Lo que empezó como una tormenta terminó en una lluvia de goles para Nacional, que se floreó en Rivera (ganando 5-1) y abrió la canilla goleadora en el segundo tiempo. Después de unos primeros 45 minutos sufridos, en los que los pozos y los charcos fueron los principales aliados de Frontera Rivera, el parabrisas se le desempañó a la delantera y los goles empezaron a caer como el agua, que ayer -y desde el domingo- rajó el cielo del Estadio Atilio Paiva Olivera ante la mirada de13.000 espectadores.

La imagen de los funcionarios municipales -y el apoyo de un camión de barométrica que estuvo horas antes del partido interviniendo el césped- pintaron un panorama atípico, que no dio lugar a la suspensión por lo que intercambiaron durante una videollamada el árbitro Santiago Motta y Yimmi Álvarez, presidente de la gremial.

La historia bien se podría haber pospuesto. Pero el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) ya había anunciado el cese de la alerta amarilla que había emitido temprano por la mañana que, entre otras localidades, afectaba a gran parte del departamento. A esa altura, se había avanzado -aunque sin mayor éxito- en la extracción del agua y entonces los jueces decidieron que tenía que jugarse.

Los equipos saltaron a la cancha y tuvieron una bienvenida festiva, que de un lado se coloreaba con globos rojos y amarillos y del otro mostraba verticales desplegadas en tres colores, además de un bochinche permanente.

Las condiciones climáticas favorecieron en los primeros 25 minutos al equipo de Juan Ramón Carrasco, que en el vestuario, después del primer tiempo, felicitó a todos sus jugadores. El desenlace, hasta ese entonces, estaba 1-1 porque a los 22 minutos el capitán Álvaro “Toro” Fernández había desenfundado su zurda mágica para clavar un golazo de tiro libre.

Sin embargo, en el tramo final, Nacional dejó de patinar y aceleró. Por momentos, obligó al arquero David Freitas a estar atento y convertirse en figura, pese a que después sus atajadas solo quedarían para la anécdota.

Foto: @Nacional.

El empate lo hizo de rebote Gastón González, que ya es la segunda vez consecutiva que convierte después de festejar contra Wanderers y no tener participación el sábado pasado frente a Defensor Sporting. Lo que siguió fue un recital al ritmo de “llueve, lluvia, llueve” de un equipo que aceleró.

Con el paso de los minutos, Nacional logró someter a Frontera Rivera, que se hundió y casi no volvió a pasar la mitad de la cancha en el segundo tiempo. Eso sí: al principio tenía a favor que atacaba hacia el lado menos afectado de la cancha y después a la inversa: cuando intentaba llegar, la pelota se le quedaba empantanada. Pero, como dice la canción de Luis Miguel, en igualdad de condiciones era justo decir: “No culpes a la lluvia”.

De esa misma forma lo vio el entrenador Martín Lasarte, que aprovechó el desenredo en el resultado para darle minutos a Jeremía Recoba, Gonzalo Petit, Diego Herazo y convertir en debutantes al Sapito Exequiel Mereles y a Jairo Amaro.

Foto: @Nacional.

“Nos perjudicó el piso y a ellos también”, visualizó, aunque el oxígeno duró más en filas tricolores y la catarata de festejos la aportaron tres que empezaron el partido desde el banco de suplentes.

Nacional cumplió, cenó y ya se volvió a Montevideo. Tuvo una misión “peligrosa” que superó para, pronto, pasar de página y jugar con Durazno FC en la próxima ronda.