Diego Aguirre cerró un año más que especial y tras renovar contrato por dos años con Peñarol, habló largo y tendido con Ovación en una charla en la que tocó varios temas y situaciones que le sucedieron a lo largo de un 2024 que como bien él mismo dice "quedará para el recuerdo".
El entrenador de 59 años que fue clave otra vez en una temporada que será muy recordada por todos los aurinegros, rememoró cómo se gestó esta gran campaña, la importancia del asado que unió, el armado del plantel y la confianza hacia los jugadores.
Además, la Fiera contó con qué palabra define su espectacular 2024, qué plan diseñaría si el club le encarga la tarea de retener a Leonardo Fernández y nombró el Top 5 de mejores jugadores que dirigió hasta ahora en su carrera como técnico.
A continuación, un resumen de la charla.
- ¿Con qué palabra definirías tu año y el de Peñarol?
- Fue un año de felicidad porque había mucha incertidumbre en el comienzo y lo que marca la temporada son las expectativas que hay, que en el inicio eran bajas. En general eran pensamientos negativos y pesimistas, pero entendibles porque se venía de un 2023 muy malo y en este superamos absolutamente las expectativas. Fue mucho más de lo que cualquier optimista pudiera pensar, entonces cuando las expectativas son tan bajas y lo que conseguís es mucho hace que sea un año que para mí va a quedar en el recuerdo porque fue realmente muy bueno.
- ¿Cómo fue armar este plantel 2024 que se terminó renovando casi por completo con 22 altas?
- Se trabajó mucho y en un porcentaje altísimo hubo un gran rendimiento de los jugadores. Tenemos mucha experiencia por haber vivido cosas anteriores en las que aprendés, lo que tal vez sí fue una ventaja para mí fue el conocer cómo es acá y lo que quiere la gente. Hay que tener determinado perfil y no es para cualquiera. El jugador acá tiene que tener entrega, actitud y corazón para jugar, y a partir de ahí ves todo lo otro. Eso sin duda fue determinante.
- En momentos claves de la temporada tuviste charlas íntimas con Maxi Olivera, Lucas Hernández y hasta con el propio Ignacio Ruglio, ¿qué les transmitiste?
- Eso es habitual como entrenador y en el caso de los jugadores hay charlas individuales donde tratás de ayudarlos a que den su mejor versión. Y para eso hay que exigir, pero a su vez transmitir tranquilidad, confianza, apoyo, y en muchos casos lo pude hacer. En el caso de Nacho (Ruglio), simplemente le hacía comentarios que me parecían que podían ayudar. Yo trato de ayudar al club en todo lo que puedo. Y a veces me parecía que había momentos y situaciones donde, por toda la ansiedad y lo emocional que te provoca, había que tener cierto control para manejar este club gigante como es Peñarol.
- ¿En qué momento se te ocurrió la idea del asado? ¿Considerás que fue un éxito por todo lo que generó después?
- Creo que fue algo con perfil más bajo. La intención fue juntarnos para generar un clima de unidad. También era algo que habíamos hecho en 2010, aunque no por mi cuenta. Aquella vez cuando íbamos a comenzar la temporada la Comisión Directiva organizó una reunión que a mí me gustó mucho y me quedó algún recuerdo. También era un período complicado y hablamos cosas que quedaron. Me quedó esa linda sensación de haber tenido un diálogo franco y abierto donde cada uno dijo lo que pensaba. Por eso se me ocurrió esta vez. También veía que no estaba bueno el ambiente, había mucha presión, veníamos de una elección reciente y quedaban cosas que sentía que nos iban a afectar en lo deportivo. Quería que hubiera más calma y tranquilidad, si no te termina afectando porque tiene que haber una paz en el club para que el jugador esté bien y te pueda rendir más.
- A principio de temporada ya habías dicho que Leo Fernández es de los mejores pateadores de tiro libre del mundo. ¿Qué sentís hoy después de su año extraordinario?
-Y no me creían, ¿viste? Ja. Yo lo dije por marzo, pasa que yo lo veía en las prácticas, y en los partidos esa virtud aparece a cuentagotas porque capaz que no hay un tiro libre en todo el partido y no lo puede demostrar. Pero él se quedaba a practicar con nosotros y yo decía: ‘¡Pero cómo le pega, qué locura! Y al otro día lo mismo, entonces empecé a conversar con compañeros de él, de experiencia, que jugaron en Europa y les pregunté: ‘¿Vos tuviste alguna vez algún compañero que le pegara como Leo?‘, y todos me respondieron: ‘Nunca; Leo es el mejor‘. Y yo trabajé en muchos equipos en el exterior, como en Brasil con jugadores de selección, pero nunca tuve ni vi a un jugador que le pegara con esa calidad. Después Leo la rompió y ahora lo dice todo el mundo.
- Si tuvieras que diseñarlo vos, ¿cuál sería tu plan para retener a Leo Fernández?
-Si dependiera de mí retener a Leo Fernández, y hablando hipotéticamente porque no depende de mí, se podría asociar a Leo con los éxitos deportivos. Y bueno, es un riesgo para todos lados, pero si ganás... No sé, por decir algo, pero obviamente que la directiva va a hacer lo que pueda, pero sabemos que es una situación difícil y prefiero pensar que no va a seguir, para que después no sea una sorpresa. Si sigue, obvio que es espectacular, pero como todo indica que no sucederá, tendremos que asumir las cosas.
