Un sábado caluroso de enero, hace dos veranos, la mañana de entrenamiento se volvió gris para Diego Arismendi. Una llamada cambió todo. Era un amigo desde Rosario, Argentina, que sin intención alguna -y con una simple pregunta- le dio la peor noticia de su vida, que terminó confirmando horas más tarde. Santiago García. El Morro. Su mejor amigo. Su socio. Su compinche adentro y afuera de la cancha había muerto.
Primero eligió no creerlo. Después llamó a Gonzalo, su hermano, que entre lágrimas se lo dijo, aunque aún no se convencía. O quizás, al igual que Diego, tampoco quería creerlo.
El calvario se trasladó hasta la casa de los García. Arismendi cortó el teléfono y se fue en busca de la madre mientras en su cabeza daba vueltas y vueltas el nombre de su amigo, a quien lloró hasta quedar con los ojos resecos. Pero no se podía quedar de brazos cruzados.
Con la ayuda de otros amigos y familiares, empezó a cranear distintas posibilidades para traer el cuerpo desde Argentina, armar el velatorio y resolver todo lo más rápido posible hasta llegar al entierro. A todo esto, tenía partido con Montevideo City Torque al miércoles siguiente y lo terminó jugando por “terco”, confiesa. “Hay cosas que todavía no cerraron. Para mí, era mi mejor amigo. Pasábamos las fiestas desde el 15 de diciembre hasta el 30 juntos. Los últimos cuatro o cinco años, antes de que pasara todo, fueron así. Cuando él estaba acá (en Uruguay), estábamos juntos diariamente. No te lo puedo definir en algo corto”.
![Renovación. Arismendi pide un “esfuerzo” y Nacional asegura que ya lo hizo hace un año.](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/d0b7d09/2147483647/strip/true/crop/900x533+0+0/resize/900x533!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2Fuploads%2F2017%2F09%2F10%2F59b5d468c3e97.jpeg)
Uno de los primeros gestos que tuvo para recordarlo fue lucir su nombre en el brazalete de capitán. Aunque eso en Montevideo City Torque no gustó mucho, poco le importó. Puso a su amigo, identificado con los colores de Nacional (equipo del que era hincha), por delante de cualquier problema interno que pudiera tener en el club. “Estar en un club y usar el brazalete de otro lógicamente es algo que no cae bien. Pero yo lo sentí así y con el tiempo me lo entendieron y respetaron”.
La noticia del fallecimiento del Morro no fue el único mojón en la carrera de Arismendi. Su nombre estuvo en tela de juicio cuando las cámaras de la televisión lo captaron pidiéndole la hora al juez en el clásico que Peñarol goleó 5-0 a Nacional y fue motivo de burla para los hinchas aurinegros. Una repercusión similar tuvo una arenga suya, antes de salir a la cancha en el Centenario ante Juventud de Las Piedras, cuando le imploró a sus compañeros salir a ganar sin importar si había mucho o poco público en el estadio.
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— Bruno Mazza (@BrunoCURCC) February 4, 2017
Pero eso sí: a diferencia del otro episodio, ninguno de estos dos causó un efecto negativo en sus emociones, según dijo a Ovación: “Sinceramente, no me tocaron en lo más mínimo. Yo estaba defendiendo lo que creía y consideraba que era lo más importante, que eran los intereses de Nacional. ¿Que, lamentablemente, tuve una frase desafortunada que se puede tornar algo cómico? Puede ser. Pero estaba pensando únicamente en defender a Nacional. Son cosas que pasan, como te podés equivocar con un pase o un centro. Pero no me afectó nunca en lo más mínimo”.
![Diego Arismendi en Montevideo City Torque. Foto: Archivo El País.](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/cb7c12c/2147483647/strip/true/crop/1024x683+0+0/resize/1024x683!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2Fuploads%2F2020%2F08%2F23%2F5f428952582af.jpeg)
Como referente y capitán del club durante muchos años, vivió las mil y unas. Desde derrotas duras hasta nueve títulos ganados, incluido tres Uruguayos. También discusiones calientes, como la que se conoció públicamente que mantuvo con Alexander Medina, a quien acusó de haberle mentido en la cara, y otras que mediaron en paz y que lo llevaron a ser amigo de personas que hoy son exbarras bravas: “Increíblemente, siempre tuve buena relación con la gente de la barra. Se dan situaciones que marcan y a veces hacés relación fuera del fútbol. Hemos tenido discusiones, pero siempre en buenos términos. Nunca pasó nada. Siempre fueron conversaciones sanas”.
Feliz de haber firmado en las últimas semanas con Fénix, Arismendi, a sus 35 años, sonó para Nacional en este último mercado por un supuesto pedido del entrenador Álvaro Gutiérrez. Lo descartó por completo: “Nunca hubo un llamado por una posibilidad. No te digo que nosotros somos mejores amigos, pero sí conversamos por los cumpleaños, alguna fecha, o cuando pasa algo cómico en el fútbol. La única que tuve fue cuando el Guti me pidió en su segunda etapa (2019), que ahí sí hubo una chance real”.
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