Decurnex: el “aprendizaje” de Nacional con Mouriño, la “mesa chica” del oficialismo y el “interés” de Perchman

“Hay líneas de crédito completamente distintas. La gente te dice ‘no hagas UTU; traé un puntero izquierdo’ y no tiene nada que ver una cosa con la otra”, aseguró el candidato a presidente.

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José Decurnex candidato a la presidencia de Nacional.
José Decurnex candidato a la presidencia de Nacional.
Foto: Leonardo Mainé.

El sillón presidencial de Nacional quedará libre en diciembre y el ingeniero José Decurnex -frío y calculador, como lo marca su profesión- está poniendo todo de sí para volver a ocuparlo.

Es un hombre que por estos días no tiene más remedio que abrazarse al café. Que se despierta casi a la par del amanecer y a lo mejor, en una sola jornada, se organiza para estar en dos o tres departamentos del interior. Ya es parte de la rutina de campaña junto a Tatiana Villaverde, su caballito de batalla.

Sin lugar a dudas, donde más a gusto y suelto se lo puede encontrar es en el Restaurante 1900 del Gran Parque Central, el lugar que eligió para concederle la entrevista a Ovación. No da señales de apuro. Se pide primero un agua, después el tan ansiado café y accede a todos los pedidos del fotógrafo que no se decide con el ángulo.

La campaña electoral le levantó el perfil y lo animó a soltar uno de los reclamos que le transmiten algunos hinchas. “Te dicen ‘no hagas UTU; traé un puntero izquierdo’” cuando “son líneas de crédito completamente distintas”. También se hizo del espacio para responder a las críticas de la oposición, a una propuesta particular de Ricardo Vairo y Flavio Perchman, a dar su visión del Gran Parque Central y tocar otros temas. Finalmente, a la vez que reposa su brazo derecho en el respaldo del sillón, empieza la charla.

-Pese a tener perfiles distintos, ¿por qué creíste que se podían complementar con Tatiana Villaverde?

-Vi en Tatiana a una persona muy preparada. Tiene 36 años, yo 59, y creo que tenemos un mismo anhelo de ir por la gloria después de haber saneado el club y sacarlo de los pelos del barro. Tenemos una forma de ver ese proceso que es muy similar y la diferencia de edad, que es importante, hace que ella tenga un perfil más orientado al mundo joven de Nacional y yo a los más grandes. Pero creo en la diversidad. Nos complementamos muy bien en las distintas áreas. Mientras otros hablan de que hay que hacer una universidad para directivos, nosotros tomamos la decisión de hacerlo. Tatiana y Bari Monzeglio son los que van a dirigir a Nacional en el futuro.

-Eduardo Ache dijo en el Polideportivo (Canal 12) que el que manejaba Nacional eras vos y no Alejandro Balbi. ¿Qué te genera?

-No lo escuché. Lo que sí te puedo decir es que el presidente de Nacional es Alejandro Balbi, que creo que ha sido un muy buen presidente en un muy duro momento. No es fácil tomar la presidencia ante el fallecimiento del presidente en ejercicio, como fue el caso de José Fuentes. La gente minimiza esos hechos y es algo muy profundo en la vida de un club. No es fácil vivir lo que vivió Balbi con la muerte de Juan Izquierdo. Eso moviliza y creeme que quienes estábamos ese día en el vestuario, en San Pablo, pasamos muy mal viendo a un grupo de jugadores y a familiares.

José Decurnex y Tatiana Villaverde.
José Decurnex y Tatiana Villaverde.
Foto: Leonardo Mainé.

-¿Vos no estabas atrás de muchos temas también?

-Yo soy el segundo vicepresidente. Me tocó entrar porque era el suplente de Fuentes y apoyé a Alejandro en lo que él me pidió. Pero estoy convencido de que su figura fue la de un presidente a la altura de lo que necesitaba Nacional para lo que se vivió en este último año.

-A Sebastián Eguren se le hizo contrato por tres años, algo que la oposición cuestiona como “poco ético”. ¿Qué lectura hacés?

-Se hizo lo que se entendió que era mejor para el club, en un momento muy difícil. Entendimos que Sebastián Eguren tiene la calidad, la identificación, la presencia nacional e internacional y la sabiduría para ocupar una posición que es muy difícil. Lo ha hecho de maravilla y la forma de darle tranquilidad a un profesional de ese nivel, que en ese momento estaba requerido por distintos clubes fuera del Uruguay, era darle un contrato a mediano-largo plazo. Todas las decisiones se tomaron pensando en el bien de Nacional. Creo que es muy ligero catalogar eso como falta de ética.

