De goleadores que brillaron en mundiales a promesas que fracasaron: historias de los “9” brasileños en Peñarol

La llegada de Matheus Babi al conjunto mirasol reaviva la relación entre el club y los centrodelanteros norteños que han tenido suerte bastante dispar en sus pasajes por la institución.

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Paulinho jugando un clásico con la camiseta de Peñarol en 1991.
Paulinho jugando un clásico con la camiseta de Peñarol en 1991.
Foto: Archivo El País.

Una historia que comenzó en los primeros años del profesionalismo y que se mantuvo siempre vigente, tendrá un nuevo capítulo en Peñarol con la llegada de Matheus Babi, quien se transformó en otro brasileño vestido de amarillo y negro.

Y los nombres son muchos. Algunos hicieron historia y otros quedaron en el recuerdo por buenos y también malos rendimientos.

Acaso la de Jair Gonçalves fue la que más repercusión tuvo por sus logros y el nivel mostrado en el club, pero también hubo varios que dejaron su huella.

De todas maneras, Jair no era “9” y es acerca de los centrodelanteros que habla este repaso de ese tipo de jugadores que se pusieron la camiseta amarilla y negra a lo largo de la historia.

Sylvio Pirillo, segundo desde la derecha, jugó en Peñarol entre 1939 y 1941.
Sylvio Pirillo, segundo desde la derecha, jugó en Peñarol entre 1939 y 1941.
Foto: Colección El Tiempo / Archivo El País.

La historia comenzó en 1933 con la llegada de Leónidas da Silva, quien además de ser delantero, fue el primer brasileño en Peñarol. Llegó desde Bomsucesso y en 16 partidos anotó 11 goles, lo que le valió el llamado de la selección de su país.

Del mirasol se fue al Vasco da Gama y en 1934 jugó el Mundial de Italia. Anotó el único gol de Brasil, que fue eliminado en el primer partido que jugó, pero cuatro años después hizo historia: fue el goleador de la Copa del Mundo y protagonista de un hecho muy particular.

Brasil avanzó a semis y Leónidas no jugó. Lo reservaron para la hipotética final porque entendían que Italia era “un trámite”, pero los norteños perdieron y el delantero —recordado también por ser el invento de la “bicicleta— terminó jugando por el tercer puesto.

Paulinho jugando un clásico con Peñarol frente a Nacional en 1991.
Paulinho jugando un clásico con Peñarol frente a Nacional en 1991.
Foto: Archivo El País.

Entre 1934, Peñarol contrató a Feitiço, quien se destacaba por sus cabezazos y además, quedó en la historia por anotar goles en cuatro de cinco clásicos. Se ganó el apodo de “Artillero”.

Luego vinieron más, pero no tan destacados. Pasaron Sylvio Pirillo entre 1939 y 1941, Anito do Carmo Lopes en 1944, Carreiro en 1945 —vino del Palmeiras y luego se retiró— y Lucídio da Silva, quien en 1944 vino a Peñarol desde Palmeiras y en 1947 se fue al Barcelona de España.

Después de esa catarata de centrodelanteros hubo que esperar hasta 1965 para ver un “9” brasileño con la amarilla y negra. Fue Milton Dias el protagonista. Llegó al club desde Fénix en 1965, fue campeón del Uruguayo en esa temporada y un año después integró el plantel que ganó la Libertadores, pero no jugó ni un minuto.

Ruben Jacob, más conocido como Rubao, jugando un clásico con Peñarol en el Estadio Centenario.
Ruben Jacob, más conocido como Rubao, jugando un clásico con Peñarol en el Estadio Centenario.
Foto: Archivo El País.

Otro delantero norteño que jugó en el mirasol fue Ruben Jacob —más conocido como Rubao—, quien llegó a la institución mirasol en el año 1983 y su paso por el club fue con más pena que gloria.

Luego hubo que esperar hasta 1991 con la llegada de Paulo Alves. Paulinho es recordado por un gol clásico en esa temporada y además, porque fue clave para vencer a Nacional el 27 de octubre de ese año gestando el gol que anotó el Manteca Sergio Martínez en el partido que el mirasol terminó jugando con 10 y un golero improvisado: Jorge Gonçalves.

Jose Adao Fonseca jugó en Peñarol en la temporada 2001.
Jose Adao Fonseca jugó en Peñarol en la temporada 2001.
Foto: Archivo El País.

Más tarde la relación entre Peñarol y los “9” brasileños continuó en 2001 con el arribo de Jose Adao Fonseca. El delantero jugó un amistoso con la selección de Santa Catarina frente a Uruguay, hizo un gol y despertó el interés de Julio Ribas, por entonces técnico mirasol.

El entrenador carbonero lo puso en el segundo tiempo de un clásico del Clausura 2001 y lo terminó sacando por muy mal rendimiento.

En 2006 llegó desde Rentistas otro centrodelantero norteño: Zinho. Había tenido grandes torneos en el Bicho Colorado pero en un época de sequías en el aurinegro, no funcionó.

Silvio Mendes entrenando en Los Aromos en su etapa como jugador de Peñarol.
Silvio Mendes entrenando en Los Aromos en su etapa como jugador de Peñarol.
Foto: Archivo El País.

El último “9” que vino desde Brasil a Peñarol fue Silvio Mendes, quien en 2007 estuvo bajo las órdenes de Gregorio Pérez. Es recordado por dos goles en un clásico.

Ahora, Matheus Babi será el encargado de continuar la historia del club carbonero con los centrodelanteros brasileños y buscará el destaque que no lograron sus compatriotas en los últimos años con esta camiseta.

Matheus Babi, nuevo jugador de Peñarol, con la camiseta del Athletico Paranaense.
Matheus Babi, nuevo jugador de Peñarol, con la camiseta del Athletico Paranaense.
Foto: Goias.

Los centrodelanteros brasileños que jugaron en Peñarol

Léonidas 1933-1934

Feitiço 1934-1936

Sylvio Pirillo 1939-1941

Anito do Carmo Lopes 1944

Carreiro 1945

Lucídio Da Silva 1944-1947

Milton Dias 1965

Ruben Jacob “Rubao” 1983

Paulo Alves “Paulinho” 1991

Jose Adao Fonseca 2001

Zinho 2006-2007

Silvio Mendes 2007-2008

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