Hijo futbolístico de Julio Ribas, Darío Rodríguezes, por estas horas, el único candidato firme para asumir como entrenador del plantel principal de Peñarol, que, mientras tanto, sigue a cargo de Juan Manuel Olivera y sus colaboradores. Según pudo saber Ovación, el exfutbolista se reunirá este miércoles a primera hora con el presidenteIgnacio Rugliopara conversar sobre la propuesta que le presentará el club así como también intercambiar sobre sus pretensiones.
Experiente en la cancha, el exzaguero devenido en lateral cuenta con el apoyo de una parte mayoritaria de los dirigentes, que ven con buenos ojos la llegada de un “hombre de la casa”. Como ellos mismos dicen, pese a que todavía no tuvo la oportunidad como DT de un equipo de Primera, sí lo hizo como ayudante de Diego Alonso en la selección, de Mauricio Larriera en 2021 y de Jorge da Silva (2015-2016).
Es una figura querida por los hinchas, especialmente recordado por su actuación en la Copa Libertadores 2011 en la que Peñarol llegó a la final y perdió con Santos.
Ovación consultó a los dirigentes sobre la infinidad de historias que dejó el defensa a lo largo de su carrera futbolística y que aún perduran en el corazón de los hinchas mirasoles. Jorge Nirenberg, recientemente designado como secretario general, señaló dos episodios puntuales: “El partido que hace el gol en la hora del primer tiempo contra Vélez, en Montevideo, en el arco de la Ámsterdam, y la final contra Santos, cuando levanta a Neymar en el lateral de la América”.
Rodolfo Catino, de la oposición, recordó un momento extradeportivo cuando se lo encontró personalmente: “Lo primero que recuerdo de él en el club es un abrazo que nos dimos cuando Peñarol le ganó a Nacional en el CDS después de la elección pasada”.
Y Fernando Errico acotó: “Tengo muchísimos recuerdos con Darío. Siempre lo recuerdo en el vestuario positivo, sumando para el equipo. Era un crack como jugador y como líder del equipo. Lo más lindo que vivimos fueron todos los partidos en el 2011, especialmente el de Vélez”.
Tal vez menos recordado por el imaginario colectivo, pero con notoria incidencia en su recorrido, fue la etapa del excapitán de Peñarol en Bella Vista. "Toda esa camada de jugadores que Julio Ribas potenció la seguía con especial interés; pues muchos era evidente que terminarían en los grandes. Me acuerdo de mirarlo ‘como el hermano de Samanta’ y pensar si tendría futuro en Peñarol”, dijo el dirigente Guillermo Varela.
Hoy, Darío Rodríguez está muy cerca de transformarse en el DT del club de sus amores al que llegaría acompañado de su hermano como asistente.