Del fútbol al básquetbol: la noche que Nacional y Peñarol cambiaron de pelota con una grave consecuencia

El clásico tiene miles de historias particulares y en la antesala a otro enfrentamiento, Ovación recrea un suceso de finales de la década de 1980 que dejó mucha tela para cortar.

Compartir esta noticia
Jorge Goncalves y Hugo de León jugando un amistoso de básquetbol entre Peñarol y Nacional.
Jorge Goncalves y Hugo de León jugando un amistoso de básquetbol entre Peñarol y Nacional.
Foto: Archivo El País.

Miguel Méndez - Especial para Ovación
El clásico uruguayo entre Nacional y Peñarol ha tenido enfrentamientos en varias disciplinas: fútbol, básquetbol, ciclismo, fútbol sala, atletismo y, la más moderna, en el mundo digital de EA Sports.

Hasta ahora, todo normal. Pero, ¿qué pasa si a deportistas que están profesionalizados en una disciplina los hacen competir en otra? Esto sucedió y fue en nuestro país. En 1988 los planteles principales de fútbol de Nacional y Peñarol jugaron un partido de básquetbol. Entre los protagonistas había uno que es muy actual y, además, hubo que lamentar una lesión de la que se habló por mucho tiempo.

En noviembre de 1988 el fútbol uruguayo estaba de buen humor: apenas días atrás Nacional le ganó 3-0 a Newell’s y, de esa manera, conquistó la Copa Libertadores destronando a Peñarol, que había salido campeón en 1987. En América, parecía, mandaba Uruguay, cuya selección era la vigente campeona a nivel continental.

Una buena acción benéfica con Nacional y Peñarol

El sacerdote Carlos Sanabria tuvo una idea brillante: organizar un innovador espectáculo deportivo con el fin de recaudar fondos para tres instituciones: el Hospital Pereira Rossell, el Centro Geriátrico Piñeyro del Campo y la Obra Misionera Salesiana.

Para la ocasión se organizó algo muy especial: en el extinto Cilindro Municipal hubo un partido de fútbol de salón y uno de básquetbol. Hasta ahí nada raro, la cosa es que los protagonistas fueron trocados.

El primer encuentro, el de fútbol de salón, enfrentó al Círculo de Periodistas Deportivos y a la selección uruguaya de baloncesto y el de fondo tuvo clásico: los futbolistas de Nacional y Peñarol jugaron, pero al básquetbol.

Futbolistas de Peñarol y Nacional en evento benefico jugando al básquetbol en el Cilindro.
Futbolistas de Peñarol y Nacional en evento benefico jugando al básquetbol en el Cilindro.
Foto: Archivo El País.

Vistieron las musculosas, le retiraron los tapones al calzado y cambiaron la número 5 por la naranja: los últimos dos campeones continentales se enfrentaron en un amistoso de básquetbol. Fue entonces que los hinchas pudieron ver en un nuevo rol a ídolos como Hugo De León o Santiago Ostolaza en Nacional y Fernando Álvez o Jorge Gonçalves en Peñarol, que tuvo un mix de su plantel actual y el campeón de 1987.

El Vasco Ostolaza, que apenas un mes más tarde sería uno de los héroes en Japón, refrescó su memoria junto a Ovación: “Recuerdo especialmente que no había guardia de seguridad, estábamos todos juntos, los de Nacional y de Peñarol”.

Carlos Favier Soca, otro protagonista, resaltó lo mismo. “No hubo separación de hinchadas, todos estábamos para dar una mano”, comentó.

Futbolistas de Peñarol y Nacional en evento benéfico en el Cilindro jugando al básquetbol.
Futbolistas de Peñarol y Nacional en evento benéfico en el Cilindro jugando al básquetbol.
Foto: Archivo El País.

En ese sentido, Rosdom Belián, periodista deportivo y dueño de uno de los archivos más amplios sobre el fútbol de los últimos 40 años, explica que la rivalidad ha cambiado. Y cita un ejemplo muy oportuno: “Había también otro nivel directriz. Lo recordé hace poco en mi cuenta de “X” (@fspuy): Dante Iocco, ex presidente de Nacional, hace la gestión para la fijación de la tercera final de la Libertadores de 1987 en nombre de Peñarol”.