-Entre los planes deportivos, pretenden nutrir el 40% del plantel con juveniles y el otro 60% con “jugadores oriundos del club”. ¿Te comprometés a eso?

-No te podés atar a los números, pero uno de los de los trabajos que se le pidió a Sebastián Eguren, a (Sebastián) Taramasco y a (Fernando) Curutchet fue que se conformara un plantel de 25 jugadores de cara al 2025 que en todas las posiciones tuviera al menos un jugador de (la cantera de) Nacional. El modelo más exitoso de mis tres años de presidencia fue el de un plantel muy identificado con Nacional. Y cuando se hace la apuesta de que venga Mauricio Pereyra, Seba Coates, el Diente López, Christian Oliva o Luis Mejía es, justamente, para dotar al plantel de referentes, de jugadores muy identificados con el club y de esa manera asegurar una base fundacional.

José Decurnex, candidato a la presidencia de Nacional.
José Decurnex, candidato a la presidencia de Nacional.
Foto: Leonardo Mainé.

-Se reprocha que sigue habiendo juveniles tapados y viendo algunos casos del pasado, como el de Santiago Mouriño, ¿logran hacer autocrítica y repensar en jóvenes con otro protagonismo a futuro?

-Errores o fallas siempre va a haber. No se equivoca quien no hace. Cuando hablamos de jugadores, como el caso de Mouriño, aparecen situaciones particulares en donde no quieren firmar contrato. El aprendizaje del tema de Mouriño es que hoy Nacional no sube a un jugador a Primera o no lo manda a una selección juvenil si no tiene por lo menos tres años de contrato con el club. Hoy Nacional tiene cinco zagueros de primer nivel, con (Tomás) Viera, que se lesionó en la selección, pero son jugadores que hace un año no estaban preparados para jugar. Hoy hablar en un escenario político es fácil. El problema es que a la mayoría del plantel que está jugando lo conformamos en diciembre del año pasado. Tenés que tener mucho cuidado con cómo manejás esos juveniles porque, si no tenés un balance, te puede terminar pasando lo que pasó con (Agustín) Rogel, un jugador que fue top, que terminó jugando en equipos de primer nivel en Europa, en Argentina, y nosotros en el Parque Central lo chiflábamos.

-Uno de los apuntes que hace la oposición sobre la conducción deportiva son los 13 técnicos que hubo en los últimos seis años. ¿Qué respondés?

-No me interesa cuántos son. Nunca los conté ni los voy a contar. Lo que le digo al socio y al hincha es que Nacional lleva tres campeonatos de cinco Uruguayos ganados. Es el máximo ganador clásico, con 11 ganados en los últimos cinco años. Ganamos todas las finales clásicas, incluidas aquellas dos en cuatro días. No perdimos un clásico este año. La pregunta mía es al revés: ¿qué preferís?, ¿tres Campeonatos Uruguayos o discutir si son dos, tres o 18 técnicos? ¿Que no hubo una conducción deportiva? Tampoco estoy de acuerdo. Se trajo un técnico como Eduardo Domínguez para el que creo que, por su nivel, Nacional no estaba preparado en ese momento. Me pidió una serie de cosas que no teníamos en Los Céspedes, los jugadores no aguantaban los entrenamientos... Después, se trajo un técnico de la casa, como Álvaro (Gutiérrez) que fue muy exitoso.

-¿Cómo ves a los candidatos de la oposición?

-Yo siento que hay muchos candidatos a vice que hoy hablan más que el candidato a presidente y uno lo debería de tener en cuenta a la hora de una votación. En el acierto o en el error, la única persona que le dedica las 24 horas del día al club es el presidente. Porque el fútbol funciona así; no es porque uno lo quiera hacer.

-En Punto Penal (Canal 10) dijiste que a Gonzalo Bergessio se le ofreció un contrato para que se quedara en Nacional y que él lo rechazó. ¿Cómo fue la interna?

-Fue con la transición de José Fuentes. Se le ofreció un contrato para que siguiera en Nacional y Gonzalo, con sus valederas razones, no lo aceptó. Para mí, es un goleador histórico, al que yo le tengo un eterno agradecimiento porque fue parte fundamental para que el bicampeonato se lograra. Lo que a mí me queda es gratitud, alegría de haber compartido ese tiempo con él, porque fue un capitán a la altura de Nacional.

