El caso de superación de Lucas Villalba: durmió entre cucarachas, lo robaron policías y le interesó a Perchman

"Llegó un momento en que Tacuarembó empezó a andar mal y dejaron de cumplir con los pagos. Ahí empezó el problema más grande: no tener plata", recordó el ágil puntero de Montevideo City Torque.

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Lucas Villalba celebra un gol con la camiseta de Montevideo City Torque.
Lucas Villalba celebra un gol con la camiseta de Montevideo City Torque.
Foto: @MvdCityTorque.

Llegó a medianoche a Tacuarembó y quedó solo. El presidente del club, que había quedado en irlo a buscar, no apareció nunca y tuvo que pedirle a su familia que le giraran plata para subirse de apuro a un taxi y llegar al Círculo Policial, donde le habían dicho que iba a dormir.

Lucas Villalba viajó con un pasaje pagado por su madre, sin un peso en la billetera, y a un lugar que desconocía. Esa misma noche en la que llegó sirvió de aviso: no le aceptaron el pago con débito y no tuvo más remedio que pedirle al taxista que lo llevara hasta un banco.

Así empezó la historia de este jugador de 23 años, que hace algunas semanas estuvo en el radar del actual vicepresidente de Nacional, Flavio Perchman, y al que pintó como “muy interesante”.

“No pudimos llegar a un acuerdo y Torque no quiso prestarlo. Para mí, es un jugador con unas condiciones impresionantes. Lo veremos ahora en Primera”, expresó.

También en diálogo con el Polideportivo, hace un par de semanas, había dado los motivos de por qué no llegó a contratarlo: “Es muy bueno, pero Torque subió. Si Torque no subía, Villalba era una opción. Al ascender, prefiero verlo en Primera para ver cómo se desarrolla”.

Puntero derecho, rápido y de gran despliegue por las bandas, Villalba las pasó todas antes de llegar a ser uno de los jugadores destacados del ascenso. Durmió un año y medio en el Círculo Policial, en una cama a la que tenía que ponerle cartón para que no le “rompiera” la espalda. “Alguna vez se nos inundó y se nos mojaron todas las cosas. Yo iba a la cocina y estaba lleno de cucarachas. Comprábamos leche, pan, lo dejábamos en la cocina y los mismos policías que vivían con nosotros nos comían las cosas. Me decías dos años antes que podía llegar a haber cierto interés de un grande y no te lo creía. Me costó mucho llegar a donde estoy”.

Su vida pegó un cambió drástico a partir de que volvió a Montevideo. Con Tacuarembó, si bien es un agradecido, tuvo más sombras que luces por fuera del terreno futbolístico: “Llegó un momento en que el equipo empezó a andar mal, que no le fue bien y dejaron de cumplir con los pagos. Ahí fue cuando empezó el problema más grande: no tener plata. Me empecé a quedar sin plata y llegó un momento en que ya estaba tan mal económicamente que iba a practicar a veces sin desayunar. Para sacarnos un poco el hambre nos tomábamos un café sin azúcar”.

Su camino se enderezó inmediatamente después de que logró el ascenso de la tercera categoría a la B y el equipo se mantuvo en la Segunda División. Le llegó la chance de dar el salto a Torque y el primer día que llegó al complejo no paró de mandarle videos a su familia, maravillado. “El vestuario, las canchas, tener nutricionista, suplementos... Para mí, era todo nuevo”.

“En Torque hay una clase de jugadores tan buenos que capaz que los ponés en cualquier otro equipo y todos son titulares. Es increíble. Capaz que uno se destacó en algún partido más, otro menos, pero siento que todo el equipo es muy bueno y fue muy necesario para lograr el objetivo. A mí, por suerte, me tocó jugar todo el año y eso estuvo bueno”, remarcó.

Los números de Lucas Villalba en Montevideo City Torque

Lucas Villalba define ante la salida del arquero en un partido con Montevideo City Torque.
Lucas Villalba define ante la salida del arquero en un partido con Montevideo City Torque.
Foto: @MvdCityTorque.

Villalba jugó un total de 33 partidos con la camiseta del Montevideo City Torque durante la última temporada y fue protagonista aportando seis goles y entregando seis asistencias.

Ya con la mira puesta en el próximo año, está ilusionado con el plantel que de a poco va tomando forma y que ya sumó a Sebastián Rodríguez a sus filas.

Mira a lo alto y dice que sueña con jugar en Europa, aunque el objetivo más terrenal es poder vivir de lo que le gusta y ayudar a su familia.

Con su mamá como faro y su abuelo como ángel, atendió la llamada de Ovación poco después de llegar a su casa luego de haberse “repasado” un tatuaje. Hasta en eso intenta ser profesional: “No me gusta tatuarme durante el año porque estás en competencia, ¿viste? No me gusta, entonces siempre aprovecho en estas fechas”.

La tinta grabada en su piel forma parte de una promesa, que hoy parece haber cumplido con creces: “Cuando me fui a Tacuarembó quería una oportunidad más en el fútbol y cuando me fue bien me la tatué”.

Solo el destino sabrá qué será de su futuro en unos años. Por lo pronto, Villalba ya puede inflar su pecho con que interesó en un grande y Perchman se deshizo en halagos hacia él. “Nunca quise meter a mi familia en mis problemas porque iba a preocuparlos. Preferí pasar mal antes que dejar el fútbol”.

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