Por Sofía Berardi
Su madre quería que fuese abogado y no futbolista como su papá. A Ebere padre no le había ido muy bien y por eso Osinachi Christian (24) tenía que estudiar. Pero no quería, había seguido otros pasos, crecido viendo otra pasión y nutriéndose de jugar a la pelota. Empezó en Taye Football Club, equipo de Imo State, una ciudad de Nigeria de una superficie de cinco veces los kilómetros cuadrados que ocupa Uruguay.

Su tío fue el aliado que hizo entender a su madre que el fútbol era más fuerte y que su sobrino se quería dedicar a ello. Se desarrolló como extremo y jugó en su país hasta que en 2015, año en el que se coronó campeón del mundo con la Sub 17 de Nigeria -selección en la que compartió con el delantero Victor Osimhen, que ahora juega en Napoli- y a partir de ese torneo las propuestas empezaron a llover. Ebere también tuvo citaciones a la Sub 20 y sueña con algún día jugar en la mayor.

Foto: FIFA.

El primer paso fuera de casa lo llevó a Europa. Se sumó al Club Stvv Sint-Truiden de Bélgica, pero su representante y el entrenador no se llevaban muy bien, así que al poco tiempo partió a Sudamérica. Argentina fue el destino en 2017 y Rosario Central el encargado de acoger a un extranjero que no entendía español, pero que se las arreglaba con el traductor del celular. “Era el único africano en el equipo y no hablaba nada de español”, explica Christian. De ese momento recuerda la hinchada argentina -le evalúa más intensa que la nigeriana- y las comparaciones que hacían los fanáticos apodándolo Mbappé o Lukaku.

“Llegó un momento en que el club me iba a hacer contrato, jugamos un clásico con Newell's y jugué bien. Pero me lesioné”, explica el delantero, que luego de recuperado se enfrentó a algunas excusas como que había muchos extranjeros.

Lo dejaron ir y Ebere se sumó a Juventude, un equipo brasileño de la “B” y luego pasó al FC Cascavel, donde no pudo sumar muchos minutos por la pandemia del covid-19.

“En ese tiempo mi documentación nigeriana vencía, tenía que renovar y algunos clubes estaban interesados en mí”, cuenta Osinachi, y ejemplifica: “Botafogo, Chapecoense y otros equipos grandes me querían”.

Pero aquella carrera que iba en ascenso se puso en pausa. Todo cambió cuando su representante lo abandonó. “Su mujer me decía que no estaba, que estaba en el hospital o que estaba mal. Y yo no tenía nada para hacer, no me quería quedar sin jugar”, cuenta. Y continúa: “Vivíamos juntos y ni me había avisado que se había mudado. Fui y no estaba. Es una persona que no quiero más”.

Salió adelante como pudo y ahora tiene una nueva representante, responsable de su arribo a Uruguay. Pero antes de Plaza Colonia, el delantero jugó en otros equipos brasileños, como Paraná -donde disputó la Copa Estadual- Vila Nova FC y Fluminense de Joinville, que no es el mismo que queda en Río de Janeiro.

Tras cuatro años en el fútbol norteño, le ofrecieron quedarse en el país, pero para jugar en clubes de la Segunda División.
“En Uruguay venía a la ‘A’, que tiene muchas chances (de ser protagonista), no es lo mismo que irse a un club de Europa o a la ‘B’”, recuerda de la razón para escoger Uruguay.

Ebere se levanta por las mañanas con la hermosa vista que deja entrever el horizonte de Colonia del Sacramento. Al momento vive solo y espera por su madre y su hermano, que se encuentran en trámites para viajar a Brasil desde Nigeria y así poder estar más cerca de su hijo.

Foto: Prensa Plaza Colonia.

Al extremo nigeriano le encanta cantar y bailar, incluso tararea una canción sin que se la pidan. “Cuando estamos en el carro colocamos música que se llama Holy Father”, dice Osinachi, y luego entona el estribillo de la canción de Mayorkun & Victony.

Si le preguntan con quién se lleva más del plantel, dirá que todos le caen bien, pero tiene cierto feeling con dos o tres. “El año pasado con Natanael Guzmán, Mathías Goyeni y Alex Bruno, que es brasileño y hablaba conmigo en portugués. Pero estoy bien con todo el mundo, hablo y juego mucho con todos”, señaló.

“Me gusta la gente de acá, el club, la ciudad es linda y muy tranquila. La vista me gusta muchísimo, sostiene Ebere, que firmó con Plaza en julio de 2022, pero que brilló más que nunca el pasado sábado ante Nacional.

Desde su llegada a Plaza lo han apodado “Pantera”, pero lo cierto es que Ebere asegura no tener conocimiento de ello y menos la razón por la que se lo han bautizado. “Yo no entendí eso”, dice entre risas. Lo que sí sabe es qué significa su nombre completo. “Es muy importante”, comienza. “Osinachi significa ‘viene de Dios’ y Christian ‘es un cristiano de Iglesia, algo así y Ebere significa ‘clemencia’”. Tiene sentido al tratarse de una familia católica.

Luego de que le anularan un gol, Ebere no enloqueció y esperó la segunda oportunidad. Una que llegó en el minuto 81 del encuentro con Nacional por la tercera fecha del Torneo Apertura en el Suppici. El nigeriano anotó y enseguida los futbolistas en cancha y los suplentes se acercaron a festejar el tanto que luego selló tres puntos más que valiosos para el Pata Blanca.

“Sensacional, todos estábamos felices, me felicitaron”, confesó Osinachi, que reveló cómo se sintió con el primer tanto anulado y con el convertido: “Me quedé tranquilo para continuar jugando, concentrado. Después llegó el otro y me quedé muy feliz”.

La defensa tricolor no la pasó bien tratando de frenarlo, lo que significó que Ebere hizo bien su trabajo. Consultado acerca de qué le pide el entrenador, Nicolás Vigneri, el extremo de 24 años explicó: “Me habla de muchas cosas para hacer en cancha, tanto en partido como entrenamiento. Me dice que encare defensores porque yo soy cuatro veces más rápido que el resto. Que no voy a tener defensores que compitan conmigo y que tengo que aprovechar eso para engañar a los defensores. Y en los mano a mano ir por arriba”.

Sobre Peñarol y Nacional, Osinachi dijo que los “conocía a los dos clubes más grandes e importantes de Uruguay, porque cuando estaba jugando en Argentina escuchaba hablar de ellos”. Horas después del partido ante el albo, el nigeriano compartió una historia en Instagram en la que un usuario escribió “en junio este hombre tiene que estar en Los Aromos”.

Lo cierto es que Ebere tiene la cabeza en Plaza. “Estos tres puntos son muy importantes para nosotros. El equipo, los funcionarios y yo estamos re contentos. Así que vamos a ir en busca de más”, concluye.