“Luego de la obtención de Nacional, el diario El Día publica una foto con los presidentes José Pedro Damiani y Mario Garbarino agarrando juntos la Copa Libertadores”, agregó.

Empate clásico en un partido de básquetbol

Aunque fue absolutamente anecdótico, con el resultado sucedió algo insólito teniendo en cuenta que se estaba jugando al básquetbol: empataron. Y no hubo alargue. El clásico entre Peñarol y Nacional es uno de los que mayor porcentaje de empates tiene y esto no varió ni aunque se haya mutado de deporte.

El score final fue 37 a 37, luego de dos tiempos corridos. Hubo varios futbolistas que acompañaron en la noche pero que no pudieron jugar, como el actual entrenador Mirasol, Diego Aguirre, que estaba lesionado. Más allá de eso, se empilchó con la musculosa amarilla y negra y, tras el partido, fue llevado en andas por la parcialidad.

Diego Aguirre en el evento benéfico donde jugadores de fútbol jugaron al básquetbol en el Cilindro.
Diego Aguirre en el evento benéfico donde jugadores de fútbol jugaron al básquetbol en el Cilindro.
Foto: Archivo El País.

Aguirre, según le dijo a Ovación y tal como le sucedió a Ostolaza o a Soca, no recuerda mucho del encuentro en sí, aunque resaltó la unión que hubo en todos los ámbitos para llevar a cabo ese acto de beneficencia organizado por el sacerdote Sanabria.

Es que la gente superó las expectativas: además de vivir esa fiesta en calma, llenó las instalaciones del Cilindro y, según se comentó en la prensa de la época, se vendieron más entradas del aforo permitido. Es decir, muchas personas compraron un ticket solo para colaborar con la causa.

Ostolaza y Soca lo tienen presente: “Estaba lleno de gente”, dice el Vasco, mientras que Carlos Favier agrega: “Fue un éxito”. Carlos Peinado, que jugó el partido de fútbol de salón como representante de la selección uruguaya de básquetbol, tiene sus recuerdos en la misma sintonía: “Fue una fiesta con el Cilindro repleto”, le dijo a Ovación. Y agregó que el único punto bajo de la noche “fue la lesión de Fernando Álvez”.

Esa maldita rodilla que complicó a Fernando Alvez

El día previo a la jornada en el Cilindro, Uruguay jugó en Santiago ante Chile. Empató 1-1 y en el arco, y con la cinta de capitán, estuvo Fernando Álvez. El golero, junto a varios de sus compañeros, se hicieron presentes en la cancha de básquetbol para jugar y apoyar la movida.

Pero Álvez tuvo mala suerte. Mucha mala suerte. Tras capturar un rebote, cae mal y se rompe el tendón rotuliano de su rodilla. Por obvias razones es, de todos los protagonistas a los que contactó Ovación, el que tiene un recuerdo más nítido: “No lo podía creer, era una noche de fiesta y terminé en Casa de Galicia”.

El arquero debió someterse a una recuperación de siete meses que lo marginó de las Eliminatorias para la Copa del Mundo de 1990 aunque finalmente pudo estar presente en Italia. “Son esas cosas que pasan cuando menos te las imaginás”, dice Álvez.

En medio de un calendario apretado

Esta movida solidaria, vale remarcarlo, se dio en medio de la competencia y con el calendario apretado. Apenas ocho días antes Nacional había salido campeón de América, mientras que Peñarol todavía soñaba con arrebatarle el Uruguayo a Danubio, que terminó como campeón en ese año 1988.

Además varios de esos jugadores, como ya se dijo, habían sido convocados para defender a la selección uruguaya (de fútbol, por las dudas) y repetirían ocho días después, para el amistoso “revancha” ante Chile en el Estadio Centenario.

José Batlle Perdomo, José Herrera, Tito Gonçalves, Óscar Ferro, Daniel Vidal y Hugo De León fueron convocados por Óscar Washington Tabárez para la cita. El único que finalmente no pudo estar fue el capitán tricolor.

Tal como recuerda el periodista Belián, tricolores y aurinegros se han vuelto a juntar por causas solidarias, por ejemplo para un amistoso entre viejas glorias disputado en 2010 a beneficio de los damnificados por el terremoto de Haití. Pero lo sucedido aquella noche en el Cilindro Municipal fue inédito, irrepetible y, hasta hoy, olvidado.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar