LEONARDO RAMOS
El entrenador del equipo de La Franja reconoció que la Segunda División es una categoría muy competitiva y que además del mazazo que significó descender, los jugadores tiene que adaptarse a la cancha.
Lo llamaron de México. Bajó el pulgar. Se reunió con Ignacio Ruglio, pocas horas después de que se confirmara su victoria en las elecciones aurinegras, porque lo quería tener de técnico en Peñarol. Le explicó que eso no iba a ser posible. Le dijo a su representante que levantara un muro, para que allí chocaran todas las expresiones de interés. Y eso se sostiene, porque el coqueteo nunca termina. Pero para Leonardo Ramos no hay otro camino: está ligado a Danubio para volver a Primera y para llevarlo otra vez a los mejores lugares del fútbol uruguayo.
-No era nada fácil la categoría, ¿no?
-No, estás loco, qué va a ser. Ya cuando me tocó en Progreso, que fue cuando regresé de Argentina era difícil, y habían otros equipos diferentes a lo que es ahora, así que imaginate lo que es en estos momentos. Se ha demostrado que no es fácil para nadie, ni para nosotros ni para Defensor Sporting, para Rampla, para Cerro, mismo Atenas que se armó bien tampoco la tiene fácil.
-¿A qué se debe? ¿No es que jugar en Primera división es más bravo?
-Primero que nada, en este caso Danubio, Defensor y Cerro, que somos los que bajamos últimamente, cuesta asimilar el mazazo, porque son equipos importantes de Primera división. Lo otro es acostumbrarte a jugar en otro ritmo, porque la cancha te da otro ritmo. No es lo mismo el rebote que te entrega una cancha de césped natural que una de césped sintético y después que, quieras o no, son tres equipos que bajaron de Primera que son muy fuertes en la categoría y son por ello como los equipos a los cuáles hay que ganarles.
-¿Es una motivación extra que tienen todos?
-Sí, tal cual. Más allá de que también está Racing que es un equipo importante de Primera división y hay equipos que están muy bien. Sacan ventaja, los equipos que ya estaban en la categoría, es que ya saben de qué manera se tiene que jugar en ese cancha y también de qué manera se juega en la divisional. Ahí, los que ya están desde el año pasado nos sacan un poco de ventaja.
-¿El fútbol de esta Segunda división es más intenso que el de otros tiempos? ¿No alcanza ahora con jugadores de experiencia?
-Por eso mismo te decía lo de la cancha. Ellos están acostumbrados a jugar en un escenario que a los futbolistas de Primera división no, salvo cuando les tocaba ir al Complejo de Rentistas. Rentistas en Primera división sacó mucha ventaja de su pasto sintético y me parece bárbaro que así sea porque es su cancha y tiene que aprovecharla para poder jugar. Lleva su tiempo acostumbrarte y creo que más en la segunda rueda los equipos van a estar mucho más acostumbrados a jugar en el Charrúa. No te olvides que tanto nosotros como la mayoría de los equipos que están en Segunda entrenamos en césped natural toda la semana. A ver, es hermoso en el Charrúa y el pasto también, pero es otra cosa, el pique es de otra manera, la velocidad de la pelota también y hay que acostumbrarse.
-El mazazo fue fuerte, ¡descendió Danubio! ¿Te quedaste solamente por ser hincha del club?
-Por el sentimiento que tengo en el club, obviamente. De hecho cuando nosotros tomamos la decisión de agarrar el club, ya teníamos todo arreglado para ir a México pero desechamos la posibilidad por el club. Si hubiese sido otro seguramente no hubiéramos hecho eso, pero lo que me deja tranquilo es que no solamente me pasó por la cabeza a mí la decisión de quedarnos, sino que el cuerpo técnico también. En el cuerpo técnico hay un sentimiento por el club pero no son hinchas y en ese caso también estoy muy contento por haber aceptado ese espacio. Sabíamos que iba a ser una empresa difícil lo que nos iba a tocar y peleamos hasta lo último y nos quedó en el debe esos dos partidos que nos empataron sobre la hora que nos podría haber dado la posibilidad de quedarnos en Primera. Pero ya antes de eso habíamos hablado con Arturo (Del Campo) y con la directiva que pasara lo que pasara nos íbamos a quedar en el club. Eso refleja un poco el amor que tenemos por el club y un acierto de la dirigencia en tratar de continuar con el trabajo en el tiempo.
