Redacción El País
Tras el empate con sabor a poco entre la selección de Uruguay y la selección de Paraguay, nadie se fue del Estadio Centenario porque Luis Suárez tuvo especial homenaje en su última noche con la Celeste.

Una vez finalizado el encuentro, se armó un escenario en la mitad de la cancha y a un costado de ese estrado, un túnel humano con los jugadores de la selección actual de un lado y los exfutbolistas de la Celeste campeona de América 2011 y cuerpo técnico del otro.

Foto: Darwin Borrelli.

Luis Suárez saludó uno por uno. Abrazos, lágrimas de emoción y también algunas risas con bromas mediante pintaban en cuerpo y alma esa emotiva escena en el corazón del Parque Batlle.

Y esas lágrimas de emoción se trasladaron de inmediato a las tribunas, donde mas de 60 mil almas lloraban el retiro de Lucho de la selección.

Tras los saludos, el salteño se subió al escenario y de inmediato lo acompañó toda su familia: su esposa Sofía y sus hijos Delfina, Benjamín y Lautaro.

Pero enseguida llegó uno de los momentos más emotivos de la noche: el maestro Oscar Wahington Tabárez se subió al escenario para entregarle a Suárez la medalla de Leyenda del Fútbol Uruguayo en medio de un mar de aplausos en el Centenario.

A continuación y en la pantalla gigante del estadio comenzaron a llegar los mensajes de compañeros y amigos de Lucho. El primero fue de Neymar, el segundo de Lionel Messi, el tercero de Enzo Francescoli y luego el del Loco Sebastián Abreu.

Luego de ese emotivo momento, llegó otra instancia de la despedida que hizo llorar nuevamente a todo el Centenario: se subió al escenario la hija de Walter Ferreira, kinesiólogo de la selección fallecido en 2016, pero que fue clave en la recuperación de la lesión de meniscos que el delantero sufrió previo al Mundial de Brasil 2014.

Foto: Darwin Borrelli.

A continuación, al escenario se subieron representantes de Conmebol y la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y se escucharon silbidos de desaprobación al ser nombrados Nery Pumpido e Ignacio Alonso, quienes luego le regalaron al Pistolero la réplica de la Copa América, trofeo que el uruguayo conquistó en Argentina 2011 siendo además el mejor jugador del torneo.

"No tengo palabras de agradecimiento a cada uno de los uruguayos. No solo el que me brindó cariño estos días, sino desde que comencé allá en 2007, siempre me apoyaron, no solo a mí, sino que a una generación que la pasamos muy difícil", inició el Pistolero.

"Porque no se olviden que estuvimos a punto de quedar afuera del Mundial 2010 y ahí no había era, no había maestro, no había nada. Y creo que ese grupo me marcó mucho por ser un grupo sano, un grupo en el que íbamos por el mismo camino. Muchos jugaban en grandes equipos, pero nosotros teníamos una ilusión sola, de llegar a un Mundial", aseguró.

"Recuerdo muchísimas cosas de ese momento, nos llegaron a decir vende patria. Y la gente no sabe lo que nosotros luchábamos por esta camiseta. Lo difícil que es... Lo difícil que es representar a un país, no es nada fácil asumir esa responsabilidad. Y nosotros, la misma ilusión y la frase que yo dije el otro día, de que llegué hecho un niño, la mayoría también acá lo hizo, y tenían ese mismo deseo, que es ver llegar a nuestro país lo más lejos posible", sostuvo.

Foto: Darwin Borrelli.

"Pasé por momentos muy complicados en mi carrera. Una y la más difícil, la más complicada fue la lesión previa al Mundial en 2014. Y si no fuera por el negrito, en paz descanse Walter (Ferreira) yo no hubiese llegado y los compañeros saben acá. Al maestro (Tabárez), que realmente toda mi carrera es por él. Es por su gran cuerpo técnico y el nivel humano muy alto. Porque nosotros somos personas, aparte de ser jugadores de fútbol, tenemos sentimientos, sufrimos las derrotas, así como nos alegramos de las victorias y de los logros conseguidos. Sufrimos cada derrota en nuestra selección, la pasamos mal. Y el grupo que había en el cuerpo técnico, hacía un manejo que era espectacular", manifestó.

"Tengo muchísima gente a la que agradecerle, puedo seguir toda la noche. Jugadores como el Loco (Abreu), que ahí me trató como un hijo futbolístico en mis inicios, en mi carrera. A Pichichi, el goleador, Diego Forlán, él sabe lo que era para mí. Lo miraba, como hoy en día siento que algunos me miran. Íbamos, hablábamos, le preguntaba cosas de fútbol. Y tuvimos muchísimas charlas. Los dos grandes capitanes que tuve, los dos Diego, la Tota (Lugano) y Godín, fueron ejemplos de aprendizaje", agradeció.

Foto: Darwin Borrelli.

"Le intenté dejar a esta nueva generación, muchísimas cosas que nos enseñaron. Del Ruso (Pérez) qué voy a decir de ese compañero, jugó con la cabeza rota. En 2014, yo le dije a él que iba a intentar romperla por él, porque yo sabía cómo él estaba. Y el abrazo que me doy con él, ahí se ve. Y después, obviamente, toda la gente del Complejo Celeste que ustedes no la ven, pero hacen un trabajo de la concha de la madre", dijo el Pistolero.

“Agradecerles por este cariño y pedirles una cosa: que Uruguay es más grande que cualquier jugador o entrenador. Uruguay es grande y a partir de mañana seré un hincha más deseando lo mejor a los compañeros que vienen. Arriba Uruguay y siempre agradecido al pueblo uruguayo”, sentenció.