El jueves pasado, Daniel Bocanegra (35 años) vivió un partido con una pequeña parte de su corazón dividido. Uruguay, el país que lo acogió al iniciar el año y donde ahora se siente a gusto, se enfrentó a Colombia, cuna de su nacimiento y responsable de su acento opita y su gusto por la ganadería. “Que gane el mejor”, decía.
El empate (2-2) dejó a varios contentos en sus casas y más de un compañero se lo hizo saber en el entrenamiento del día siguiente.
Nacional regresó ayer a la Ciudad Deportiva Los Céspedes, después de haber tenido un pequeño ensayo el día previo en el Gran Parque Central. Bocanegra practicó con normalidad a sabiendas de que, por la ausencia de Diego Polenta (expulsado), mañana su compañero de zaga volverá a ser Franco Romero, con quien ya compartió 23 minutos en cancha el jueves de la semana pasada contra Racing.
Para el colombiano, de ahora en más, cada participación con el equipo no será menor. De hecho, va camino a renovar automáticamente su contrato, pero, para eso, primero debe llegar al 60% de los partidos jugados en el año y hoy, todavía, está lejos: jugó el 41,1%.
Siempre y cuando los tricolores avancen hasta la final de la Copa AUF Uruguay y el entrenador lo tenga en cuenta, sus posibilidades de extender el vínculo por un año aumentarían bajo este mecanismo. Es necesario que, además de participar al menos 45 minutos en cada una de las cinco fases, juegue los 11 partidos del Campeonato Uruguayo que le restan a Nacional, empezando por el que mañana lo tendrá cara a cara con Cerro a partir de las 18:30 en su estadio.
Otra de las posibilidades, para llegar a la renovación automática, podría permitirle perderse dos de los partidos que marca el calendario camino a la final de la Copa AUF si -y solo sí- luego los compensa con una eventual semifinal y final del Uruguayo contra Peñarol, el campeón del Apertura y por ahora líder de la Tabla Anual.
Lo que ya es un hecho es que, seguro, necesitará un mínimo de 16 partidos más para llegar a la cifra y eso, solo jugando lo que resta del Clausura, no le completará la ecuación numérica.
A diferencia de la situación que vivió Yonatan Rodríguez en octubre de 2022, cuando a esa altura ya se había asegurado el 60% de los partidos, el futuro de Bocanegra, en ese sentido, es una interrogante.
Puertas para adentro, Nacional ya puede ir barajando y analizando en frío su situación. Aunque matemáticamente las posibilidades están dadas para que su acuerdo contractual se extienda sin pasar por ninguna oficina, también es cierto que dependerá de un cierre de temporada casi perfecto, por no decir milagroso.
De menos a más
El rendimiento del lateral reconvertido en zaguero empezó a dejar las primeras luces recién en el segundo semestre, tras la salida de Fabián Noguera al fútbol de Arabia. Se afianzó como titular y, pese a provocar algún susto por desatenciones en el partido de ida por Libertadores contra Boca Juniors, completó una serie a la altura de su jerarquía y se afirmó como el compañero de zaga de Polenta.
Antes, cuando Ricardo Zielinski estaba al mando del cuerpo técnico, había hinchas que desde la tribuna cuestionaban su contratación, escudados en la falta de minutos y el costo alto de su salario. Sin embargo, el tiempo le dio la derecha al entrenador argentino, que le puso el ojo y lo encomendó como uno de sus refuerzos para la comisión directiva.
Hoy, Bocanegra se siente a gusto en Nacional, a pesar de que la temperatura del país dista bastante del clima acalorado que abraza a su tierra. Le gustaría seguir en la institución, aunque su renovación todavía está en pañales.
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