Enviados a Charlotte, Estados Unidos
La previa al partido entre Uruguay y Colombia por la Copa América fue una verdadera fiesta. Hubo hinchas colombianos, la mayoría, y un minoría notoria de uruguayos pero que compartieron sin ningún tipo de problemas en las afueras de estadio. Con muchas horas de anticipación, cada una de las hinchadas hizo sus previas en distintos lugares y no hubo ningún tipo de dificultad más allá de bromas de un lado y del otro. Nada hacía presagiar lo que terminó sucediendo dentro del Bank of America Stadium de Charlotte.
Ya desde el principio el clima dentro del estadio estaba bastante tenso, el 80% eran de hinchas de la selección colombiana, el resto de Uruguay y se pudo ver que el ambiente no estaba fácil. Los uruguayos estaban en pequeños grupos en distintas partes del escenario y no lograron ubicarse todos juntos como en otros partidos. Además sucedió que los familiares de los jugadores de la Celeste estaban entre los hinchas de Colombia y no es la primera vez que hay ciertas incomodidades que sufren las familias de los jugadores por estar junto a los hinchas. De hecho, con Brasil, hubo algún tipo de dificultad pero sin pasar a mayores.
Durante el transcurso del primer tiempo ya habían existido problemas ¿entre quiénes? Jorge Giordano, director de selecciones de la AUF, Felipe Cotelo, de comunicaciones y Diego Reyes, uno de los asistentes de Marcelo Bielsa. Los encargados de la AUF fueron dispuestos en una primera fila, hacia un costado y atrás del banco de Uruguay. Durante algunos minutos se dieron acaloradas discusiones verbales entre uruguayos y colombianos que permanentemente estuvieron insultado, cuestionando y gritando a esa parte de la delegación.
Ya en el segundo tiempo, después del gol de Colombia, el clima se volvió totalmente espeso dentro del estadio y los hinchas colombianos, en lugar de festejar entre ellos, muchos le dedicaban los goles a los uruguayos con gestos e insultos. Es así que empezaron a haber pequeños focos de discusiones y problemas en distintas partes del estadio. Algunos que Ovación llegó a percibir y otros que no.
BATAOLA. Todo se terminó de complicar en los instantes finales del partido cuando Colombia percibía que ya estaba en la final pese a que se estaban jugando los últimos instantes y la selección cafetera estaba errando claras situaciones de gol. En ese momento, muchos hinchas de Colombia babosearon a los uruguayos y también se metieron con las familias de los futbolistas. Fue en ese momento donde, ni bien pitó el árbitro, empezaron los intercambios con golpes de puño entre los hinchas colombianos y los uruguayos; golpes de todo tipo y color. Después de unos minutos algunos jugadores que estaban en el campo de juego se percataron de los incidentes en la tribuna y fueron a buscar a sus familiares. Había una escalera que unía el campo de juego con la tribuna y ese fue el nexo por el cual se metieron.
El primero en llegar fue Ronald Araujo, con mucha euforia, porque había familiares de los jugadores de Uruguay que estaban metidos en pleno lío porque en ese momento eran varios focos. Uno en la parte bien baja de la tribuna, otro por el medio, siempre hablando de la tribuna que vendría a ser la Olímpica en el Centenario, y donde estaba trabajando el equipo de Ovación.
En ese momento Ronald Araujo, Mathías Olivera y Darwin Núñez se suben por esa escalera y empiezan a intercambiar golpes de puño con los hinchas de Colombia que estuvieron realmente sobrepasados. Hay que tener en cuenta que en estos escenarios se venden bebidas alcohólicas y se pudo percibir a lo largo de todos los partidos cómo algunos hinchas estaban totalmente sobrepasados, alcoholizados y genera este tipo de situaciones. La ubicación de los familiares es algo a rever por parte de Conmebol; es insólito que estén en la misma tribuna con hinchas rivales. Es bastante complicado.
Sin lugar a dudas ahora arranca otro capítulo. Por un lado las posibles sanciones que pueden tener los futbolistas por haber participado de estos incidentes, la defensa de la Asociación Uruguaya de Fútbol para los jugadores, teniendo en cuenta lo que sucedió, y por otro lado, una autocrítica que tiene que hacer la Conmebol por este tipo de situaciones: por dónde estaban ubicados los familiares de los jugadores y por todo lo que se generó dentro del estadio donde la seguridad demoró muchísimo en intervenir después de que hubo toda clase de desmanes y golpes de todo tipo. Un capítulo lamentable en la eliminación de Uruguay en la Copa América.
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