-¿Te dolió eso que dijo de que no le devolviste las llamadas?

-No, no. Yo lo tomo como cosas del momento. Al final cada uno lo ve, lo siente y lo piensa de la manera que sea, pero yo me quedo con esa gratitud. No me parece que elucubrar en otros temas tenga mucho sentido.

-Algunos dirigentes, como Ariel Martínez o Antonio Palma, dijeron que el oficialismo manejó muchos temas en una “mesa chica”. ¿Tiene sentido trabajar así?

-En todo grupo siempre existe un grupo de personas más íntimas, que se puede llamar “mesa chica”, que terminan tomando las decisiones por distintas razones. La primera es por disponibilidad de tiempo. Si Ariel Martínez hubiera estado las 24 horas del día en la sede, como estaba el presidente Balbi, como estaba (Gonzalo) Lucas o yo, seguramente hubiera participado de esas discusiones. No lo hacía. Él también reclama que no se le dio información; la pidió y durante seis meses no apareció por el club pidiéndola. Cuando se le informó que la información estaba, preguntó si podía venir un sábado. Vos no podés llevar todos los temas a directiva y por eso se transforma en un club muy presidencialista. En los periodos de pases, las decisiones se toman en minutos. Porque si no, perdés a los jugadores, las ventas no salen. Tenés que hablar a las 3 de la mañana; no existe decir “esperá al lunes que tengo directiva”.

Tatiana Villaverde.
Tatiana Villaverde.
Foto: Leonardo Mainé.

-El problema económico de Nacional, por lo que has dicho, es de flujo de caja. ¿Cómo ves lo que propone Flavio Perchman sobre juntar a 40 o 50 socios que pongan US$ 100.000 cada uno y así sumen US$ 4-5 millones para la próxima directiva?

-Ojalá lo logre. La pregunta que yo haría es si esa plata viene gratis al club, si es un regalo…

-Él habla de un pequeño interés.

-El pequeño interés es más pasivo. Digamos las cosas en su justo término. No engañemos al socio, porque por más que el interés sea de 0.5%, es un pasivo adicional del club. Lo que está diciendo la fórmula Vairo-Perchman es que va a incrementar el pasivo de Nacional en US$ 4 millones. Entonces, resulta que está todo mal, pero no pasa nada si yo meto US$ 4 millones más de pasivo. Nacional hoy tiene un pasivo de US$ 36 millones, que nosotros recibimos con 31. La mitad (del aumento) es diferencia en cambio; la otra mitad son activos que están hoy en el club en obra. Nacional tuvo un balance positivo en todos los años desde 2020. Ese balance te da la tranquilidad de que gastás menos de lo que te ingresa. Pero capaz que no te ingresa en el momento que lo necesitás y ese es el flujo de caja negativo. Además, hoy no contás con la plata de los derechos de televisión. Entonces, el gran desafío en Nacional durante todo el 2025 será manejar esa caja, vender a jugadores por más de US$ 5 millones, que es lo que tenemos en presupuesto; clasificar a las copas internacionales, a las que ya estamos clasificados; y pelear por un contrato de TV mediante una licitación, que es uno de los rubros en donde tenemos un rezago.

-Respecto al GPC, y haciendo un paralelismo con una casa, ¿se pensó en hacer una barbacoa con piscina antes de arreglar la cisterna?

-Ese fue el problema que hubo: agarramos un Parque que era un basurero. Se habían gastado US$ 12 millones en una obra que estaba inconclusa, lejos de concluir y sin entregarle su palco a los palquistas...

-Me refiero a hacer un restaurante o una UTU antes de priorizar terminarlo.

-Pero son líneas de crédito completamente distintas. La gente te dice ‘no hagas UTU; traé un puntero izquierdo’ y no tiene nada que ver una cosa con la otra. El club social es un emprendimiento independiente del resto de Nacional. La línea de crédito la conseguí yo, que no tengo nada que ver con el club social, como se dijo. La sarta de mentiras me molestan y hieren mi honorabilidad. Lo que hice fue conseguir US$ 4,5 millones para que pudiera funcionar y se hiciera. La fundación es un emprendimiento que se autofinancia y tuvo el apoyo de empresas del Estado y privados.

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