Darío Rodríguez, íntimo: la sorpresa por la decisión de Ruglio, la culpa que sintió en Peñarol y las filtraciones

El extécnico aurinegro habló del motivo por el que le cuesta hacer declaraciones, de su forma de conducir y reflexionó: "Fue una caída, pero me levanto y sigo".

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Darío Rodríguez.
Darío Rodríguez.
Foto: Estefanía Leal.

"No te olvides que soy Darío Rodríguez, ¡Darío Rodríguez! ¿Sabés que significa eso? ¡Rústico!” le dijo entre risas el extécnico de Peñarol a la fotógrafa de Ovación cuando ella le propuso hacer una foto particular, sentado en el suelo, más al estilo Sábado Show. Más allá de la broma, él accedió sin ningún tipo de problemas.

Darío es esa persona que cualquiera invitaría a un asado. Tiene historias para contar por doquier y se nota desde Gelsenkirchen -la ciudad en donde brilló con el Schalke- que es buen tipo. Cada anécdota la cuenta de una forma particular, hace bromas y hace sentir al equipo de Ovación muy cómodo. Pero aparece el otro Darío cuando se enciende el grabador, como le ocurría cada vez que tenía que ir a una conferencia de prensa: tenso, algo nervioso y midiendo cada una de las palabras.

-Me cuesta, es algo que tengo que trabajar. Como se dice ahora, ‘tengo que cambiar el chip’, darle importancia a la comunicación. Lo he hablado con mi equipo de trabajo: comunicar más lo que uno va sintiendo, lo que piensa de cómo está el grupo. Hoy sé que es más importante un titular que el contexto de lo que se está hablando; eso genera que yo esté pensando mucho la respuesta y que no me pueda soltar. A veces se pierde el contexto de lo que uno quiso decir por un titular.

Darío Rodríguez fue cesado de Peñarol en noviembre tras haber dirigido al equipo en 16 partidos, de los cuales ganó nueve, empató cuatro y perdió tres: ante América Mineiro (Copa Sudamericana), Danubio y Liverpool.

Darío Rodríguez.
Darío Rodríguez.
Foto: Estefanía Leal.

-Después de haber estado dos años y medio trabajando, y después de cómo se dio la salida, es bueno tomar distancia, dejar que corra el tiempo. Para nosotros, que hemos dedicado nuestras vidas al fútbol, el momento ideal es cuando estamos trabajando. Estamos tranquilos, mirando fútbol, estamos tratando de seguir aprendiendo, de seguir adquiriendo cosas y esperando algún proyecto que esté bueno como para poder salir a la cancha.

Darío no le escapa a ninguna pregunta. Mientras, su amigo noruego -Terje Liverood-, que fue el que lo llevó a jugar a Alemania en 2002, escucha atentamente junto a su pareja peruana.

-¿Fue injusto Peñarol contigo?

-No lo sé. Sí me sentí muy sorprendido por la forma en la que se dio, por la circunstancia, por eso te decía que está bueno tomar distancia. Si me lo hubieras preguntado enseguida de salir, la respuesta hubiera sido de otra manera y no desde esta tranquilidad. Uno va pasando por diferentes sensaciones: de sorpresa, de bronca, de culpa, de dolor... Pero fue lo que fue y en mi caso fue una caída, pero me levanto y sigo.

-¿Qué sentiste cuando Ignacio Ruglio dijo que ‘los cambios de DT con una elección en el medio no fueron buenos. Hoy no hubiese cortado el ciclo de Darío’?

-No lo escuché, me entero por vos, no sé en qué contexto lo dijo y tampoco me gusta hablar de las opiniones de los demás. Lo que te digo es que me sorprendió. Te da tristeza, bronca, dolor, culpa. Para mí fue una pena que no hayamos podido, junto con mi cuerpo técnico, pelear la posibilidad de ganar un campeonato más con Peñarol.

Darío Rodríguez.
Darío Rodríguez.
Foto: Estefanía Leal.

-¿El plantel de verdad se podía aislar del clima eleccionario? ¿Afectó?

-Lo que pasa es que son muchas cabezas. Me pasó como jugador también. Tratás abstraerte de todo, pero llega un momento en que se habla más de cosas extra fútbol que del fútbol en sí. A veces hasta te cambia las energías con la gente, el ida y vuelta. Una cosa dicha ocho veces, aunque no sea cierta, te hace dudar. No es una casualidad que en los años eleccionarios a Peñarol le cuesta ganar el campeonato.

Darío ya había estado en Peñarol como asistente de Jorge Da Silva y de Mauricio Larriera. En 2023 fue la primera vez que estuvo a cargo como DT principal después de haber sido el ayudante del Tornado Alonso en Uruguay.

