Miguel Méndez - Especial para Ovación
En el 2000, y en Paysandú, se revivieron los torneos de verano que estuvieron en pausa durante algunos años aunque se celebraron únicamente dos ediciones. Cuatro años después pasó algo trascendente en el Uruguay estival: se jugó por última vez la Liguilla Pre-Libertadores en esa estación y, luego de negociaciones, se volvieron a jugar clásicos amistosos en enero u, ocasionalmente, febrero.
Haya sido lo último consecuencia de lo primero -o no- ya son más de 20 carnavales con equipos uruguayos y extranjeros despuntando su vicio y el del público en los meses de más calor.
En todo ese tiempo los torneos mutaron significativamente: de manera inicial se optó por jugar en el interior, especialmente en Maldonado, sobre la costa, algo similar a lo que se venía haciendo en Argentina con Mar del Plata. Luego, y salvo por excepciones, los amistosos se trasladaron a la capital y fueron apadrinados por empresas privadas o estatales.
En este enero Uruguay albergará la cuarta edición de la Serie Río de la Plata, que se pone en marcha hoy -con el partido entre Unión de Santa Fe y Universidad Católica de Chile- pero es hora de mirar hacia atrás y recordar las situaciones más destacadas que se vivieron en los torneos de verano a lo largo de más de dos décadas.
Clásicos picantes, futuras estrellas mundiales que dijeron presente, leyendas que dieron sus últimos pasos, futbolistas mancos y jugadas que dieron que hablar.
Primeros pasos
En 2004 revivió el fútbol de verano y para arrancar fuerte, se jugó en Maldonado, Paysandú y Salto, aunque esta última fue la única ciudad que no recibió a los grandes.
Peñarol le ganó a Nacional en suelo fernandino (Copa Conrad), el Bolso devolvió favores en tierra sanducera (Copa Uruguay Natural), mientras que entre los naranjales, Cerro y Wanderers jugaron ante los litoraleños (Copa Ciudad de Salto).
Pequeños detalles de color: en 2004, y desde hacía ya un año, el entrenador de Peñarol era Diego Vicente Aguirre. En tanto, en Paysandú y con el partido ya liquidado, Rúben Sosa entró para jugar los instantes finales y, de esa manera, disputó el último de sus 17 clásicos, el único amistoso.
Tras esa carambola a tres bandas, la atención se mudó exclusivamente al este y, por incidentes, se cortó por el lado más fácil y se llevó al Estadio Centenario donde, sin embargo, la violencia no se disipó. Pero ese es un tema para más adelante.
Qué nenes
Estaba a pocos días de cumplir 35 años y ya llevaba algunos años sin competir al más alto nivel. Motivado por su amigo Juan Manuel Lillo, semanas atrás había firmado con Dorados de Sinaloa, equipo que una década más tarde se haría mundialmente famoso gracias a la llegada de Diego Armando Maradona como DT.
Josep Guardiola era un centrocampista que estaba viviendo su último semestre como profesional, antes de recibirse de entrenador y de revolucionar al fútbol moderno. Con el club mexicano llegó a regar de fútbol el césped del Campus de Maldonado. Fue en el verano del 2006. Batalló en la mitad del terreno contra Luis Maguregui y Heber Caro en la semifinal contra Rocha, campeón del Apertura 2005, y frente a Pablo Caballero y Agustín Viana en el partido decisivo contra Nacional.
Ese torneo lo disputó, también, una figura emergente: Luis Suárez. Pero también otra figura que no fue: Roberto Brown. El panameño había llegado seis meses atrás a Peñarol con un apodo rimbombante (Bombardero) y una motivación económica: si era el máximo anotador del equipo, le pagarían 15 mil dólares extra. Hizo solamente un gol…
Antes de ganar Champions League y el Mundial de Clubes cuatro veces, numerosos trofeos locales y una punta de distinciones individuales, Keylor Navas vino al verano uruguayo. Los amistosos ya se habían mudado para Montevideo y el Deportivo Saprissa de Costa Rica mostraba a su prometedor arquero de 22 años.
A esa Copa Ricard 2008 también viajó otro arquero que no estaba en el radar de nadie y que pertenecía al ignoto Vaduz de la pequeña Liechtenstein. Se trataba de Yann Sommer, suizo, de por entonces 20 años.
