Al pasar raya, el entrenador Martín Lasarte tiene de dónde agarrarse para sacar apuntes. Entre sus consideraciones, hoy dirige al plantel de Nacional con la premisa de llevar a los juveniles “de a poco”, por más de que a sus espaldas una tribuna entera le reproche a gritos por algunas decisiones, como sucede con el caso de Gonzalo Petit -a quien hizo debutar en Primera División- y todo el capítulo posterior al clásico del Torneo Intermedio.

El propio presidente Alejandro Balbi, aunque fue medido al decirlo, dio a entender que el delantero podría haber tenido mayor participación en la cancha después de su brillante gol contra Peñarol en esa final de agosto, según su opinión. “Tengo la mía, como cualquier hincha. (…) Yo nací hincha, no dirigente”, dijo, sin profundizar demasiado.

Lasarte, por su propio peso, tiene credenciales de sobra para respaldar sus decisiones, que volvieron a colarse en la discusión pública el último miércoles, después de la goleada tricolor (5-1) a Frontera Rivera en el Estadio Atilio Paiva Olivera, y que no necesariamente se correlacionan con el humor que expresan algunas voces tricolores -oficialistas y opositoras- al ser consultadas por este tema con cámaras y micrófonos apagados.

Para empezar, puede sacar pecho de haberle dado cancha a Luis Suárez, Antoine Griezmann, entre otros cracks. Y en la noche del miércoles le volvió a dar alas a otros dos debutantes: Exequiel Mereles y Jairo Amaro.

Foto: @Nacional.

Tras ganar el partido y ser consultado, el técnico respondió de una forma muy similar a la de una conferencia de prensa previa, en la que ya se lo había visto algo molesto: “No entiendo la insistencia (en preguntar). Estamos hablando de un proyecto de jugador, que hace un mes y medio debutó. Tranquilidad. Le hacemos mal a él, y eso que es un pibe muy bien amueblado, de gran familia, educadísimo”.

“No quiero hablar del pobre Gonzalo. Me parece muy injusto para todos. Fui el que lo puso y resulta que ahora tengo que dar explicaciones. Es increíble esto… el fútbol es increíble (…). Nadie sabía nada de él, no sabían ni quién era”, había dicho antes.

Leonardo Maine/Archivo El Pais

Petit (18) entró en la final clásica del Intermedio (el pasado 4 de agosto) casi que por urgencia: Federico Santander se lesionó a los 35 minutos y Diego Herazo no había tenido más de dos entrenamientos.

Lo último suyo antes del miércoles había sido hace casi un mes al jugar como puntero derecho contra River Plate, en el Saroldi, donde quedó expuesto. Jugó los últimos 12 minutos y de una pelota perdida por él llegó el 3-2 locatario, que terminó siendo provisorio (empataron 3-3).

Desde entonces, no había vuelto a tener minutos con la camiseta de Nacional hasta esta semana, donde el presidente Balbi intervino y la dirigencia del club le pidió al cuerpo técnico de la selección uruguaya Sub 20 que hiciera una excepción y lo dejara viajar a Rivera junto al Sapito Mereles. El plan salió de maravilla.

“Ya teníamos previsto que un par de fechas antes del clásico íbamos a intentar recuperarlo y pedirle a Fabián el favor para que compitieran con Mereles. Los dos hicieron un gol así que estoy súper contento”, declaró Lasarte, que por primera vez, a diferencia del resto de las semanas, lo tuvo entrenando todos los días en Los Céspedes.

ESTEFANIA LEAL/Archivo El Pais

Meses atrás, Coito (hoy en la Sub 20) ya había recibido un guiño de parte de Bruno Piano, quien fuera asistente técnico de Álvaro Recoba y le habló de un “jugadorazo”.

Según pudo saber Ovación, Lasarte también tuvo una charla reciente con un amigo suyo, muy cercano al futbolista, que le preguntó cuál era la razón detrás de su supuesto “desplante”. Con altura, el entrenador respondió que no tenía la chance de verlo a diario por su compromiso con la selección y que, por lo tanto, era “difícil” evaluarlo igual que al resto.

El preparador físico Marcelo Tulbovitz diseñó un plan de trabajo especial para él, que se vio interrumpido a raíz de las convocatorias a la Celeste.

De “desconocido” a héroe, Petit pasó por una montaña rusa de emociones en el último tiempo y es por eso que el DT de Nacional, conocedor del paño, toma recaudos para cuidarlo antes del clásico, aunque muchas veces su prudencia sea objeto de críticas.