El ejercicio de rebobinar puede situar mañana mismo a un ángel y a un diablo sobre los hombros de Álvaro Gutiérrez. Por un lado, tendrá el recuerdo fresco de su visita a Belvedere, en junio, que marcó la peor derrota de su Era (0-3) como entrenador de Nacional. Pero, por otro, estará la alegría de llegar a una cifra redonda, partida en tres etapas (2014, 2019 y 2023), que lo pondrá de lleno dentro del club de los 100.

Con el que se jugará mañana por la tarde, a partir de las 15:30 horas, Gutiérrez cumplirá un centenar de partidos dando la cara como el director técnico de la Primera División del equipo y se unirá al grupo selecto que en el siglo XXI solo integran Daniel Carreño, Martín Lasarte y Gerardo Pelusso. Lo hará en un estadio que le trae memorias grises, y tal vez la más oscura desde que viste de tricolor.

Pasando raya, ayer en conferencia de prensa, pasó por alto su próxima marca personal, aunque sí hizo referencia al episodio de junio, reconociendo sus errores por terminar goleado: “De las experiencias malas siempre se aprende y tanto nosotros como los jugadores salimos muy dolidos. Estamos esperando con ansias esta pequeña revancha“.

Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

Como es habitual en él, llegó bajo el mote de bombero y en lugar de empezar su ciclo de cero lo inició a cinco puntos de Peñarol en la tabla. A diferencia de sus otros dos pasajes, en esta oportunidad, a Gutiérrez le está costando más de la cuenta enderezar el barco: apenas recortó un punto de distancia y en el horizonte cercano todavía no tendrá disponibles a todos los futbolistas de su plantel, que en este momento tiene cinco lesionados.

Pero hay una salvedad. Ahora tiene una espalda que antes no tenía -que se la ganó por su propia cuenta- y tuvo un mercado de pases en el medio que si bien le dejó una sangría, también le dio chances para estudiar y elegir jugadores.

Así las cosas, con varios de sus pedidos cumplidos y luego de ser eliminado de la Libertadores, el técnico se ocupó por retocar sus piezas para afrontar el Clausura.

Su principal preocupación pasa porque sus elegidos mantengan el rendimiento copero. Todo está por verse.