El mal funcionamiento del equipo cada vez que terminaba un primer tiempo. Los replanteos. La vez que se nubló en una conferencia de prensa hablando del tema. A Álvaro Recoba, a pesar de que los resultados generalmente lo acompañaban, las críticas por sus cambios como técnico de Nacional solían caerle con cierto desparpajo.

Los hinchas, aunque a veces son un termómetro sesgado de la fotografía general que toman los dirigentes cuando pasan raya, podían perfectamente basar sus reclamos en hechos, que mostraban una cara apagada del equipo durante los primeros 45 minutos de un partido y otra completamente diferente, con mayor soltura y sin tantas dificultades, recién en la segunda mitad.

Aunque Martín Lasarte (el entrenador actual) siempre se ha mostrado muy respetuoso con su antecesor, la comparación, por más injusta u odiosa que pueda resultar, es pertinente. El ciclo en curso muestra a un Nacional que tiene altibajos, como él mismo reconoció -diciendo que así como hicieron “seis o cuatro goles varias veces”, también se han mandado “macanas”-, pero con la diferencia de que ha tenido el tacto justo para exprimir el jugo de sus suplentes.

En goles, 20 de los 59 (34%) que lleva el equipo desde su vuelta al club provinieron desde el banco. Los cambios más resonantes tal vez -y que efectivamente funcionaron- fueron los de Gonzalo Petit y Federico Santander, que anotaron dos decisivos en los clásicos del Intermedio y del Clausura. Pero hay otros ejemplos, el más reciente el miércoles en el Parque Capurro, donde cuatro de los seis gritos tricolores llegaron por esa vía.

Foto: Estefanía Leal.

El protagonista más efectivo en el rubro es Jeremía Recoba, uno de los futbolistas que, como suplente, mejor ha rendido, con cinco aportes goleadores entrando como relevo.

Le siguen los centrodelanteros Gonzalo Petit, Federico Santander y Diego Herazo (tres goles cada uno) y completan el listado Diego Zabala (2), Exequiel Mereles (2), el Diente López (1) y Gastón González (1).