Por Pablo Cupese
Lo recuerda como si hubiese sido ayer y aunque no pasó tanto, ya son más de dos años de aquella jornada. “Fue contra Montevideo City Torque, entró en el segundo tiempo y creo que por Facundo Peraza”, las palabras son de Gastón Añón y efectivamente estaba en lo cierto. Ese día, con apenas 17 años, Luciano Rodríguez hizo su debut en Primera División con Progreso.
Consultado sobre si Lucho tomaba la posta que dejó Álvaro Rodríguez como líder del ataque, Marcelo Broli, técnico de la Sub 20, fue contundente: “La fortaleza máxima es el conjunto de todos. El equipo fue el líder futbolístico y nos da tranquilidad de que a la hora de que falte uno, aparecen diferentes jugadores”.
De todas maneras en el duelo ante Honduras, como también ocurrió en el Sudamericano, fue el hombre de Liverpool quien comandó la ofensiva y no es algo nuevo en él.
“Nosotros lo conocíamos de juveniles a Luciano. Yo en ese momento dirigía Cuarta, Tercera y era coordinador de juveniles. Nos llega a Quinta desde Bella Vista donde queda libre por un tema de minutos por una lesión que arrastraba”, recuerda Añón a Ovación.
Luciano jugó en Quinta del Gaucho del Pantanoso, subió a Cuarta y luego a Tercera, antes de dar el paso al plantel principal, pero claro está, su edad era para estar recién en Quinta: “Ya demostraba cosas que rompían los ojos”, repasa el entrenador.
Lo demostrado por el delantero en cancha no es nuevo y si bien viene desde la época en la que Añón lo conoció siendo un adolescente, lo hecho en el Sudamericano Sub 20 ya llamó la atención.
Cinco goles y tres asistencias en nueve partidos disputados fue el saldo del atacante que poco antes de viajar a Colombia para disputar el certamen se transformó en nuevo jugador de Liverpool.
Sobre ese detalle también repara Añón y agrega: “Creo que es un club que esta muy ordenando, que respeta los procesos y no tiene a veces la presión de jugar por un descenso que eso puede ser fustrante para el jugador o estar en la ‘B’ como le podría haber tocado a Luciano. Jugar copa internacional es importantísimo además, es un club que está acostumbrado a competir con jóvenes y Luciano se adaptó muy bien al club”.
“Era cuestión de tiempo”, esa frase pinta a la perfección lo que Añón vio en Lucho y lo que hoy reafirma: “Lo subimos porque llamaba la atención su potencia y su pegada, lo mismo que lo destaca en la actualidad, pero en ese momento con más errores propios de la juventud y de tener menos minutos en Primera”.
“Me pone contento y reafirma lo que pensábamos de el. Al club le habiamos dicho que era un jugador diferente que había que cuidarlo”, sentencia Añón quien le dio esa confianza que Maximiliano Viera, Álvaro Fuerte y Carlos Canobbio replicaron durante su estadía en Progreso.