-¿No pusiste en la balanza el costo que podía tener para tu carrera el no poder subir de manera inmediata?
-Sí, obviamente, porque eso está entre las probabilidades. Todos nos jugamos un montón de cosas. Yo venía de dirigir equipos grandes, me tocó dirigir a Peñarol, a Barcelona de Ecuador, y sabíamos lo que estábamos poniendo en riesgo en nuestra carrera, pero también el club a nosotros nos dio muchísimo. Danubio a mí me dio muchísimo y al cuerpo técnico en general le dio mucho, porque fue el que nos dio la posibilidad, por ejemplo, de llegar a Peñarol y que después de ahí nuestra carrera haya tenido un ascenso importante. Pero estas son las reglas del juego y las aceptamos con muchísimo gusto y agrado porque estamos en un club en el que nos sentimos bien.
-En aquel momento, ya se manejaba que se venía el cambio de técnico en Peñarol, que con la presidencia de Ignacio Ruglio no iba a ver continuidad para Mario Saralegui, ¿no proyectaste un retorno a Peñarol?
-Tuve reunión con 'Nacho' y se lo podés preguntar a él, lo primero que le dije es 'yo no puedo dejar a Danubio en este momento'.
-¿Tenías bien claro que de Danubio no te ibas bajo ninguna circunstancia? ¿Ni si te salvabas del descenso había chance de que buscaras otro horizonte?
-Si nos salvábamos íbamos a tener la misma posibilidad de seguir haciendo lo que estamos haciendo ahora, que es la continuidad de trabajo. No tengas dudas que de Danubio no me iba a ir. No me movía nadie. Quizás alguien que deje de lado los sentimientos seguramente hubiese aceptado la posibilidad de irse a Peñarol en ese momento o de irse de Danubio en cualquier momento, que de hecho hemos tenido ofrecimiento para irnos a otros lugares y obviamente las desechamos.
-¿Siguen llegándote ofrecimentos?
-Hemos tenido acercamientos de algunos lugares, de México otra vez, pero Pablo Rivero ya sabe cuál es mi respuesta para todos.
-¿Cómo ves el panorama para Danubio? ¿La segunda rueda, por adaptación, te permitirá tener un despegue diferente?
-No lo sé. Ojalá que sí, pero esto nos ha demostrado a todos que es una divisional durísima. Hay muchos equipos que somos importantes para la categoría y para la Primera división también, pero los partidos son durísimos. Hay que seguir trabajando, seguir mejorando en todo lo que se pueda y, obviamente, el único objetivo que tenemos es ascender.
-Por encima de virtudes deportivas o humanas, ¿qué lectura hacés del plantel que armaste?
-Mirá, después de los partidos quedo acelerado y duermo muy poco. Me dormí a la una de la madrugada y a las cinco menos cuarto estaba despierto y a las siete arranqué para el entrenamiento. Me puse a pensar en los jugadores que tenemos en la institución y si no me falla la memoria hacía mucho tiempo que no había una identidad con jugadores surgidos del club. Porque los que volvieron al club son surgidos en la cantera de la institución y agradezco que respondieron enseguida al llamado. Por ejemplo, en el caso de Sergio Rodríguez rechazó un contrato de Chacarita para venir a Danubio. Y a todo eso le sumamos jugadores que ya estaban en la institución, que son surgidos del club y la verdad es que hacía mucho que no veía a Danubio con jugadores tan identificados con el club. Creo que el 90% del plantel, entre grandes y chicos, fue formado en el club.
-Entonces, para terminar, ¿de Danubio te vas a ir después que salgas campeón en Primera?
-Ojalá. Esas es la idea. Pero lo primero, como diría el Mostaza Merlo, paso a paso. Y el primer paso es, si Dios quiere, volver a Primera en cuatro meses. Después, tratar de seguir el trabajo para que Danubio participe nuevamente en las copas.