- Deja la vara alta en la posición, ¿no?
-Altísima. Si no está Leo, capaz que no es una mala idea dejar la 8 sin usar por un año a modo de homenaje. Va a tener mucho peso esa camiseta el año que viene.
- ¿Cuál fue el mensaje más fuerte que les transmitiste a tus jugadores este año?
-No lo sé exactamente, pero cuando perdimos el primer partido de Copa Libertadores en Rosario, mi mensaje para los jugadores y los dirigentes fue: ‘Tranquilos que vamos a clasificar, acuérdense lo que les digo‘. Y también hice una similitud con la Libertadores 2011 donde en el primer partido habíamos empezado perdiendo 3-0 y yo estaba optimista porque podés perder un partido, pero no pasa nada, y este año sucedió algo parecido. Como que se nos venía el mundo abajo por haber perdido un partido, pero era solamente eso. Después fuimos ganando confianza y fuimos a jugar contra Flamengo convencidos de que íbamos a clasificar, como que ellos no tenían chance. Eso fue fuerte.
- A lo largo de la temporada tuviste varios momentos que vos definiste como de “emoción contenida”.
-Es que es muy fuerte para mí por lo que significa Peñarol y por mi historia; estoy agradecido eternamente por los momentos que viví como jugador, que son increíbles, y después toda mi historia con las idas y vueltas, y volver después de mucho tiempo, incluso más del que yo hubiese querido, entonces ya le doy más valor a las cosas, estoy más grande, más maduro y sé que tal vez son cosas que difícilmente se repitan o no sé qué va a pasar, entonces le doy mucho más valor y ya con mis hijos más grandes lo disfrutamos mucho.
- ¿Hay algún momento de soledad en el que descargues toda esa emoción y te permitas el llanto?
-A mí a veces estando solo sí se me caen las lágrimas de emoción. Cuando estoy solo sí porque no me ve nadie, pero acá en el estadio me contengo o intento contenerme porque tampoco voy a pasar emocionado, pero el tema es que en los partidos de copa que dolían, en esos definitorios, estaba muy nervioso o muy tensionado y todavía hicimos unos partidazos y todo el estadio cantó mi nombre. Fue realmente muy fuerte.
- Como entrenador, ¿te quedó alguna espina por no haber ganado un clásico en 2024?
-Es una cosa más de tantas que pasan. Yo creo que no hay un solo hincha de Nacional que no quisiera estar en nuestro lugar. Pero algo hay que decir, es parte del folklore y no existe. A ese tema no le doy importancia porque fue muy bueno lo deportivo y además con dos campeonatos. Es difícil estar compitiendo en la copa hasta finales de octubre y sostener una campaña impresionante de récord a nivel nacional por Campeonato Uruguayo. Siempre hay cosas que pueden estar mejor y, si yo tengo que hablarte de algo que me duela, créeme que no es eso y es haber perdido con Botafogo. Estamos con la vara más alta.
- ¿Eso lo podés utilizar como motivación para comenzar la temporada 2025?
-También tenemos que tener tranquilidad y no pensar que ahora porque hicimos este año vamos a ir a hacer 100 puntos. No es así, no es el objetivo. Los récords se baten una vez cada mucho tiempo y lo más probable es que no hagamos ese puntaje y pasen muchos años para que un equipo lo logre. Por algo no había pasado nunca y por algo nunca Peñarol había sido campeón invicto del Torneo Apertura, con récord de puntos en la Tabla Anual y un año entero sin perder en el Estadio Campeón del Siglo. Tenemos que darle la dimensión de un año fuera de lo normal. Ojalá fuera siempre así, pero no lo es. Yo se lo dije a mis hijos: ‘Miren que no es siempre así, prepárense que en algún partido vamos a perder porque no podés ganar, ganar y ganar‘. Perdimos dos partidos en todo el año, le ganamos a los finalistas de Libertadores y en total a tres brasileños. ¿Un equipo uruguayo ganándole a tres equipos brasileños? Es muy difícil. Se puede repetir, pero es muy difícil.
- ¿Cuál es el top cinco de jugadores que has dirigido hasta el momento?
-No sé si mejores jugadores, pero sí jugadores de peso como Diego Lugano, que lo ayudé en sus comienzos y siento que fui importante en su carrera. Me lo llevé para Plaza Colonia y lo ayudé a que fuera a San Pablo, pero obvio que el mérito es de él porque es un jugador tremendo. Después Alisson, Eder Militão, Leo Fernández y Gabriel Mercado.
- ¿A futuro te ves cumpliendo otro rol en el club como el de presidente?
-No, ni me lo planteo y me hacen reír un poco cuando escucho eso. No es mi rol ni lo que sé hacer. Sí puedo cambiar de rol en algún momento no siendo entrenador directamente, pero lo digo con el correr de los años y por hablar de algo. Hoy estoy feliz y me veo muchos años como entrenador.
- ¿Cómo hacés para que tu incidencia en la historia del club te sirva de espalda, pero sin sobrecargarte de presión?
- Es una buena pregunta que no sé mucho respondérselas. Las cosas van pasando y trato de ir resolviendo y adaptándome a las cosas. El 2024 era un año bisagra para Peñarol y para mí porque era mi vuelta y había mucha expectativa por las veces anteriores y yo sentía que tenía que ganar sí o sí, por eso nos “matamos” y era un momento de click para Peñarol y para nosotros. Había que dejar la vara alta y la dejamos.
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