-Humildemente estábamos convencidos de que estábamos capacitados para dirigir a Peñarol, teníamos la convicción para a corto plazo lograr lo que esperaba el club, de revertir esa situación, de devolverle la confianza al jugador. Por ahí el equipo, a medida que fue pasando el tiempo, no fluía en su accionar, pero sí habíamos conseguido algunos resultados consecutivos que nos permitían mantener la Anual y estar expectante en el Clausura. Estábamos convencidos, más allá de las equivocaciones, como un cambio mal hecho o lo que sea. La forma en la que trabajamos me dejó muy tranquilo. Nos dedicamos con muchas ganas y profesionalidad. Una lástima que no hayamos podido lograr el objetivo.

El DT profundizó aún más en su salida del mirasol.

-Era algo que tenía que pasar así. En el momento, más allá de la sorpresa inicial, pasé por diferentes sensaciones, como de tristeza y culpa.

Darío Rodríguez.
Darío Rodríguez.
Foto: Estefanía Leal.

-¿Culpa por qué?

-Porque el deportista es culposo; me pasaba de jugador también. Con el tiempo y con la experiencia te vas dando cuenta de que sos solo una parte, pero las primeras veces o cuando recién retorné de Alemania, que me tocaba ser de los más grandes en Peñarol, cada vez que perdíamos pensaba que tenía una responsabilidad grande. No la dividía entre todos, me la atribuía a mí.

Para el jugador, así como para el DT, una de las claves del éxito es saber convivir con las presiones. Con las de uno mismo, las del entorno, la de los medios y la de los hinchas. No vuela una mosca, el calor empieza a sentirse mientras el atardecer asoma en un barrio privado a las afueras de Canelones. Mientras tanto, un grupo de cuatro adolescentes juega al pádel y ni siquiera advierten que una entrevista se está desarrollando en el club house del predio.

-He tenido grandes maestros para saber manejar las presiones, que me han marcado el camino y la forma de ser adentro como afuera de la cancha. No te voy a decir que en algún momento de mi carrera como futbolista, o cuando comencé de ayudante de campo, algún comentario me afectó, pero lo que aprendés es a escucharte más a vos mismo, tratar de abstraerte del afuera como cuando estás en la cancha. La vivencia y lo que uno ha pasado te va haciendo que cuando volvés a estar en esos partidos de alta presión lo pases de una mejor manera porque ya tenés la experiencia de haberla vivido antes.

Ya en el final de la entrevista, Darío está más cercano al del grabador apagado que al Darío de las conferencias.

-¿Sos feliz?

-Es una actitud de vida, trato de levantarme siempre positivo, miro hacia adelante, soy un agradecido a Dios, a la vida. Siempre trato de arrancar de cero. De donde provenimos nos enseñaron que el hecho de tener salud, de tener a mi esposa y a mis hijos sanos, al resto de la familia bien, que eso es lo más importante. Trato de ser agradecido y de ver el medio vaso lleno. Cada día que me despierto agradezco por vivir un día más.

Darío Rodríguez.
Darío Rodríguez.
Foto: Estefanía Leal.

“El ser año eleccionario implicó filtraciones”

“Me gusta un vínculo cercano y armonioso con el jugador. Cuando consideraba que era necesario, tenía charlas individuales, sobre todo con los más jóvenes. Siempre sos un ser humano y siempre partía de la honestidad de decirles que me iba a equivocar mucho como DT, pero que hasta el último día iba a poder mirarlos a los ojos, saber que fui honesto, porque también pasé por eso. Como dice Ancelotti: ‘Queda en el banco el jugador, el ser humano siempre es lo más valorable’. Me gusta tener la comprensión de que están expuestos a una gran presión, a los jugadores les eligen el día y la hora y ahí tienen que actuar de la mejor manera. Pero también me gusta hacerles ver que son privilegiados de poder vivir eso. Hay que transmitirles un equilibrio”, señala Darío sobre su modus operandi diario.

Por otro lado, el profesional destacó qué cosas busca mejorar: “Tengo que seguir creciendo, mejorar en la comunicación, en el desarrollo de los entrenamientos, en el comportamiento en un partido, mejorar en el convencimiento del jugador sobre qué camino tomar y darle armas para desarrollarse de la mejor manera”.

Por último, no le escapó al tema de lo que pasó con la sanidad en 2023 y la cantidad de lesiones del plantel: Se habló de más. Es lo que te digo del entorno, de la atmósfera que envuelve al fútbol. En Peñarol y en cualquier equipo del mundo siempre hay lesionados, pero siempre se solucionaron de la puerta para adentro, no que de afuera nos afectase. Por ahí, al ser un año eleccionario, implicó que algunas cosas se filtraran, que se magnificaran y que se transformaran en noticias. Me apena la salida de gente que ha trabajado en el club mucho tiempo y que ha logrado muchos campeonatos”.

Darío Rodríguez cuando era el entrenador de Peñarol.
Darío Rodríguez, entrenador de Peñarol.
Foto: Juan Manuel Ramos.

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