Redacción El País
Desde que Juan Izquierdo falleció en São Paulo, luego del partido entre Nacional y el conjunto local por la Copa Libertadores producto de una arritmia en el encuentro en el Morumbí que derivó en un paro cardíaco, las muestras de cariño dirigidas a la memoria del futbolista se hicieron cada vez más grandes y destino quiso que sus últimos dos equipos se enfrentaran por la segunda fecha del Torneo Clausura.

Izquierdo fue dos veces campeón uruguayo, primero con el equipo tricolor y, en la última temporada, con los negriazules. Ambos clubes dejaron cualquier rivalidad de lado y este domingo en el Gran Parque Central el principal objetivo fue rendirle un merecido homenaje a la memoria de Juan.

El homenaje empezó con la presencia de los padres de Juan Izquierdo, Sandra y Nelson y Selena, su esposa. También estuvieron Lucero y Juan Felipe, sus hijos.

Junto a directivos de Nacional y José Luis Palma, presidente de Liverpool, los familiares ingresaron a la cancha para ver un emotivo video que se proyectó en la pantalla del estadio en medio de un silencio muy respetuoso.

Luego del clip, la hinchada tricolor comenzó a cantar al unísono la canción que dice: "ni la muerte nos va a separar, desde el cielo te voy a alentar", que se escuchó en cada homenaje a Izquierdo y se desplegó una gran bandera en la popular con ese mismo mensaje y otro telón con la imagen del futbolista y la leyenda "por siempre Juan". Una vez que terminaron esos homenajes las banderas se quitaron porque tapan la visual de los espectadores por sus dimensiones. Pero las muestras de cariño continuaron.

A continuación, los planteles de los dos equipos salieron con la misma remera azul con la imagen de Juan Izquierdo. No importaron las marcas o los auspiciantes de ambas instituciones, rendir homenaje era mucho más importante y todos los futbolistas posaron con la misma remera y se saludaron uno a uno mientras nuevamente el estadio quedó en un respetuoso silencio.

El respeto fue máximo. También en el minuto de silencio que en realidad fueron 30 segundos hasta que el árbitro Esteban Ostojich interrumpió con un silbatazo y dio lugar a un contundente aplauso general que bajó desde las cuatro tribunas.

Comenzó el partido y aún unos pocos minutos después hubo lugar para un homenaje más. Sebatián Lentinelly realizó una gran atajada para salvar a Liverpool y, justo antes de cobrar el tiro de equina, se llegó al minuto número 3, dorsal con el que jugaba Izquierdo. Fue entonces que el partido se paró y las cuatro tribunas volvieron a aplaudir y no solo los espectadores, hasta el árbitro replicó la acción.