El campeón de la Serie A de Italia con el Inter en 2023-24 fue una de las víctimas del robo que sufrió la delegación europea. Alojados en el Complejo Solanas de Punta del Este, y mientras jugaban ante Peñarol, les desvalijaron la indumentaria que habían traído a Uruguay, valuada en unos 10 mil dólares.
Anchos y mancos
Otro equipo que aportó jugadores de culto a los torneos veraniegos fue Tacuary de Paraguay. También en 2008, aunque en la Copa Suat, nuestro país conoció futbolísticamente a Emilio Ibarra, apodado como el Ancho.
Ya estaba por encima de los 30 años pero como su carrera se había desempeñado exclusivamente en Paraguay, no tuvo mucha notoriedad más allá de sus fronteras.
Con un físico poco ortodoxo para un atleta de primer nivel, Ibarra mostró pinceladas de una calidad extraordinaria. Es, sin dudas, uno de los últimos mitos del balompié de su país.
De los cientos de futbolistas que pasaron por estos torneos en nuestro país solamente a uno le faltaba un brazo. Julio González era una de las grandes promesas del fútbol guaraní: ganador de la medalla de plata en Atenas 2004, sobre finales del año siguiente era uno de los goleadores del Vicenza italiano.
Pero por un accidente de tránsito (mientras iba al aeropuerto para pasar las fiestas en su país) le debieron amputar su brazo izquierdo. Punzante y aguerrido, el delantero no aflojó y meses después volvió a las canchas.
Para 2008 estaba en Tacuary y sumó minutos en el verano uruguayo, aunque sin poder marcar goles.
Siempre picantes
Seguramente porque las consecuencias son más leves, o quizás porque el calor los pone agresivos, los clásicos de verano suelen tener un tono de violencia un poco mayor a lo habitual.
Desde Jorge Bava, entonces arquero de Nacional, y enojado por una derrota, pegándole a un policía, hasta un piñazo de Fabián Estoyanoff a Pablo Álvarez que terminó en generala y jugadores detenidos, pasando por un cross de Luis Mejía al Lolo. Se ha visto de todo.
Los hinchas no quedan exentos: en 2005, cuando todavía se jugaba en Maldonado, hubo incidentes entre parciales que, incluso, se suscitaron dentro de la cancha. Diez años más tarde el partido no finalizó debido a líos en la Ámsterdam, la de la hinchada de Peñarol. Nacional ganaba 3 a 0.
Tampoco finalizó en 2022 pero porque el agua no lo permitió: una copiosa lluvia fue protagonista de la noche y, para definir al ganador, se lanzó una moneda. La suerte estuvo del lado aurinegro.
Peñarol, en tanto, perdió dos técnicos luego de clásicos veraniegos: en 2009 renunció Mario Saralegui días después de perder ante el bolso y, siete años después, el presidente Juan Pedro Damiani despidió a Pablo Bengoechea.
Damiani, en tanto, también fue protagonista en 2008. Tras ganar Nacional el primer encuentro de verano ante unos suplentes carboneros, el presidente tiró: “Pusimos las achuras”. Días después el Tricolor volvió a ganar, con un joven Bruno Fornaroli goleador y figura.
El salteño, precisamente, había dado qué hablar en 2007. Con apenas 19 años y pocos partidos en primera, encaró al histórico Paolo Montero y, ante su marca, decidió “pisar” la pelota con la rodilla, que para sorpresa de varios, salió ilesa luego de esa maniobra ante el rudo capitán Mirasol.
Algo más
Defensor Sporting y Danubio eran otros equipos de presencia habitual en verano, aunque luego se extendió a participaciones de River Plate, Racing e instituciones del interior como Cerro Largo, Deportivo Maldonado, Atenas de San Carlos, Juventud y Rocha. Todo esto, por supuesto, previo a la irrupción de la Serie Río de la Plata.
Aunque fueron excepciones, algunas copas se jugaron en el interior del Uruguay: Fray Bentos, Trinidad o Colonia resultaron algunas de las ciudades elegidas para los partidos.
Del exterior llegaron muchos equipos, varios muy importantes como Cruzeiro, Atlético Mineiro (ambos jugaron un clásico en el Centenario), Vélez Sarsfield, Palmeiras, Cerro Porteño, Universidad Católica y Olimpia de Paraguay fueron algunos de los más destacados.