Si uno mira la foto del plantel de Nacionalfemenino en 2019, cuando empezó Diego Testas como director técnico, y la compara con el grupo que está ahora -que viene de ser campeón uruguayo en 2022 y está invicto este año- perfectamente puede pensar que está hablando de dos clubes diferentes. O, al menos, de dos realidades diametralmente opuestas.
En un Uruguay por momentos anticuado y con serias carencias para hacer crecer el fútbol de mujeres, las jugadoras iniciaron un largo proceso en busca del camino hacia la profesionalización, que hoy las sitúa como un oasis en medio del desierto. Tras un primer avance, el equipo pasó de ser amateur a colgarse el pendón de considerarse “100% profesionalidad”, dice su entrenador: “Hay dos juveniles que no tienen contrato, pero el resto tienen todas. Cuentan con instalaciones y materiales de la misma calidad de muchos equipos de Primera División, y hasta te diría que mejor. La mayoría tiene esto como actividad principal, algunas estudian, muy pocas trabajan, pero tener un sueldo les permite hacer lo que eligieron. Cuentan con todo como para sentirse profesionales y han cambiado mucho la actitud”.
Aún así, la diferencia que saca Nacional queda expuesta a la primera de cambio cuando se enfrenta a sus rivales, a los que en la mayoría de los casos golea. Esto, no solo le pone un techo delimitado, sino que además le condiciona el nivel de competencia interno en comparación a otras ligas.
“No hay que negar que hay una diferencia muy grande con algunas ligas, como la brasileña o la colombiana. Es muy dispar el nivel y los años de experiencia que tienen. Sus ligas son muchos más organizadas y tienen muchísimos más partidos: disputan entre 35 y 50 por año y acá han habido años donde hemos jugado 15”, cuenta Tebas, haciendo mención al 2021.
Con la mira puesta en el partido que enfrentará al plantel tricolor el sábado con Wanderers (14:45 horas en el Gran Parque Central), el cuerpo técnico mira de reojo el debut de Copa Libertadores, que los tendrá jugando el próximo viernes 6 de octubre frente a Internacional de Porto Alegre en el Estadio Pascual Guerrero, en Colombia, y tres días más tarde contra Boca Juniors en el mismo escenario.
Según Testas, Nacional armó un “plantel competitivo” con la idea de “regular esfuerzos” y contar con todas las jugadoras en forma para pelear por todos los frentes. “Todos coincidimos en que es alcanzable mejorar o igualar la Libertadores del 2021 (terminó 4°), que nos obliga a meternos en el podio. Pero no podemos descuidar el campeonato local porque es la única forma de clasificar a la copa que viene”.