Redacción El País
Fue todo una novela. Cuando Nacional jugó dos amistosos en el Gran Parque Central, apenas comenzado el año, los dirigentes ni se imaginaban que estaban ante un problema. Pero cuando, en la segunda semana de febrero, les llegó el momento de jugar el clásico contra Peñarol hubo un runrún que siguió dando vueltas y se extendió con el correr de los días.

La preocupación se sembró en torno al estado del campo de juego, que estuvo visiblemente deteriorado durante ese partido que terminó con empate 1-1. ¿La explicación? No haber atendido a tiempo un problema que no llegó a oídos de los actuales directivos y pasó como avalancha para los anteriores, en medio de un período electoral. Hubo una “no decisión” en el camino, según reconoció en su momento a Ovación el tesorero Federico Britos: “El Parque se tendría que haber levantado en noviembre o diciembre y no se levantó. Cuando asumimos, nos encontramos con ese problema y ya no era momento de hacerlo".

Foto: Estefanía Leal.

Consultado sobre ese tema, el ingeniero aseguró que trabajaría a la par de Adriana Araújo, la nueva intendenta de Los Céspedes y el GPC, para mejorar las condiciones de la cancha. "Vamos a hacer un trabajo paleativo hasta fines de marzo, y va a mejorar. Pero no es lo ideal. Lo ideal se va a ver recién en diciembre, cuando lo levantemos y sembremos con las gramillas y todo lo que lleva tener de vuelta el mejor piso. Lo que se va hacer es mejorarlo, pero no para que quede optimo. De eso no hay chance. La biología tiene sus momentos”.

Foto: gentileza.

A juzgar por los últimos registros fotográficos a los que tuvo acceso Ovación, la mejoría ya se nota. Uno de los avances se palpa en la arena, que pasó de afectar la jugabilidad y robarse la atención de los espectadores a desaparecer de las fotografías. Según transmitieron desde el club, para el partido de este sábado frente a Plaza Colonia, la cancha estará "siete puntos".

La evolución se dio en el último mes, con trabajos que comenzaron a mediados de febrero y cerrarán esta semana. Una máquina aireadora de última tecnología intervino en primera instancia para "agujerear" la cancha. Después se dio paso a una segunda fase que consistió en rellenar el campo de arena y, una vez finalizado el proceso, lo fertilizaron.

Estefania Leal/Archivo El Pais

Tras darle una semana más de descanso, comenzaron a colocarle panes de gramilla y quedaron satisfechos con el trabajo. Para cuando la temperatura baje, está prevista la siembra de un regrass que permitirá mejorar la jugabilidad y dejarla en condiciones "aceptables" hasta que en noviembre, luego de 20 años de mantenimiento, se levante el piso.