se dieron dos hechos destacados en esa temporada: el arribo de Diego Forlán y la inauguración del Estadio Campeón del Siglo (CDS).
El 28 de marzo de 2016 se estrenó el CDS con la goleada 4-1 de Peñarol ante el River Plate de Marcelo Gallardo en un partido amistoso.
Antes que iniciara el complemento, Frascarelli se calzó los guantes y entró por Guruceaga para disputar el segundo tiempo. “Es una de las grandes satisfacciones que tengo como futbolista profesional”, comentó.
Los malos desempeños de Guruceaga llevaron a que Frascarelli casi tuviera su gran chance de poder quedarse con el puesto de titular. Sin embargo, hubo un hecho que no se lo permitió: la llamada de su madre, Nelly, al programa Usted que opina (Sport 890). “Peñarol no va a ganar mientras Guruceaga sea titular y tiene a Frascarelli de suplente. Un golero titular que ha jugado en Chipre, Chile y más”, sostuvo Nelly, que fue descubierta por los periodistas del programa.
A los pocos días, Frascarelli se reunió con Jorge Da Silva, director técnico de Peñarol de ese entonces, para darle una muy mala noticia. “Te iba a poner de titular en el próximo partido, aunque con esa llamada es muy difícil porque ahora queda que tu madre hizo fuerza y que te pongo por eso”, recordó.
“Esa situación me jugó en contra ya que solo disputé un partido por el campeonato”, afirmó. No obstante, con el tiempo entendió la reacción de su madre y la definió como un verdadero “acto de amor por su hijo”.
Ganó notoriedad por ello. “Me veían en la calle y muchas mujeres me decían: ‘saludá a tu madre porque yo hice algo parecido por mi hijo’”, resaltó. Incluso hizo una publicidad que, para él, fue el “broche de oro” para poder cerrar el tema.
Damián Frascarelli no está “salvado económicamente”, pero ahora quiere disfrutar con su familia de su nueva vida en Uruguay.
“Quiero disfrutar de mi casa. Cada dolor de cuerpo y de rodilla valió la pena para construir nuestra casa. Lo otro es poder meterle cabeza a este proyecto de Albion y ojalá logremos acompañarlo con un ascenso a Primera, porque se está trabajando muy bien”, aseveró Frascarelli.
“No estoy salvado económicamente. El día que deje el fútbol voy a tener que trabajar. Por suerte, le compré una casa a mi madre y me construí la mía. Paso raya y capaz me hubiese gustado jugar en el Real Madrid. Pero no me quejo de mi carrera”, relató el arquero.
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