HACIENDO HISTORIA
La breve y trágica historia del Poeta del arco, quien disputó la Copa América de 1919 con la Celeste.
Roberto Chery nació, atajó y murió en los tiempos heroicos del fútbol uruguayo, cuando un muchacho de barrio podía llegar a un club grande y convertirse casi enseguida en figura. Pero también eran tiempos azarosos, pues una gran atajada podía resultar mortal. El jueves 30 se cumplen 100 años de su fallecimiento, derivado de una hernia estrangulada cuando jugaba por la selección de Uruguay en la Copa América de 1919.
Chery es el único futbolista caído en defensa de la Celeste. Su muerte provocó impacto en todo el continente. Y, entre otros homenajes, Argentina vistió la camiseta de Uruguay y Brasil la de Peñarol, su club, para realizar un partido a beneficio.
La segunda Copa América con el trofeo en disputa debió realizarse en Río de Janeiro en 1918, pero una grave epidemia internacional de gripe obligó a postergarla un año. Uruguay defendía el título conseguido en Montevideo en 1917. Y en el plantel viajó Chery, arquero consagrado poco antes en Peñarol. Un muchacho alto, flaco, de expresión triste según las pocas fotos que existen de él. Le decían Poeta, supuestamente por su afición a escribir, aunque también pudo ser por esa figura enjuta al estilo de los escritores románticos del 900.
En el estreno ante Argentina jugó el veterano Cayetano Saporiti. Él fue titular en el segundo encuentro, el sábado 17 de mayo ante Chile en el estadio Laranjeiras de Fluminense. Era su debut internacional absoluto. Los celestes ganaron 2 a 0, aunque según el enviado de El País, Gerardo Sienra, no jugaron bien. Chery evitó al menos un par de goles chilenos. En uno de ellos realizó un esfuerzo que le sería fatal.
Sin embargo, nada anticipaba el terrible desenlace. Completó ese partido en la cancha y no hubo reportes sobre posibles malestares, aunque algunas versiones señalan que demoró más de lo normal en levantarse después de esa acción. Tampoco queda claro cuál fue esa atajada. Puede presumirse que ocurrió al final del primer tiempo: “Chery se lució en una salvada brillante”, informó El País, que hizo una crónica detallada del encuentro.
Según algunas informaciones, volvió a entrenar al otro día. Pero el lunes 26 de mayo se levantó aquejado de fuertes dolores; fue internado 24 horas después. El viernes 30 su estado se agravó, por lo cual se decidió operar por la tarde. El futbolista aparentemente salió bien de la cirugía, que se extendió durante 45 minutos, pero a las 7.45 de la tarde falleció debido a una peritonitis.
Hasta ese momento nada se sabía en Montevideo. Los dirigentes uruguayos informaron diariamente su estado a la AUF a través de telegramas; en uno de ellos advertían que no se dijera nada a la familia. ¿Se ocultó la gravedad de su estado a los ajenos a la delegación? Lo única certeza hoy es que la noticia de su muerte causó sorpresa, dolor, estupor.
Uruguay, que el jueves 29 había perdido el título ante Brasil en un interminable desempate (tuvo dos alargues), canceló un encuentro con los locales por la Copa Río Branco para anticipar su regreso. Por eso, Brasil y Argentina se midieron el domingo 1° de junio por la Copa Roberto Chery a beneficio de la familia del jugador (le sobrevivían su madre y seis hermanos), utilizando las camisetas celeste y aurinegra. Terminaron 3 a 3 y el trofeo fue donado a Peñarol. Y en Montevideo el siguiente domingo hubo un clásico con la misma finalidad en el Parque Central, que ganó su club. La prensa destacó que el público en su conjunto aplaudió a los dos equipos, algo que ya resultaba inusual.
Los restos de Chery llegaron a Montevideo el domingo 15 de junio a bordo del vapor Sao Paulo. Miles de personas acompañaron el cortejo fúnebre hasta la AUF y luego al Cementerio Central. Entre ellos, además de sus compañeros celestes, estaban los futbolistas de la selección de Argentina.
Chery había nacido en 1896 en el Barrio Sur. Empezó a atajar en el Aniceto Camacho, un equipo que jugaba en la Liga Anglo Uruguaya. Muy joven se fue a probar a Peñarol junto a dos amigos de la zona, Isabelino Gradín y Antonio Campolo.
Pronto demostró sus virtudes, a partir de su debut contra el viejo River FC en el Parque Lugano, aunque cuando estaba listo para jugar en primera el club trajo a Antonio Marques Castro desde Dublín. Como al nuevo arquero le fue muy mal en dos clásicos seguidos, Chery por fin quedó como titular. Fue campeón uruguayo en 1918 y un año más tarde fue al Sudamericano de Río.
El periodista César L. Gallardo, que vio durante siete décadas atajar desde Cayetano Saporiti a Ladislao Mazurkiewicz, escribió en la enciclopedia 100 Años de Fútbol: “Si tuviéramos que elegir al hombre que hasta el advenimiento del régimen profesional nos hubiera impresionado como el mejor arquero surgido en el país en esos treinta y dos años, indicaríamos sin vacilar a Roberto Chery”. “Más que una esperanza, fue una bella realidad malograda al nacer”, afirmó entonces.
Cien años después, la Copa América regresa a Brasil. Cabe preguntarse si habrá allí algún recuerdo para el Poeta que dejó la vida en su disputa.