Diego Rossi está feliz en la MLS

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Leonardo Maine

ENTREVISTA

Por tercera vez en su carrera hizo cuatro goles, pero este fue su primer poker en Primera División y además, en un clásico. Mantiene su objetivo de jugar en Europa, pero ya no está tan ansioso.

No es la primera vez que Diego Rossi convierte cuatro goles. Ya lo había hecho en dos oportunidades en las divisiones formativas de Peñarol. Sí fue su primer poker en Primera División. Y por si fuera poco en un clásico, el que Los Ángeles FC le ganó por 6 a 2 a LA Galaxy dando vuelta dos veces el marcador. En las dos oportunidades fue Rossi quien igualó el juego y luego anotó dos tantos más, ambos con asistencias de uruguayos: de Brian Rodríguez y de Francisco Ginella. “Estoy muy contento, me había tocado hacer cuatro goles en inferiores, pero no es lo mismo que convertirlos en Primera División, en un clásico y por el campeonato. Es mucha más la alegría”, contó Diego desde el hotel del complejo deportivo de Disney World, en Orlando.

“Los cuatro fueron diferentes. No me quedo con ninguno, pero fueron en momentos clave del partido y eso fue lo mejor”. Como el partido frente a LA Galaxy terminó muy tarde y cenaron recién cerca de las dos de la mañana no hubo mucha celebración para el delantero uruguayo. “Comimos todos juntos y enseguida nos fuimos a las habitaciones. Pero al menos me llevé la pelota, esta vez no la perdoné”, contó el ex-Peñarol refiriéndose a que en la temporada pasada se mandó dos hat-trick, pero en el primero en un partido por la Open Cup se olvidó de pedirla en el momento y luego no se la dieron. “Con esta ya tengo dos pelotas”.

GOL
Diego Rossi celebrando uno de los cuatro goles que le hizo en el clásico a LA Galaxy.

OTRO ROL. En el torneo de la MLS en Orlando no está presente Carlos Vela, el compañero de Rossi en la delantera de Los Ángeles. Y él parece haber asumido el rol de goleador del equipo. “Carlos no puedo venir por unos temas personales. Es un jugador muy importante para nosotros, porque es el capitán antes que nada y por la clase de jugador que es y lo desequilibrante. Al no poder contar con él en este torneo intentamos hacernos más fuertes todavía. Sabíamos que su ausencia no iba a ser sencilla para nosotros, pero también que con nuestra idea de tener siempre la pelota, no nos iba a ir mal. El nuestro es un juego colectivo más que individual. Seguimos con nuestra idea y esa ha sido nuestra mayor virtud”, explicó.

“Aunque es verdad que se toman otros roles y otra responsabilidad”, admitió luego quien ya lleva dos años y medio jugando en Estados Unidos. Y basta cambiar unas palabras con él para notar lo mucho que ha madurado.

“Yo me doy cuenta sí que he madurado. Creo que el solo hecho de salir del Uruguay, de dejar tu país tan joven, te hace madurar y aprender muchas cosas que si te quedás en tu lugar de siempre no las aprendés. Y no estoy hablando de lo futbolístico”.

Que el torneo de la MLS se trasladara a Orlando por la pandemia del coronavirus ha sido una experiencia extraña para Rossi y sus compañeros.

ORLANDO. “Resultó un poco raro al principio, sobre todo porque estamos todos en el mismo hotel y te cruzás con los rivales. Al principio parecía imposible, pero ahora, salvo esos casos de dos equipos que no pudieron participar, se tomaron todas las precauciones. Nos están haciendo tests tan seguido que es imposible no estar tranquilo: día por medio. Ya nos estamos acostumbrados, pero es un poco feo igual. Todos extrañamos un poco, pero estamos bien. Estamos cómodos y tenemos todo. Sólo te sentís un poco encerrado porque no podemos andar por cualquier lado”, reconoció y admitió que echa de menos su hogar en la pequeña ciudad de Arcadia, donde lo esperan su esposa Vivian y la perra Lola.

“Los Ángeles es una ciudad muy linda y completa, donde tenés todo: buen clima, playa, montañas; un conjunto de cosas que hace que sea muy atractiva. Además de que se habla español por todos lados”, dijo quien sin embargo ya habla inglés a la perfección. “Practicarlo todos los días te ayuda más que cualquier clase. Animarte a insertarte sirve un montón”.

CORONAVIRUS. Vivir en Estados Unidos, uno de los países más complicados por la pandemia del COVID-19, no es sencillo. Tampoco para Diego, quien hizo la cuarentena en su casa con otros dos uruguayos: su compañero de equipo “Pancho” Ginella y el luchador de la MMA, Gastón Reyna.

“Hubo momentos en que sentimos miedo porque veíamos que día a día los números de enfermos y muertos crecían un disparate. Fue muy importante estar acompañados. Hicimos la cuarentena con mi señora, con ‘Pancho’ y con Gastón y eso fue bueno para nuestra cabeza; para no pensar cosas que te venían a la mente aunque capaz que nunca nos iban a pasar. Compartir todo ese tiempo y estar entrenando juntos y pasándola bien dentro de lo que se podía fue fundamental para no caer. Para sobrellevarlo mejor. Después Gastón se tuvo que ir a trabajar y ‘Pancho’ se quedó unos días más. Los números seguían complicados, pero después que pasa un tiempo, lamentablemente te vas acostumbrando a ver cómo sigue el contagio”.

Compartir equipo con Ginella -a quien conocía porque habían estado juntos en la selección Sub 23 hace unos meses- y con Brian Rodríguez fue importante para Diego. “Hay muchos latinos en el grupo, pero nuestra cultura es diferente. Todos nos llevamos bien, pero tener uruguayos es mucho mejor. Y más si son amigos como Ginella. A Brian lo conocía de vista, pero nunca habíamos hablado. Lo conocí cuando llegó”.

LA

FUTURO. Cuando dejó Peñarol para pasar a Los Ángeles, lo tomó como un escalón previo para realizar su gran ambición: llegar a Europa. Pero después de dos años en California ya no lo tiene tan claro. “Europa siempre fue mi objetivo, pero también estoy muy feliz acá. Hay de las dos cosas. No me quiero apurar ni ponerme ansioso con lo de Europa porque es peor. Y en este momento todo cambió por la pandemia. No se sabe ni qué va a pasar mañana, con más razón hay que tomarse las cosas con tranquilidad. Además, estoy muy cómodo acá”, aseguró quien tiene contrato hasta fin del año que viene con opción a uno más.

Llegó a Los Ángeles cuando aún no había cumplido los 20 años, pero antes de viajar se casó con su novia Vivian. La joven ha sido clave en la vida de Diego y ambos crecieron juntos en el norte. “Por suerte siempre estuve acompañado. Y fue muy importante para mí. No estar solo cuando estás afuera es clave. Más que nada cuando llegás y te enfrentás a un mundo nuevo, a un país que no conocés. Cuando vinimos nos tiramos al agua juntos. Todos los días aprendíamos algo y seguimos haciéndolo”, afirmó sobre su esposa, quien el año pasado realizó un curso de microbiología en la universidad y ahora está abocada a las artesanías en resina. “Es completita”, se rió el goleador al final.

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